Bajan los nacimientos en México
La realidad obliga a las instituciones públicas y privadas a situarse ante ésta. Hay cambios que deben hacerse y que no se están realizando.
En 2021 se registraron 23% de nacimientos menos que diez años atrás, según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
Los nacimientos en 2012, hace diez años, fueron 2 millones 498 mil, y en 2021 sólo un millón 912 mil 178.
El país tiene más habitantes, pero el número de los nacimientos es menor por cambios culturales en la sociedad. Las parejas deciden de manera consciente tener menos hijos.
La tasa de nacimientos registrados por cada mil mujeres en edad reproductiva ha bajado año con año, como señala el Inegi.
En 2013, era de 76.2; en 2015, de 70.9; en 2017, de 66.1; en 2019, de 61.0 y en 2021, de 55.6. Una caída de 20.6 puntos en diez años, que habrá de continuar.
Al interior del país hay marcadas diferencia en la tasa de nacimientos. Las más altas se dan en Chiapas con 99.8; Guerrero con 72.5 y Zacatecas con 67.9.
Y las más bajas son en la Ciudad de México, con 37.4; Baja California Sur con 45.5 y Yucatán con 43.6, que están muy por abajo de la media nacional.
En 2021, el 88.4% de los partos se atendieron en hospitales; el 5.1% por parteras y el 4.8% en las casas.
Sigue siendo un grave problema de carácter nacional el número de los nacimientos de madres menores de 18 años.
En 2021 hubo 6,476 nacimientos de madres niñas entre los 10 y 14 años; 15,774 de madres de 15 años; 34,533 de madres de 16 años.
Y 54,389 de madres de 17 años y 111,173 de madres de 18 años. El mayor número de los nacimientos de madres menores de edad se registran en Chiapas, Guerrero y Puebla.
Los estados con el mayor número de nacimientos en 2021 fueron: Estado de México con 217,085; Chiapas con 148,798; Jalisco con 17,873 y Puebla con 117,859.
Y donde hubo el menor número de nacimientos fue en Colima con 9,856; Baja California Sur con 10,250; Campeche con 14,359 y Nayarit con 18,207.
La reducción creciente de la población es una tendencia que seguirá en los próximos años hasta llegar a un punto de equilibro que se habrá de mantenerse como sucede en las sociedades más desarrolladas.
Esta realidad obliga a las instituciones públicas y privadas a situarse ante esta. Hay cambios que deben hacerse desde hoy que no se están realizando.
Uno de ellos muy evidente es el uso de la infraestructura física. ¿Para qué construir más? ¿A qué debe ser destinada la que ya existe? Como este hay otros muchos temas que requieren replantearse.