Los asesinatos no disminuyen

Leer más
COLUMNA

Ángelus Dominical

África

Noticias recientes y constantes llegan teñidas de rojo, de sangre, de mártires, de llamaradas que deben llenarnos de conmoción y acciones que nos lleven a renovar la fe

6 julio, 2025

ESTOY ESCUCHANDO –como fondo- música africana y eso me da pie para que el pensamiento vuele a donde se dice que fue la cuna de la humanidad, a donde se afirma que el ser humano inició su peculiar camino que no ha parado; cuando tú piensas en África rápido te vendrán a la cabeza las diversas etnias de piel negra y acaso el desierto del Sahara, tal vez la selva llena de primates o la sabana con leones, elefantes, antílopes, jirafas… ES UNA PENA QUE con sólo mencionar África, también la cabeza se llene de imágenes de pobreza manifestada en hambrunas y explotación humana, o en enfermedades que ya deberían haberse atendido y superado con recursos y tecnologías que no van más allá de un primer mundo distinguido por el egoísmo y la indiferencia… SÍ, TAMBIÉN CON DOLOR vienen a mi memoria reciente guerras y masacres que jamás deberían haber sucedido: conflictos tribales e internacionales que tienen como fondo la ambición de empresas y gobiernos a quienes les conviene la generación de tales conflictos (¿te acuerdas de aquello que “a río revuelto, ganancia de pescadores”?)… COMO EN UN ACTO REFLEJO, apenas escuchar “África”, llega a mi corazón ¡siempre! –con gozo y desafío- la figura de Daniel Comboni, canonizado en 2003 y reconocido como el gran apóstol y misionero; debo confesar que lo conozco muy poco y casi ni me atrevo a conocerlo más a fondo pues mi cobardía me lleva casi a las lágrimas apenas repasar algo de su entrega y arrojo en favor de las misiones; que Dios perdone mi lejanía en el conocimiento de este gran hombre, pero puedo asegurar que mi corazón no deja de arroparse a su intercesión… AQUÍ ME TIENES –amable lector- como si fuera yo un chiquillo travieso, que se espanta con películas de terror y casi por purita morbosidad sigue viendo de reojo para volver a espantarse con momias y vampiros; en efecto, menudeando por la biografía de Comboni, de reojo hoy me doy cuenta que fue ordenado presbítero por el Beato Juan Nepomuceno Tschiderer, de quien conservo una frase suya tatuada en el corazón, la encontré allá por el año 1995 (tal vez con motivo de su beatificación) y que forma parte de su testamento espiritual: “Señor, para mi diócesis te pido sacerdotes, pocos pero santos, santos, santos”… VUELVO A ÁFRICA y noticias recientes y constantes llegan teñidas de rojo, de sangre, de mártires, de llamaradas que deben llenarnos de conmoción y acciones que nos lleven a renovar en serio nuestra fe, tan desgastada por superficialidades y mundanidades: ¡que la muerte de tantos cristianos no se quede en tragedia periodística, sino que nos impulse a derramar la nuestra en la entrega y el testimonio cotidiano!… POR DOS OCASIONES he podido estar en el así llamado continente negro, concretamente en Egipto, que también podríamos llamar cuna de nuestra fe, pues de ahí partió el pueblo hebreo hacia la libertad, ahí la Sagrada Familia vivió como refugiada y migrante, ahí nació el monacato, ahí lució –en Alejandría- uno de las primeros focos de la ciencia y reflexión teológica, además de todo lo que significaron tres mil años de historia y cultura que por brevedad diré faraónicas… DE ALGUNOS AÑOS a la fecha ha aumentado –no solo en la Arquidiócesis de México, aunque aquí lo noto más a la mano- el número de sacerdotes provenientes de África; digamos que es un fenómeno que más allá de ser sociológico y económico (por aquello de la globalización y las migraciones) también es una realidad eclesial, pues sigue siendo el continente con mayor número de nuevos cristianos y de ordenaciones sacerdotales, dato que –sin duda- pone más feliz a San Daniel Comboni en el cielo… AUNQUE PEQUE DE ATREVIDO, diré que de África seguirán llegando muchas y grandes señales de la salvación de Dios, unos muy directamente como San Agustín o Nelson Mandela, otros indirectamente como Martin Luther King o El-Hajj Malik El-Shabazz (más conocido como Malcom X); otros en el campo de la música (¡ups!, aquí descubro algún gusto personal) como Cesaria Évora o Stromae… DAME UN ÚLTIMO PUNTO de tu atención, y entendamos que la salvación de Dios no consiste en qué acción espectacular y marcada necesariamente con el signo de la cruz, no, pues Dios nos salva cuando somos más humanos, más hermanos, más cercanos, y más cantamos; por lo pronto yo sigo escuchando música africana, que eso me llevo a llenar estas líneas…