Dilexit Nos: Volver al corazón

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COLUMNA

Ángelus Dominical

Por favor serénate

TRES VECES HE INICIADO lo que hoy quiero decirte pero no me gustó ni el modo ni las palabras, así que ahora te pregunto a quemarropa: ¿te imaginas que un día de estos, así de repente, sin más razón o motivo, sin previo aviso ni causa, de plano no sale para nada el sol?; exacto: […]

30 marzo, 2025

TRES VECES HE INICIADO lo que hoy quiero decirte pero no me gustó ni el modo ni las palabras, así que ahora te pregunto a quemarropa: ¿te imaginas que un día de estos, así de repente, sin más razón o motivo, sin previo aviso ni causa, de plano no sale para nada el sol?; exacto: tal suposición es un absurdo total y bien sabemos que el astro rey saldrá a pesar de que haya un decreto de-no-sé-quien, a pesar de que se haga una votación masiva y con mayoría absoluta que le ordene no salir, a pesar de todo ¡el sol saldrá en un nuevo día!… LA SEGUNDA DE LAS TRES virtudes teologales es la esperanza, y de ella quiero hablarte a partir de la imposibilidad astronómica que te propiné de entrada; y no es que tal virtud tenga algo que ver con las leyes de la astrofísica ni menos, sino porque siendo virtud teologal, la esperanza nace y tiene término en Dios mismo, es decir, es Él quien fundamenta y da sentido a tales virtudes… ¿HABRÁ MODO EN QUE Dios deje a un lado su voluntad salvadora, o que de plano se vaya lejos de nosotros y nos olvide, o que sencillamente nos cierre la puerta de su misericordia?, la respuesta real y contundente es NO, y es más que absoluta y mucho más que divina -¿es posible eso?-; primero dejará de salir el sol y eso sucederá en unos cinco mil millones de años, y aunque se acabe el sol, la luna y las estrellas, la bondad de Dios, raíz de toda esperanza, ahí estará, firme, fiel, para siempre… LEJOS DE TI Y DE MÍ sospechar siquiera que la esperanza sea mera sucesión del tiempo y anhelando que suceda lo que la necesidad, el deseo o la fantasía nos dicten; te lo diré en pocas palabras y acaso memorízalas para cualquier emergencia próxima o futura: la esperanza es la certeza de que Dios cumple su voluntad salvadora porque sabemos que nos ama… POR FAVOR SERÉNATE y piensa las cosas con la frialdad de una inteligencia que va tras la verdad y con la calidez de un corazón que únicamente se sacia con el amor de otro corazón: ya que el origen de todo lo que ves y hay, así como de lo que no ves y sigue en su lugar, es Dios mismo, ten la certeza de que fue Él quien ha puesto una finalidad mayor y mejor a cada cosa, y –sobre todo- al ser humano en su conjunto y en su particularidad concreta… LA ESPERANZA NO ES el anhelo más profundo y honesto que puedas tener para ti y los tuyos, no; la esperanza es la aceptación de la voluntad salvadora de Dios, que siempre quiere lo mejor para ti y para todos; la esperanza entonces nos pone en camino para poner manos a la obra, para levantar la mirada, para mover los pies y todo nuestro ser hacia el bien querido por Dios, y el mayor bien que Él establece para nosotros ¡es nuestra salvación!… Y PONTE MUY ABUSADO porque la esperanza tampoco consiste en que le dejes a Dios todo lo que debes hacer para alcanzar tal objetivo, sino que sabiendo y conociendo su voluntad, no te des por vencido ante la adversidad o el fracaso, menos por la burla o el rechazo, mucho menos por la inicua duda de su amor por ti… ACABO DE ATENDER a Ignacio, uno de los muchos que luego entran al templo parroquial y que se les nota de lejos su cansancio espiritual y emocional, y expresó su desconfianza ante el perdón de Dios por todo lo que lleva en su conciencia: “Tiene 23 años que salí de la cárcel –me dijo- y luego pienso que Dios no me ha perdonado por lo que hice”; ya te imaginarás que hice circo, maroma y teatro, para dejarle claro que de Dios NO podemos dudar… MÍRATE AL ESPEJO e imagina un instante que tú eres Ignacio, entonces pronuncia para ti lo que has pensado que yo le dije, y date cuenta que ante tantas noticias desastrosas, ante calamidades de guerras y conflictos de todo tamaño, que sabiendo de tus particulares dolores y aflicciones, siempre -¡SIEMPRE!– estará Dios al pendiente de ti más que tú mismo… YO NO SÉ SI LO DICHO hasta aquí sea suficiente para renovar nuestra esperanza (tal vez no), pero estoy cierto que si te asomas al sol sentirás su luz, su calor, su fuerza; que a pesar de que el cielo esté nublado o acaso sea de noche, ¡tú bien sabes que aparecerá porque aparecerá!; concluyo con un breve consejo: lleva a tu prójimo hacia el sol, y tú mismo saborearás la calidez de la luz divina, ¡la esperanza!…