Aprende cuándo tienes que decir “NO” y mejora tu vida
Aprender a decir "no" es parte del proceso del discernimiento y tiene grandes implicaciones en nuestra vida espiritual.
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Valle de México y está certificada como Coach Ontológico por parte del Tecnológico de Monterrey CEM. También tiene una especialidad en Logoterapia por parte del Instituto Mexicano de Tanatología. Instructor y facilitador en temas de desarrollo humano y empresarial, tales como: Sentido de Vida y Trabajo, Inteligencia emocional, Liderazgo, Coaching, Comunicación Asertiva, entre otros. Actualmente es Socia Fundadora de Sensum, empresa especializada en estrategias de sentido para empresas y personas.
La palabra genera realidades. Dios mismo creó el mundo a partir de la palabra. “Hágase la luz y se hizo la luz” Génesis (1,3). Es así que debemos vivir muy conscientes de nuestras palabras y de la influencia que estas tienen en la realidad que vivimos.
A través de nuestras palabras realizamos diversos actos, por ejemplo, podemos hacer una petición, prometer, ofrecer, afirmar, juzgar y declarar distintas posturas ante lo que vivimos, ya sea decir “sí”, “no”, “perdón”, “gracias”, etc.
Hoy quiero hablarte sobre la declaración del “no” y el poder que tiene ya sea para llevarnos hacia donde queremos o para evitarnos caer en donde no deseamos estar.
Un “no” puede cambiarte la vida, y aún más importante, la falta de este puede arrebatarte mucho, empezando por tu dignidad y valor como persona. Con cada “sí” que no queremos decir comprometemos nuestra libertad y anteponemos las prioridades de otros por encima de las nuestras.
Pero entonces… ¿se trata de ser egoístas y poco considerados con las necesidades de los demás? ¿Es eso lo que Dios nos pide? ¿No es acaso Jesús quien nos enseñó que a este mundo venimos a servir antes que ser servidos, justo como Él lo hizo?
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Esta es una distinción digna de reflexionar con mayor profundidad, si la vemos desde la mirada religiosa, pero también psicológica y pragmática.
1. “Ama a los demás como a ti mismo”
Desde el plano religioso, podemos arrancar por la premisa que plantea el segundo mandamiento: “Ama a los demás como a ti mismo”, es decir, Dios nos pide que seamos considerados con nuestros hermanos, pero que del mismo modo lo seamos con nosotros mismos.
La realidad es que no podemos dar lo que no tenemos y que para amar a alguien es necesario que primero experimentemos el amor hacia nosotros. Analiza si tus respuestas a las peticiones de terceros nacen desde el amor o desde el miedo a que no te acepten. Generalmente respondemos desde este último y es así que somos incapaces de decir “no”.
2. Autoestima sana
Desde el punto de vista psicológico, podemos analizarlo desde la definición de autoestima, como el conjunto de percepciones, creencias, juicios y emociones que nos llevan a valorarnos a nosotros mismos ya sea positiva o negativamente, y que, además, tienen un impacto significativo en la manera en que nos relacionamos.
Cuando no hay un balance entre la forma en que nos valoramos a nosotros mismos y a los demás, es posible que minimicemos nuestras necesidades, ya que actuamos desde la creencia de que no somos lo suficientemente buenos para que nos quieran y caemos en la compulsión de complacer a otros para lograr su aceptación.
3. Sálvate a ti primero
Por último, desde el punto de vista pragmático, podemos retomar el ejemplo de las mascarillas de oxígeno en caso de una emergencia a bordo de un avión. La instrucción básica es que primero la colocas en tu cara, antes de ponérsela a cualquier otra persona, incluso a un niño indefenso.
Conclusión: no puedes salvar a otros antes que a ti. Aunque no siempre estamos en una situación extrema como lo es un accidente de avión, sí que podemos perdernos poco a poco en el acto de negarnos a nosotros mismos por la incapacidad de decir “no”.
Los “No”s básicos para mantener tu paz interior:
1. No quiero
Qué difícil nos resulta escucharnos con honestidad y cuántas veces solo actuamos por inercia ante lo que se nos presenta, lejos de la consciencia sobre lo que realmente nos llena y nos hace felices. Aprendamos a sentir lo que verdaderamente nos brinda paz, felicidad y lo que nos hace congruentes entre lo que somos, queremos y hacemos.
2. No debo
El discernimiento entre el bien y el mal no es necesariamente la parte complicada en el momento de tomar una decisión, lo realmente difícil es doblegar nuestra voluntad ante lo que sabemos que no nos hace bien, y peor aún, a veces no es ni siquiera nuestra voluntad, sino la voluntad de otros y nuestro miedo a no cumplir con las expectativas ajenas.
Requiere de mucho valor y seguridad ser capaces de seguir nuestra conciencia para decir “no” ante lo indebido según nuestras creencias. Es por eso que muchas veces nos traicionamos y justificamos diciendo que todo el mundo lo hace y que no podemos ir en contra de la realidad.
3. No sé
Un acto de valentía y humildad es reconocer que sabemos mucho menos de lo que creemos y eso no nos hace menos valiosos. Además de ser el primer paso para el aprendizaje y el crecimiento, es un modo honesto de relacionarnos con los demás, mostrándonos abiertos a lo que pueden aportarnos otras personas y situaciones.
El “no” tiene una carga importante de emociones y creencias limitantes cuando se interpreta. Una negativa puede verse como falta de interés, cariño o aceptación por parte de la persona que la emite y asumimos que esto nos traerá como consecuencia la misma respuesta de los demás hacia nosotros, por lo que tenemos miedo tanto a brindar una negativa como a recibirla.
Es importante aprender a desvincular las situaciones de las personas, es decir, cuando yo le digo “no” a alguien, mi rechazo no se dirige a la persona, sino a la petición que me hace o a la propuesta que me plantea, y viceversa, cuando alguien me dice “no”, no tiene que ver conmigo, sino con lo que el otro piensa o siente respecto a lo que le estoy pidiendo.
Una forma de respetarnos
Decir “no” es una forma de respetarnos a nosotros mismos, nuestra voluntad, emociones, objetivos, esencia, prioridades, etc., y es también una forma de medir cuánto los demás nos respetan y valoran. En el momento en que alguien no toma a bien una negativa nuestra, es una clara señal de que realmente no respeta nuestra relación y solo nos quiere en función de cuánto estamos dispuestos a complacerlo.
La próxima vez que estés ante la disyuntiva de decir “no”, trata de reflexionar sobre estas distinciones y aunque será complicado al principio, date la oportunidad de hacerlo, decir “no” es un acto de valentía que se entrena y se hace más consciente día a día.