La bellísima Sacristía de nuestra imponente Catedral de México alberga seis enormes pinturas, y una de ellas es la llamada “La Mujer del Apocalipsis”.
Es un óleo sobre tela pintado por Cristóbal de Villalpando en 1685: mide 8.99 x 7.66 m. Esta pintura fue donada por el Sr. Canónigo de la Catedral Don Ignacio de Hoyos Santillana.
Este cuadro contiene un tema bíblico basado en la visión que tuvo el apóstol san Juan y que describe en el capítulo 12 del libro del Apocalipsis (Revelación).
En el lienzo se representa a san Juan evangelista escribiendo en la isla de Patmos, donde fue desterrado.
Al observar la pintura se puede identificar perfectamente todo lo narrado en estos 9 versículos. Visión de la Mujer y el Dragón (Ap. 12, 1-9)
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“Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está en cinta, y grita con los dolores de parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto diera a luz. La Mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebato hasta Dios y hasta su trono. Y la mujer huyó al desierto donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí alimentada 160 días.
“Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus Ángeles combatieron, pero no prevalecieron, y no hubo en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, y la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con él”.
La señal en el cielo es la Virgen María, quien representa a la Iglesia que ha dado a luz a Cristo, pero que es perseguida constantemente por el mal, simbolizado por el dragón de siete cabezas. El mal quiere destruir la obra de Dios, pero no podrá lograrlo pues el poder de Dios, representado en san Miguel, nunca permitirá el triunfo del mal.
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La autora es cronista y guía de la Catedral Metropolitana de México.
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