Ángelus dominical: ¡Líbranos del mal!
Por muy negra que sea la noche y por muy frío que sea el invierno, tendrán que dar paso a un nuevo día.
UNA NOCHE NUBLADA de invierno nos oculta la probable luna y las permanentes estrellas del firmamento, entonces la obscuridad se hace más tremenda y el frío invade con mayores ganas, a menos que estemos a la orilla del mar y en zona tropical se sentirá frescura pero no será menos noche ni menos oscuridad…
SI CON LAS NUBES vienen rayos y centellas amenazando lluvia, y si además la plática no va más allá de cuentos truculentos y leyendas terroríficas, y no tenemos el fuego de una hoguera ni algo qué cenar calientito y sabroso, pues el asunto ya se pone peor, y si en ese momento empieza el terremoto, todavía más “pior”…
ASÍ PARECEN LOS DÍAS con que septiembre acaba y octubre comienza y no por cuestiones metereológicas sino por la situación en general que estamos viviendo por todos los rumbos y que se complican por factores humanos: inseguridad, fraudes, politiquerías, escándalos, demandas, inundaciones, dictadores, deslaves, delincuencia organizada o institucionalizada, trombas, marchas violentas, protestas más violentas, enfrentamientos mucho más violentos, ¡uf!…
ES NETA REALIDAD de este planeta -y ciertamente también en algunos otros que estén habitados- que todo ser vivo sea vulnerable, que esté expuesto a riesgos de todo tipo; de hecho, debemos seguir considerando la vida -¡toda vida!- como especialísimo escalón en el ascenso casi infinito que parte desde lo invisible/material (como la fuerza de gravedad) hasta lo invisible/inmaterial (como el pensamiento o el amor), y que cruza por todo lo visible, lo palpable, lo medible y que es objeto de la ciencia experimental…
EN EL HORIZONTE de la vida humana -y algo se comparte con algunas especies de seres vivos superiores- la vulnerabilidad no es meramente biológica, como sucede en lombrices o arañas; ¡como especie humana estamos particularmente expuestos a que nuestra psicología nos juegue chueco y suframos lo que no sufren ni charales ni anémonas ni lagartijas!…
IGNORO SI ALGÚN científico habrá estudiado o quiera investigar sobre la depresión en caracoles marinos o sobre la esquizofrenia en murciélagos o búhos siberianos; y aunque hay una rama de la biología que se enfoca en el comportamiento animal (se llama etología), seguirá habiendo un abismo entre lo que propiamente se llama psicología (enfocada a la especie humana) y lo que algunos llaman “psicología comparada” y que se enfoca -en general- al comportamiento animal de especies que hemos logrado domesticar…
DIOS CREADOR DE TODO lo visible y lo invisible (preciosos términos que domingo a domingo repetimos), nos ha dado una condición del todo especial y del todo susceptible a los más grandes ideales y realizaciones como a los más tremendos sinsentidos y defectos; sólo así me explico que haya quienes entregan su vida con generosidad ilimitada (¡mil gracias!) y también haya quienes reclaman tales o cuales “derechos” y van destruyendo cuanto encuentran a su paso al hacer una marcha por las calles de cualquier urbe…
POCOS DATOS PRECISOS tenemos de los que se han llamado “pueblos del mar” y que asolaron hace muchos siglos el oriente del Mediterráneo, y que causaron estragos entre fenicios, egipcios, micenos, y otros más; entre historia y leyenda cabalga aquel personaje cuyo nombre hacía temblar al más parado (Atila, ¡ay, nanita!), pero que se detuvo en Mantua sin cruzar el río Po y luego de que el Papa San León le saliera al encuentro, pues el emperador ya había corrido a esconderse; y la lista de agresores y vándalos no acabaría y hasta se amplía con lo que nos ha tocado ver en este presente casi caótico…
NO ES UN IDEAL que se organicen grupos llamados “autodefensas”, ni es lo mejor que un ciudadano de a pie haga justicia con su propia mano ante agresiones y violencia sufrida; de ahí que resulta más escandalosa la ausencia de una autoridad debida que sea garante del orden y del respeto entre grupos antagónicos, o ante criminales de todo tipo: me atrevo a decir que unos son vándalos por acción, y otros lo son por omisión, de modo que resulta tan malo el pinto como el colorado…
ES MUY PROBABLE QUE tú -amable lector- estés viviendo -como yo, pobre escritor- una etapa de inestabilidad, depresión o angustia o incertidumbre o “lokesea”, y que se agrava por todo lo anejo a la pandemia, por lo que sucede a nivel familiar (enfermedad, desempleo, muerte) y que zarandea nuestra triste fragilidad psicológica (en efecto, parece una interminable noche con tormenta y terremoto de pilón), y nos lleva a comportamientos inesperados e incómodos…
PERO, PERO, PERO, (¡hay que decirlo con todas sus letras y con cierto sonsonete de antimalicia!) por muy negra que sea la noche y por muy frío que sea el invierno, tendrán que dar paso a un nuevo día, a una reluciente primavera, a otra oportunidad para salir adelante y enriquecidos con la experiencia que dan las adversidades…
POR BELLA RAZÓN que debemos seguir entendiendo, Jesús puso como última petición del Padrenuestro lo que constituye semilla de esperanza, garantía del amor de Dios, inicio de una nueva y mejor etapa, anticipo de la Vida Eterna y vitamina que nos fortalecerá para superar toda “depre” y cualquier sinsabor: ¡Líbranos del mal! (excelente petición que siempre requiere tu acción, ¿eh?)…
El padre Eduardo Lozano es sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México.