Migrantes: la importancia de una llamada
En la Pastoral de Migrantes es maravilloso lo que puede hacer una llamada cuando se trata de apoyar a un hermano en situación de vulnerabilidad.
Al dejar la Casa del Migrante de la Iglesia Católica (CMIC), las personas migrantes nos tienen como referencia hasta que alcanzan sus metas o llegan a sus destinos. Mientras están en México, la CMIC las acompaña en la medida en que nos lo piden.
Hoy, muy temprano, recibí una llamada de una mujer desesperada. Me dijo: “Hermana, nos deportaron; estoy aquí con mi hijo en Tijuana, pero no sé dónde exactamente”.
Cansada y sin saber dónde se encontraba, nos llamó con la seguridad de que la podíamos ayudar a pesar que ellos estaban en Tijuana y nosotros en la Ciudad de México.
Entonces hablamos con nuestros compañeros en Tijuana para que socorrieran a la mamá y al hijo. Después de hacer algunas llamadas, el Grupo Beta se encontró con ellos y les proporcionó ayuda. Se los llevaron a un lugar seguro para descansar y recuperar fuerzas.
En la Pastoral de Migrantes, las redes entre las diócesis y las casas del migrante son imprescindibles y básicas para que el acompañamiento a estos hermanos vaya más allá de las fronteras.
Es increíble cómo las redes pueden resolver inmediatamente los casos, y salvar vidas. También es maravillosa la disponibilidad de los agentes de la Pastoral de Migrantes en tomar y atender las llamadas. Y es que cada llamada que reciben las casas del migrante es casi de emergencia, más aún si son de números desconocidos o números de los migrantes que estuvieron en la casa. La llamada puede ser de una buena noticia o una mala noticia. Claro, quisiéramos que todas fueran buenas noticias.
Una de las buenas prácticas de las casas de migrantes es mantener y reforzar las relaciones públicas y redes afines. Te sorprende lo que puede hacer una llamada correcta cuando se trata de apoyar a un migrante en situación de vulnerabilidad. Así, continuamos teniendo la línea telefónica abierta para el bien de los migrantes que siguen sus caminos hacia una vida con dignidad y libertad.
*La hermana Arlina Barral es la responsable de la Pastoral de Migrantes de la Arquidiócesis de México.
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