¿El aborto es un derecho?
Beatriz González de Fundación VidaFlorida reflexiona sobre las implicaciones legales del tema del aborto.
Son muchos los mitos en México con los que se intenta sostener al aborto como un derecho fundamental para la salud de la madre y del niño. Hoy más que nunca es importante aclararlos para poder dialogar cada vez mejor con el Poder Legislativo Federal, a fin de que el aborto no sea considerado de ninguna manera en la Constitución Mexicana, ni en leyes locales o nacionales, pues de hacerlo, nuestra Carta Magna contendría principios contradictorios con la Declaración Universal de los Derechos Humanos suscrita en 1948, y con los principios de todos los tratados internacionales suscritos por México a lo largo de los últimos 60 años.
Por principio de cuentas, debemos considerar que el marco jurídico internacional reconoce el derecho a la vida como derecho fundamental, lo cual toda ley nacional debe cumplir. En el Artículo 1 del Capítulo II de los Derechos Civiles y Políticos de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, adoptada en San José de Costa Rica, el 22 de noviembre de 1969 se detalla el compromiso de México, ya que los Estados Parte “se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella.” En este mismo artículo se reconoce que “persona es todo ser humano”. Luego, en el Artículo 3, señala: “Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica.” Y es el Artículo 4 el que se refiere al “Derecho a la Vida”, y comienza en su párrafo 1 así: “Toda Persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.”
Toda vida se incluye en este marco. Ninguna menor de edad debería vivir sujeta a algún tipo de abuso o que sus progenitores, el tutor o el Estado, ejerzan cualquier tipo de control contrario a sus derechos, y menos cuando pertenece al primer rango de edad (10-15 años) de la población que se embaraza antes de los 18 años. Aunque fuera en razón de usos y costumbres locales, es inconcebible que una menor a 14 lo haga por su propia voluntad. Por ello, es obligación del Estado velar por su protección, ejercer la patria potestad sobre ellas y protegerlas de toda forma de trata de personas, de abuso emocional y sexual o de cualquier forma de explotación sexual, sea comercial o no. Incluso, protegerlos de sus propios padres, de burocracias innecesarias o de afectación en su persona de cualquier otra índole.
El Código Penal Federal y la mayoría de los códigos penales estatales protegen a los menores de edad en el mismo sentido. Es por ello que la aprobación, por parte del Congreso, de cualquier materia relativa a la “interrupción legal del embarazo”, podría significar una incongruencia jurídica con el derecho internacional, y con el principio de soberanía de los estados.
Con 500 mil anuales, la OCDE señala a México como el país que, entre sus miembros, ocupa el primer lugar en embarazos entre menores de 19 años. Dentro de este grupo poblacional, lo que preocupa de manera especial es el aumento en menores de 10 -15 años; esto, a pesar de la amplísima oferta anticonceptiva. Se hace urgente identificar por qué no ha sido posible reducir el problema mediante esta estrategia. Es sin duda una falla en la garantía de derechos fundamentales para la población altamente vulnerable.
Otro tema clave: México participa de la Convención de La Haya y tiene signado el Acuerdo de Cooperación en materia de Adopción bajo el que toda mujer gestante que lo desee, tiene el derecho de asegurarse, con el apoyo del Estado, de cumplir con el deber moral de proveer el bienestar superior de su hijo. Ninguna madre, ningún niño, debería encontrar obstáculo para que se protejan cabalmente sus derechos. Con más de 30,000 menores en casas hogar, los cuales nunca tendrán el derecho a una familia, ¿puede México presumir de cumplir con todos sus compromisos?
Es por ello que animo al análisis con hechos, y al diálogo institucional en la protección al derecho a la vida y el derecho al acceso a los servicios de salud para toda madre e hijo, antes de llevar cualquier reforma legislativa al Congreso de la Unión.
Algo más…
Con los párrafos que siguen, propongo proseguir más avenidas de reflexión con el fin de continuar cuestionando la infinidad de argumentos que intentan sostener al aborto como un servicio de salud al que las mujeres tenemos derecho. La hipótesis es que muchos de estos argumentos, en realidad ocultan verdaderas causas, que si se atienden, México podría avanzar en sus compromisos para lograr un futuro mejor para todos sus ciudadanos.
El propósito es entonces, invitar a los lectores al desarrollo de una agenda de tópicos de interés común para proponer un análisis de las consecuencias de esta práctica, así como otros temas de interés en el acceso universal a la salud, que sirva a propiciar la participación colectiva para que muchas familias, instituciones, gobierno “demos la mano” firme, con certeza, de forma coherente y operativa a toda mujer en la Arquidiócesis de México (o en cualquier parte donde nos lea) y que se encuentre ante un embarazo inesperado. Otorgar preferencia a la población en mayor vulnerabilidad, especialmente aquellos grupos que no pueden hacer oír su voz.
1. Consideraciones alrededor de apoyar a la mujer al momento de la toma de decisión al conocer de su embarazo.
Si a ninguna madre, le es natural, matar a su hijo durante la gestación ¿Por qué reporta el gobierno de la Ciudad de México un total de 205,353 abortos desde el 21 de abril 2007 al 31 de diciembre del 2018? [1] ¿No sería que la mayoría de estas decisiones fueron consecuencia del desconocimiento de que el hijo que esperaba tenía vida propia, de que el bebé en gestación contaba ya desde el primer momento con un genoma diferente al de ella, porque tenía nulo conocimiento acerca de las etapas de desarrollo del embrión durante las diferentes etapas de la gestación y porque se encontraba embarazada en una situación verdaderamente vulnerable, no en pocos casos bajo el influjo de alcohol o drogas, y sin haberlo pensado siquiera que alguna vez se encontraría en tal decisión?
Todos conocemos historias de padres y mujeres que han perdido un hijo, cónyuges que no logran el embarazo anhelado por años y naturalmente mujeres que sufren con haber decidido terminar un embarazo con un aborto inducido. Ninguna de estas personas concretas manifiestan indiferencia. Todos definen la experiencia de pérdida como lo más triste y doloroso de su vida. Sin excepción. En todos los casos. Cuando se trató de mujeres que decidieron abortar y después han sufrido las consecuencias, de forma que arrepienten, todas tenían claro que sí lo habían hecho, era por haberse encontrado en unas circunstancias de verdadera angustia y desinformación. En la soledad y desesperación más absoluta en el momento que lo decidieron. Aunque muchos, con diferentes propósitos pretendan manipular la verdad. Inclusive mujeres que con toda determinación, intentan auto-anestesiarse con medias verdades y mitos a como dé lugar porque finalmente no se pueden permitir aceptar por el gran dolor que les causa.
No es la decisión de una mujer embarazada abortar cuando tiene plena conciencia de que lleva un hijo concebido, no nacido, en su seno. No lo es siquiera dirigiéndose a ese acto con el eufemismo “interrumpir legalmente el embarazo”. Curiosamente, de igual modo, también se tienen registrados por los profesionales de la salud y centros hospitalarios, infinidad de casos de mujeres que enfermas de cánceres de ovario, carcinomas uterinos o cánceres de mama, que manifiestan tener la intuición que fue por su decisión de usar anticoncepción hormonal, por años inclusive. Aún cuando en su cuerpo identificaban signos claros de que había algo de antinatural y que la ingesta continua durante años con todas las justificaciones aparentemente claras de evitar el embarazo, era contaminar sus cuerpos con algo totalmente dañino para sí mismas. Muchas de estas jóvenes mujeres, no viven para contarlo. Escribo por ellas. Para contarte a ti y a todo aquél que quiera saber sea para tomar decisión, o para ayudar a otro o simplemente para conocer lo que alguien le es muy doloroso contar y lo que otros no pudieron contar porque no vivieron, víctimas inocentes de lo que otros más callaron.
Podemos citar también, infinidad de estudios que documentan las consecuencias psíquicas, emocionales, espirituales y físicas para la mujer, para su hijo, para el progenitor ausente o presente, aun cuando haya sido un embarazo consecuencia del abuso o de la violencia. Sufre de la misma manera una mujer que aborta en una clínica privada, con todos los servicios y tecnología de punta que la que acude a una “clínica” clandestina. También aquella que es víctima de la malinformación acerca del “aborto químico” por internet, o bien aquella que acude a un centro de salud donde es legal y “no punible”. Cito tal cual como pone la International Planned Parenthood (IPPH) en su sitio web: “Cada persona tiene una experiencia diferente en el aborto. Para algunos puede ser muy doloroso, mientras que para otros solo es un poco incómodo. Tu nivel de incomodidad depende de los medicamentos que te administren, el tiempo que tengas de embarazo y cuánto dolor sufras. En la mayoría de los casos, se siente como cólicos menstruales fuertes. Tus médicos o enfermeros te ayudarán a que el aborto sea lo menos doloroso posible. Te darán analgésicos y medicamentos anestésicos para que te duela menos.” Es doloroso, no lo niegan. Dicen que depende de los medicamentos, pero no informan del dolor moral por haberse permitido una abortar al hijo propio. Por ello más importante proponer avenidas de solución para que toda persona viva.
Ninguna persona, ninguna madre deberíamos vernos obligadas por nadie para hacer algo que no queremos, que nos hace sufrir tanto a nosotras, a nuestros cónyuges, a nuestros hijos. Porque nuestra maternidad se extiende a la comunidad. Y esta maternidad requiere de la paternidad, para juntos dar vida. No hay otra manera. Se requieren dos gametos, uno masculino y otro femenino. Por lo que en este tema de derechos y responsabilidades es donde los ciudadanos debemos exigir leyes que promuevan la justicia. Porque se haya hecho legal un procedimiento y que haya quien lo considere un gran progreso, este no se hace “seguro”. No es un tratamiento médico para obtener la salud. Ni de la madre, ni el niño. Ni el aborto, ni tampoco una mutilación, que no es una alternativa equiparable a una decisión que lleva a obtener la salud. Más aún cuando por falta de conocimiento, en circunstancias discriminatorias, no en libertad y en coacción que se deriva de las circunstancias de un embarazo inesperado, no deseado, nunca planeado y menos aún cuando este se da en condiciones de abuso emocional, de cualquier tipo de violencia (aún sutil) o de vulneración de los derechos humanos fundamentales de toda mujer que se encuentre en estado de gestación de otra persona de la misma especie, la humana.
2. Profundizando más acerca de la Coherencia Legislativa en todos los niveles.
El marco jurídico internacional de este derecho humano fundamental está reconocido en el Capítulo II de los Derechos Civiles y Políticos de la Parte I de la Convención Americana sobre Derechos Humanos “Pacto de San José de Costa Rica, adoptada en la Ciudad de San José de Costa Rica, el 22 de Noviembre del 1969.[2] El compromiso de México se detalla en el artículo 1 de la Convención, en el que estipula que los Estados Parte “se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella.” Así también en este mismo artículo México reconoce a través de la Convención que “persona es todo ser humano”.
Por otro lado, en el Artículo 3, el del Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica; y en el que dice: “Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica.”, como en el Artículo 4 que se refiere al “Derecho a la Vida” comienza en su párrafo 1 con la siguiente declaración a la que se comprometen los estados firmantes: “Toda Persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.”
Nadie privado de la vida por un tercero, así sean sus progenitores o su madre, aun cuando lo geste en su cuerpo en contra de su voluntad y deseo. Nadie debe estar a ser obligado a privar de la vida a otro, menos aún por ignorancia, o por absurda soledad. Es por estas razones descritas, y más que se implican aquí, como mujeres, como madres, como profesionales en la salud, como padres, como maestros, como ciudadanos, como políticos, como funcionarios, como empresarios, que es indispensable que profundicemos para comprender mejor, para poder “tender la mano” y sobre todo para dialogar con nuestros legisladores, locales y federales, de representación directa y proporcional, funcionarios públicos, así como otros tomadores de decisión que participan en esta agenda pública que nos compete a todos. Por el Bien de México, del mundo, y que dejemos claro lo que la mayoría estamos dispuestos a proteger, cuidar desde la concepción hasta la muerte natural.
Es necesario, por razones humanitarias de alta prioridad, entender en 1er. lugar los factores que se entremezclan para velar el respeto a Derechos Humanos de toda mujer embarazada de cualquier edad, en cualquier circunstancia, sea que lo haya decidido, sea en un embarazo totalmente inesperado o más aún, cuando se trata de un embarazo consecuencia del abuso y violencia familiar en el que se halle. Y al mismo tiempo, que todo niño que nazca en el territorio mexicano se le debe proteger el derecho fundamental a la vida.
3. Derecho al acceso a la salud.
No solamente hay que colaborar para que la sociedad y el gobierno que ha elegido ésta, proporcione el Estado de Derecho para que todos los miembros de la familia, encuentren la protección y además, todos tengamos acceso a la salud de calidad. Desde los más vulnerables: Madre e Hijo en gestación, en al momento del parto, durante puerperio y naturalmente la primera infancia que es clave para el desarrollo de toda persona. Sabemos que este proceso lleva tiempo, por lo que tenemos que designar prioridades.
La prioridad que nos obliga ante decisiones que pueden llevar a la muerte o a la vida es promover el acuerdo institucional de diversidad de actores sociales para que podamos asegurarnos que toda mamá desde el primer momento sea atendida con servicios de salud de calidad, especialmente aquella sola y desprotegida. Que toda madre tenga acceso a soluciones reales de las que no tenga que arrepentirse. Es obligación superar la indiferencia de la sociedad al tener que ocuparse de otros problemas también prioritarios. Es responsabilidad de todos que aún ante complejidad de la realidad, el gobierno que hemos elegido, eluda la prioridad de atención las madres de todos los ciudadanos. Es una razón de justicia. ¡No podemos permitir que circunstancias inhumanas empujen a absolutamente a nadie a la decisión más terrible a la que una madre pueda enfrentarse! ¿Cuántos otros programas es necesario evaluar y redireccionar para desarrollar con eficacia con las cifras nacionales acerca de obesidad infantil, tasa de suicidio, discapacidad, etcétera?
Es necesario por tanto, dirigir cada vez mejor los recursos públicos y privados para abordar y en conciencia atender el verdadero problema que discrimina a las mujeres. Estamos seguros que somos una mayoría de mexicanos y en acuerdo con el Poder Ejecutivo de que deseamos que todas las políticas públicas de nuestro país, vayan en contra de todo tipo de corrupción, en todos los niveles, en todos los ámbitos. Particularmente en las instituciones de salud, tanto públicas, como privadas que durante años han trabajado en la homologación y en garantizar el Acceso Universal a la Salud.
4. La violencia endémica contra niños y jóvenes
Con la ciencia social, se documenta que una diversidad de actores estamos de acuerdo en que todo joven, toda persona, debe tener acceso a información y educación para tomar decisiones. Sin embargo, las condiciones deben ser iguales para todos y con toda certeza estamos de acuerdo que ninguna chica menor de edad debería vivir sujeta a algún tipo de abuso y menos aún que se embarace siendo adolescente, especialmente en el primer rango de edad (10-15 años) de la población que se embaraza menor a 18 años. Es inaceptable que sea en razón de usos y costumbres que una niña menor a 14 o inclusive aún 15 años, lo haga por su voluntad. Aún es menor de edad y el Código Penal Federal y locales, la protegen de cualquier daño. Tenemos que comenzar por dirigir la voluntad institucional a abolir toda forma de trata de personas, de abuso emocional y sexual o de cualquier forma de explotación sexual, sea comercial o no.
Mención aparte por su importancia merece el tema de la desaparición de menores y la trata de personas. Así también que México tiene una tarea pendiente en la atención a la exhibición de menores de edad en internet con fines de pornografía, así como la persecución de estos delitos.
5. La Adopción, institución para la protección del interés superior de cada niño, niña, adolescentes y jóvenes mexicanos.
Existe el acuerdo multisectorial en función de la Convención de los Derechos de los Niños y el Acuerdo de Cooperación en materia de Adopción suscrito por México con fecha de… de que toda mujer que por asegurarse de cumplir con el deber moral del bienestar superior de su hijo, tendría que encontrar obstáculo alguno para que la red de instituciones reconocidas y la Autoridad Central que tiene compromiso debido al Acuerdo mencionado, se cumpla cabalmente. Sin embargo, también sabemos que es necesario ponernos a trabajar en una articulación más eficaz para asegurarnos que todo niño o niña por nacer en vulnerabilidad y con el consentimiento de su madre conforme a todos los lineamientos de la Convención de La Haya al que tiene compromiso México, sean recibidos como hijos, en familias estables y evaluadas por los mecanismos correspondientes que esperan un hijo en la mayoría de los casos sin haberlo podido lograr naturalmente. De forma que fortalezcamos un verdadero SISTEMA, no solo de ayuda a mamás desamparadas, sino de protección a todo niño, de fortalecimiento y verdadero desarrollo de la familia que es la célula de la sociedad y que todos estos temas sean atendidos por infinidad de instituciones privadamente sostenidas, sin fines de lucro de acuerdo a las leyes a todos los niveles. Es así que la entidad capital podrá ser un modelo de referencia, en cuanto a solidaridad, acción social eficaz, no solamente para las 31 entidades restantes del país, sino para otras ciudades del mundo donde los niños, las mujeres y los más pobres, sufren.
6. ¿El “aborto legal” reduce la mortalidad materna?
Se utilizan muchos mitos, pero el primero al que me voy a dirigir analizar, es la supuesta urgente necesidad de legalizar el aborto para ofrecerlo como un servicio ginecológico a la libre demanda y decisión de cada mujer con reducir la mortalidad materna. Se argumenta que de cualquier manera lo haría la mujer en todos los casos y que al no ser legal, lo hace de manera clandestina, lo cual “aumenta” el riesgo de que una causa obstétrica directa o indirecta, provoque que la mujer muera. E inclusive se insiste en que así el aborto “no legal” se convertiría en la principal causa de muerte materna.
En primer lugar, porque el aborto es una causa no representativa con respecto a la población (aunque toda vida es única e irrepetible) de mortalidad materna en México. Aunque una sola muerte ya es una tragedia, las cifras y esta discusión estéril, nos impiden ver la multitud de otras prioridades de salud pública, como lo es la cobertura universal, el expediente único, el tamizaje neonatal para todo niño, que y indican son prioritarios y urgentes en la planificación de un sistema de salud (tanto en el ámbito público como privado) que verdaderamente atienda a la población mexicana y que erradique los actos numerosísimos casos de corrupción que ponen en riesgo la vida de mujeres, bebés, ancianos.
Las cifras relativas a mortalidad materna, más bien nos indican la gran necesidad del seguimiento gestacional desde el día uno de embarazo. Lo cual habla de una gran oportunidad para lograr que cada embarazo obtenga el seguimiento médico oportuno desde la preconcepción y desde que inicia. Las causas obstétricas directas e indirectas son las que componen la cifra de muertes maternas. De cualquier modo, de esto, no se infiere tampoco, que la causa de muerte por aborto provocado provenga de que se haya realizado de forma clandestina, sino por otra multitud de causas, entre ellas, el que por internet se ofrece de manera irresponsable, información de hacer el “aborto” de manera fácil con pastillas de Misoprostol que se compran por máximo $80 pesos, sin receta médica (pues tienen otros usos) y que la mujer termina con sangrados irreversibles, sola y sin la ayuda médica y el acompañamiento que tuvo que haber tenido desde el primer momento. Si tú eres una mujer y alguna vez te encuentras en esta situación, o conoces a alguien que esté en ella, por favor búscanos. Juntos podemos evitar ser víctimas de estos mitos que solo pueden poner en riesgo nuestra vida. Los profesionales que estamos involucrados en la causa de no dejarte sola y que te decimos “toma mi mano”, podemos ayudarte.
Lo mismo ha sucedido en otros países comparables como son Chile y Uruguay[3], países donde la tasa de mortalidad materna mejoró, al margen de la legalización del aborto, puesto que se ha comprobado una importante disminución de esa tasa de mortalidad mientras el aborto no era legal.
Se documentan en Chile estudios científicos que detallan los factores que determinaron obtener una mejora del 93% de la mortalidad materna llevando a que el país alcanzara el mejor indicador de mortalidad materna en América Latina, y el segundo en el continente. Los factores que se identifican en este caso de políticas públicas y voluntad nacional exitosa son:
- Se logró un aumento en el nivel educativo de las mujeres.
- Se desarrollaron subsidio complementarios para las mujeres embarazadas y sus hijos.
- Se estableció el acceso universal a mejores instalaciones de salud materna (atención prenatal temprana, parto natural, seguimiento en puerperio) tanto en el sector privado como público.
- Se impulsó la atención a la madre y el niño con profesionales en partería con certificación, así como se dirigió la atención al seguimiento postnatal con disponibilidad de unidades obstétricas de emergencia y atención obstétrica especializada durante la gestación.
- Se procuró el aumentar un conocimiento de la fisiología femenina y de la fertilidad humana, de forma que aprendieron a conocer mejor cómo funciona el cuerpo humano. Se procuraron programas formativos, fomentando con ello la participación masculina, así como el desarrollo de relaciones conyugales estables y familiares, cada vez más orientadas al equilibrio y la salud. Esto con la debida repercusión en la estabilidad de cada familia con efectos a corto, mediano y largo plazo en mayor salud integral para diversos grupos de población.
- Se dirigieron recursos para las mejoras en el acceso a información de alta calidad sobre servicios, productos, estilos de vida y demás.
Por tanto, entendiendo el caso chileno, es justamente cuestionable que sea necesario legalizar el aborto para reducir la mortalidad materna. Es más, si lo analizamos bien, el aborto en sí mismo es un problema que incrementa la muerte materna e inclusive, podemos afirmar, que inclusive la tasa de muerte materna disminuye, sin aborto. Las variables que evitan la mortalidad materna están directamente asociadas al desarrollo humano de la mujer, de la Madre y el Niño.
Adicionalmente, a que México, está muy lejos de haber siquiera demostrado que ha dado pasos hacia la meta de disminuir al máximo mortalidad materna. En el 2000, México se comprometió a reducir la mortalidad materna a 1,3 cada 10 mil nacimientos para 2015, para cumplir con el 5to. Objetivo de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas. Los últimos datos (2016) en México muerte 3,4 mujeres por cada 10 mil nacimientos. Este compromiso también lo tenemos ante la carta de la Agenda 2030 y necesitamos asegurarnos que nos dirigimos a ello.
7. ¿Más anticoncepción, más “embarazos no deseados”?
Se afirma en los contenidos de redes sociales, que el aborto es necesario para que las mujeres puedan elegir no continuar con un embarazo no deseado. Para quienes lo plantean así, el aborto no es un problema, sino que una “solución” al problema del embarazo no deseado. Esto es una mentira. ¿Por qué? Porque a mayor número de adolescentes que se embaracen, mayores indicadores de que las políticas establecidas no funcionan.
En México hay alrededor de 19.4 millones de niñas y adolescentes, cifra equivalente a 16.2 por ciento de la población total, de acuerdo con cifras del 2015 registradas en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). En México nacen anualmente alrededor de 2 millones de bebés. De acuerdo a los datos del gobierno de la Cd de México, cada día en la capital se realizan 51 procedimientos registrados como “interrupción legal del embarazo”. Diariamente se atienden al menos 1,100 nacimientos. Del total de embarazos, el 20% son de madres de menos de 19 años, es decir alrededor de 400,000 del total o 220 de los sucedidos diariamente a nivel nacional. Esto significa que el 2% de la población de niñas y adolescentes se enfrentan a un embarazo precoz.
Un embarazo precoz es aquel que ocurre dentro de los primeros dos años del tiempo transcurrido desde la menarquía (o el inicio de la menstruación), o bien, cuando la adolescente es aún dependiente de su núcleo familiar de origen y no ha alcanzado la mayoría de edad jurídica. Sin embargo aquí habría que analizar más las cifras para determinar los dos grupos de edad que se consideran: de los 10 a los 15 años y de esta edad a los 19, siendo que el último año, ya una mujer alcanza en México la mayoría de edad. Necesariamente los problemas a atender serían las causas de estos embarazos. ¿Violencia intrafamiliar?, ¿Huella de abandono?, ¿dependencia de drogas?, ¿prostitución? Podríamos continuar con una lista larga de posibles razones, todas ellas a cual más indicadores de situaciones dramáticas que afectan a este grupo poblacional.
Ahora bien, ¿se soluciona de raíz un embarazo no deseado ofreciendo el aborto en lugar de una solución para una decisión de vida? Evidentemente no, porque el aborto no impide un embarazo no deseado. En este sentido el aborto es una respuesta tardía, a un problema previo, porque actúa sobre algo que la mujer no hubiera deseado tener. En muchos casos, el aborto solo servirá para encubrir los abusos cometidos dentro del círculo afectivo de la adolescente, y permitirá que estas situaciones de maltrato se consoliden en el tiempo.
El aborto así pasa de ser una falsa “solución” a un problema real, porque aumenta el riesgo de mortalidad materna y somete a la mujer a una situación traumática que ninguna quisiera vivir. En este sentido el aborto es una tragedia porque queriendo ser una solución se transforma en un problema.
Veamos más en detalle y reflexionemos que tal vez frente al problema del embarazo que sucede sin la decisión libre de los progenitores existen dos escenarios. El primero, que la mujer no quede embarazada, si es que no lo desea; Segundo, que el embarazo que comience a desarrollarse y que cuando la mujer se vea ante una crisis al momento que se sabe embarazada, cuente con asistencia eficaz que le brinde las condiciones para obtenga toda atención en su embarazo, parto y puerperio, así como los primeros años del niño y la vida de la madre según se necesite. En ambos casos es necesario asegurar que toda mujer y al niño que espera, y una vez pasado el embarazo, dar seguimiento para ayudarle a salir de la situación de abuso, de indigencia y de alta vulnerabilidad que propició un embarazo no deseado. Es el 52% de la población mexicana que necesita estar en igualdad de circunstancias.
8. El acompañamiento a cada mujer, a cada niño.
Por tanto, dos problemáticas sociales, no se resuelven con el aborto, ni aunque este sea provisto como una oferta gratuita y legal. De esta manera, observamos que los verdaderos problemas a solucionar son: la mortalidad materna y el embarazo no deseado; los cuales no se solucionan mediante el aborto, sino que en realidad hace aún más compleja la situación de vulnerabilidad de la mujer.
La protección de los derechos humanos no es establecer privilegios de unas personas sobre otras, sino reconocer que todos los seres humanos independientemente de su origen o condición poseen la misma dignidad, por lo tanto, ser defendido por igual ante cualquier intento de violar estas garantías individuales.
Animo al acompañamiento a toda aquella mujer embarazada que lo necesite con la estructura y experiencia de años del amplísimo catálogo de instituciones que trabajan de forma profesional y con amplio reconocimiento social, particularmente en la ciudad capital, la cual es la única entidad del país en la que, con presiones de aislados grupos, el poder legislativo local en el 2007, instauró el aborto como una “solución” que hace mucho daño y con la que millones de ciudadanos, además tan no estamos de acuerdo que estamos dispuestos a acoger a toda vida humana.
¡Que esas niñas que se embarazan por múltiples razones, se sientan acogidas por muchos de nosotros que nos hacemos como sus padres dado que sus progenitores faltan! ¡Que el universo de instituciones que muchos cristianos hemos fundado al servicio de los demás, nos organicemos para lograr esta urgente articulación para el servicio! Que seamos una “Iglesia en salida” y que todos los miembros de la Santa Madre Iglesia, asumamos el mandato desde el libro del Génesis de la paternidad espiritual por los más necesitados, por toda madre y por su hijo en necesidad. Y como nos lo dice la Santísima Virgen María de Guadalupe: ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?
9. La familia sana, el espacio para que cada persona se desarrolle
Finalmente iré a describir las cinco propuestas de soluciones que planteamos en esta Agenda a la que les invitamos a colaborar, de forma que ninguna mujer llegue a considerar el aborto, ni tampoco oculte formas de solución nuevas, creativas, poderosas para toda persona humana en desarrollo en el seno de una mujer, desde lo que podemos ofrecer como Iglesia, como familia de familias.
a) La familia como un buen lugar para crecer. Todo embarazo, un embarazo sano. Cuidar de la madre y el niño, desde la preconcepción, la gestación y el parto. Prevención de enfermedades del neonato que eventualmente pueden comprometer la vida. Seguimiento durante el puerperio y la primera infancia como una etapa crítica para el desarrollo de toda vida. Que toda familia conozca, registre y observe los biomarcadores de sus miembros, de forma asociada a sistemas de prevención reconociendo las causas de enfermedades con la participación de todos los miembros de la familia. Desde allí ayudar a que todo joven, toda niña conozca por qué es mejor esperar a la vida adulta para establecer un vínculo estable con una pareja. Desde la familia, prevenir el abuso y la violencia consecuencia del establecimiento de relaciones insanas que sustituyen lo que uno no encontró en casa. Prevención de adicciones y otras necesidades de búsqueda de satisfacción de deseos. Solo puede hacerse esto, si los padres le entramos a formarnos para ser mejores padres, para formar mejores hijos. Salud en las relaciones, salud emocional, salud psicológica, salud espiritual. Aprender a tomar mejores decisiones para todos los aspectos de la vida, incluyendo la identidad psico-emocional-sexual de cada persona, así como la vinculación sana para la formación de una familia con un compromiso matrimonial.
b) Promover el sano desarrollo para el trabajo. Una salud financiera para todos. En general que las familias aprendamos a vivir mejor, con menos. E ir haciendo propuestas con el ejemplo. En la toma de decisiones, desde casa, pero también en el ámbito inmediato social y de allí permear hacia organizaciones y empresas más sanas. Te invito a leer ¡Laudato Si! que nos ha regalado Papa Francisco.
c) Conceptualizar y promover mejores subsidios a las mujeres embarazadas, especialmente a las menores de 15 años. Promoción de oferta de trabajos para todos con soluciones concretas. Conectar con industrias que son las que más emplean mujeres. Promover subsidios públicos para todas las madres. Incentivos fiscales para padres y para familias responsabilizándose por mayor número de hijos. Hay muchos países en el mundo que han implementado este tipo de políticas que se pueden considerar como exitosas en este sentido.
d) Promover la adopción desde las diferentes instituciones que llevan años en ello. Más niños merecen ser beneficiarios de procesos de adopción plena por parte de familias estables, siempre, claro, con certificación de idoneidad objetiva.
e) Mayor alineación y coordinación entre el mayor número de instituciones. Cada quien en su misión, en su diferencia, pero muchas buscando cómo desarrollar nuestra articulación institucional, multisectorial, local y nacional.
El derecho a vivir no puede sujetarse a un deseo, ni argumento arbitrario. Si un ser humano tiene derecho a ser considerado como tal, solamente si la madre o algunos otros integrantes de la sociedad así lo desean; pero le es negada toda dignidad, personalidad y protección, cuando las mismas personas lo consideran un ser inconveniente o incómodo. ¿Qué diferencia habría entre el derecho a abortar a un ser humano solo porque resulta inconveniente y asesinar a cualquier otra persona, de cualquier edad, con base en el mismo argumento? Coherencia legislativa, es equidad para todos.
Finalmente, la coherencia la tenemos que vivir desde casa y hacia todos los aspectos de la vida, tanto en la personal, la comunitaria, como la vida social de este país que tanto amamos. Busquemos entendimiento y dialoguemos. Es trabajo que requiere tiempo, acuerdo y acción. Por lo pronto, yo me sumo al slogan lanzado esta semana por un grupo de 500 organizaciones: ¡La vida por delante!
[1] http://ile.salud.cdmx.gob.mx/wp-content/uploads/Interrupcion-Legal-del-Embarazo-Estadisticas-2007-2017-19-de-diciembre-2018.jpg
[2] DECRETO de Promulgación de la Convención Americana sobre DDHH. Publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el jueves 7 de Mayo de 1981.
[3] Infobae 24/04/2018 https://www.infobae.com/sociedad/2018/04/24/el-ministerio-de-salud-admite-que-el-aborto-no-es- la-primera-causa-de-muerte-materna/
*La autora es Consultora en Antropología Social Aplicada para el desarrollo, Co-Presidente de Fundación VidaFlorida, miembro SIGNIS México y partner ESCIENCIS por la Salud.