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COLUMNA

Ángelus Dominical

El tendedero de la vida

Angelus dominical: Sexto domingo de Pascua y parece que todo va muy rápido, como si la Semana Santa apenas hubiera pasado;

14 mayo, 2023
El tendedero de la vida
P. Eduardo Lozano en Ángelus Dominical

SEXTO DOMINGO de Pascua y parece que todo va muy rápido, como si la Semana Santa apenas hubiera pasado; en dos semanas más ya estaremos celebrando la Solemnidad de Pentecostés y así seguiremos, rápido, rápido, rápido…

TAL VEZ LA RAZÓN por la que desde hace casi siempre hemos intercalado puntos suspensivos entre párrafo y párrafo, sea que nos queremos escapar del frenesí y la rutina, que no queremos ir tan de prisa ni siempre con lo mismo, lo mismo, lo mismo; tal vez sea que pretendemos abrir un espacio para seguir profundizando en algún tema, tal vez queremos dejar paso franco para la opinión, tal vez no queremos concluir y ya…

SONARÁ PRETENSIOSO decirlo pero sospecho que los puntos suspensivos son como un anticipo de la Vida Eterna: es decir, en la vida biológica hay un inicio y un final, se comienza y se acaba, pero en la vida ante Dios -plena y sin menoscabo, total y en su gracia- siempre hay un plus, no hay término ni conclusión, ¡es para siempre y en paz, es total y en gozo!…

TOTALMENTE CIERTO que la aventura personal inicia cuando somos concebidos en el seno materno, que con el propio nacimiento tenemos pretexto para los cumpleaños que vendrán, que llegará el momento de la muerte como si fuera el otro extremo del tendedero que comenzó al nacer, pero aceptamos en la fe que de ahí pa´l real continúa la Vida Eterna, vida total en Dios, sin interferencia ni contaminación…

TEN MUCHO CUIDADO con lo que vas colgando en tu tendedero (¿verdad que está bonita la comparación?), entre el clavo de tu nacimiento y el clavo de tu muerte, porque debe ser un ensayo que te prepare para lo que venga en la eternidad: si el tendedero lo llenaste de alegría y servicio, de compasión y generosidad, buena voluntad y mejores acciones, ¡imagina cómo será la eternidad con Dios!…

PON TODA LA ATENCIÓN en no andar colgando –en el mecate de tu vida- basuras y porquerías, rencores y desidias, sombras-ruidos-tiliches-maldades, porque ya te podrás imaginar lo que te espera en la eternidad y –la verdad- yo sólo quiero desearte lo mejor…

YA ENTRADOS EN CUENTAS te propongo una actividad en donde utilices pluma y papel, un lugar cómodo para sentarte a escribir, a dibujar, y con la disponibilidad para agilizar la sesera: coloca en posición horizontal tu hoja de papel, dibuja dos clavos en los extremos como si fueran las paredes y de los clavos extiende un lazo o cordel, como si fuera el transcurso de tu vida, como si fuera una línea del tiempo: a la izquierda pon una estrella como si fuera tu nacimiento y a la derecha una cruz, anticipo del panteón…

EN SUS MARCAS, ¡listos!, ¡comenzamos!: así que “cuelga” del tendedero lo que has ido colocando y/o acumulando en tu vida, tanto los momentos estelares como aquellos de los NO quieres ni acordarte; pero pon atención en colocarlos de este modo: si fue algo agradable y bello ponlo muy cerca del mecate, y si fue algo feo y horroroso “cuélgalo” como si lo hicieras con un hilo largo, casi hasta el piso, es decir, la parte baja del papel…

SIN TARDARME NADA, yo anoté mi primera comunión, mi ingreso al seminario, mi ordenación sacerdotal, los diversos destinos en que he sido enviado (todos muy cercanos al mecate), y también anoté algunas de mis metidas de pata (pocas, porque me haría falta un papel más largo), cuando me alejé tremendamente de lo que debo hacer ante Dios (y todos como con un hilo largo, que cuelgue hasta el suelo)…

TAL VEZ TARDES MÁS de 10 minutos en hacer tal ejercicio, tal vez dures como dos o tres días, no importa, lo que cuenta es que veas cómo va el ensayo para la eternidad que esperas vivir en Dios; y ahora viene lo más importante…

DATE CUENTA QUE en la parte de arriba quedó todo lo bonito y bello, y en la parte de abajo todo lo que debe desaparecer; pues bien, haz lo siguiente pero suplicando la misericordia de Dios: corta con tijeras la parte de abajo y préndele fuego, o al menos hazla cachitos, de modo que ante Dios quede solamente lo que debe permanecer; de este modo vete aplicando en la vida para que siempre sea menos lo que debes recortar…

*Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.