¿Cómo crecer nuestra fe ante las tentaciones?
Para combatir las tentaciones y fortalecer nuestra voluntad para no ceder ante los impulsos provenientes de nuestra naturaleza humana.
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Valle de México y está certificada como Coach Ontológico por parte del Tecnológico de Monterrey CEM. También tiene una especialidad en Logoterapia por parte del Instituto Mexicano de Tanatología. Instructor y facilitador en temas de desarrollo humano y empresarial, tales como: Sentido de Vida y Trabajo, Inteligencia emocional, Liderazgo, Coaching, Comunicación Asertiva, entre otros. Actualmente es Socia Fundadora de Sensum, empresa especializada en estrategias de sentido para empresas y personas.
Este domingo leímos en el Evangelio sobre las tentaciones de nuestro Señor Jesucristo en el desierto. Para muchos será sencillo simplificar el mensaje concluyendo que Jesús como verdadero Dios y verdadero Hombre podría vencer cualquier tentación a la que hubiera sido expuesto, sin embargo, nuestro Señor fue tentado en su parte humana y desde esa naturaleza es que nos dio el ejemplo para así poder combatir nuestras propias tentaciones.
El termino tentación se define como el impulso de hacer o tomar algo atrayente pero que puede resultar inconveniente. Evitar caer en una tentación será, entonces, nuestra capacidad y voluntad para elegir, desde nuestro libre albedrío, el bien por encima del mal.
Desde el plano mental, para combatir las tentaciones necesitaremos ejercitar nuestra capacidad de discernimiento para diferenciar el bien del mal; fortalecer nuestra voluntad para no ceder ante los impulsos provenientes de nuestra naturaleza humana, así como estar muy pendientes de nuestros pensamientos para saber detectar cuáles de ellos pueden estar alimentando mi fragilidad ante las ocasiones de pecado.
No obstante, más importante será que logremos combatir dichas tentaciones desde el plano espiritual, pues es en éste en el que haremos mancuerna con Dios, al recibir su gracia para lograr salir bien librados de cualquier situación que nos conduzca al mal.
Es así que podemos utilizar algunos recursos que nos serán de utilidad en el momento de enfrentarnos a las tentaciones:
- Estar dispuestos y preparados
Vivimos en un mundo que nos ofrece un sin número de tentaciones en cada paso que damos. El entorno en el que nos encontramos nos muestra de forma insistente un estilo de vida que se centra en la búsqueda insistente del placer y en la evasión absoluta del dolor o sufrimiento.
Sin embargo, es nuestra tarea estar siempre alertas ante todo tipo de situaciones y personas que nos podrían hacer caer en dichas tentaciones, además, es nuestra responsabilidad mantener la perseverancia en la fe para enfrentarlas siempre a la luz de la verdad que es Cristo y del ejemplo que Él mismo nos dio cuando fue tentado.
La oración, los sacramentos y el constante estudio de nuestro Credo serán las herramientas más eficaces ante los ataques del enemigo.
- Abraza la adversidad
Son las contrariedades de nuestra vida una bifurcación para elegir movernos hacia la virtud o hacia el pecado. Por difícil que parezca, las adversidades pueden ser muy provechosas al tratarse de un posible medio para desarrollar nuevas virtudes, no obstante, son también las perfectas ocasiones para renegar de nuestro Dios y de nuestra fe.
Es por eso que lejos de huir de estas situaciones debemos enfrentarlas con esperanza y pedirle al Espíritu Santo que nos ilumine para detectar cuáles son los ataques de los que debemos cuidarnos en el camino y qué virtudes podremos fortalecer a raíz del vencimiento de los mismos.
- Doblega tu voluntad
Tanto en los pequeños y cotidianos detalles, como en las grandes pruebas de nuestra vida, seamos capaces de rendir nuestra voluntad ante la voluntad de nuestro Padre. Venciéndonos a nosotros mismos en lo sencillo, podremos prepararnos y fortalecernos para responder ante cualquier situación complicada, siempre y cuando lo hagamos convencidos de que todo viene de Dios y que desde Él todo es bueno, aunque mucho de lo que nos sucede no quepa en nuestro pequeño entendimiento.
Esta cuaresma es una gran oportunidad para abrazar las tentaciones con valentía y tomar ventaja de ellas para el desarrollo de nuevas virtudes o el fortalecimiento de las existentes. Es decir, no siempre podremos evitarlas, pero sí que podremos utilizarlas como un medio para agradar a Dios con nuestro esfuerzo por vencerlas y nuestra fe para pedir en todo momento su gracia para lograrlo.
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