Del insulto al canto: la lección de paz que dieron unos jóvenes mexicanos en el metro de Roma
Un hombre agredió a mexicanos en el metro de Roma, pero ellos respondieron cantando. Sin gritos, sin confrontación. Sólo fe y alegría.
Lo que parecía ser una situación tensa en el metro de Roma terminó convirtiéndose en un gesto que conmovió al mundo. Un grupo de jóvenes mexicanos que participa en el Jubileo de la Juventud 2025, convocado por el Vaticano, fue agredido verbalmente por un pasajero italiano molesto por el posible retraso que le implicaría que subieran al vagón.
El hombre bloqueó el acceso gritando e incluso lanzó patadas al aire, obligando a intervenir al personal de seguridad. Pero los jóvenes no respondieron con enojo, sino con una canción.
“Cuando vimos la tensión, le pedí a uno de los chicos que pusiera ‘Imagine’, de John Lennon. Sentíamos que necesitábamos transformar el momento. Y así fue. Empezamos a cantar y levantar las manos. Queríamos enviar un mensaje de paz”, relató Bernardo Vázquez, líder del grupo en entrevista con Desde la fe.
La respuesta sorprendió a todos. Otros pasajeros comenzaron a sumarse al canto, el ambiente cambió por completo: “Fue una pequeña forma de evangelizar, como nos decía el Papa Francisco ‘Hagan lío’, pues vaya lío que desatamos”, reflexionó Bernardo. “Una forma de mostrar lo que creemos: que la alegría y la paz también son formas de hablar de Dios”.
Los jóvenes involucrados forman parte de un grupo de 44 peregrinos mexicanos que viajaron desde distintos puntos del país: Ciudad de México, Michoacán, Ciudad Juárez, entre otros.
El video del momento fue ampliamente compartido en redes sociales y alcanzó millones de visualizaciones. Entre los que lo vieron, estuvo el padre Salvador Barba, quien compartió esta reflexión desde Roma:
Los jóvenes de la “nueva Iglesia”
La sociedad moderna nos hemos ido llenando de amarguras e incomprensiones, nos hemos ido envejeciendo llenos de intolerancias. Esto nos lleva a una seria reflexión del cómo vamos envejeciendo sin esperanzas y sin Dios.
La actitud de los jóvenes refleja signos de esperanza y alegría; el joven quiere transformar el mundo, contagiándolo de sonrisas y de crear unas nuevas realidades, quiere transformar. No sólo para ellos, no solo para la Iglesia, sino para toda la humanidad, tienen un auténtico sentido de universalidad.
Los jóvenes, en todas las sociedades y en todos los tiempos, son esperanza de todo lo que está por venir y quieren prepararlo y comprometerse en edificar algo mejor y bello para todos. Los jóvenes han sido y siguen siendo la esperanza que rejuvenece a nuestra Iglesia y al mundo.
Adentrándonos en el video viral, observo las caras de los jóvenes con preocupación ante la “agresión” de que son objeto y, su respuesta después de ser “agredidos”, es de sonreír y buscar una respuesta desde una fe profunda a esta persona: entonar “Imagine” de John Lennon, bella y alegre respuesta surgida de la vivacidad de la juventud; es un llamado a la comunión, no de agresión ni de burla, es de testimonio valiente y comprensivo para todos los que presenciaban dicha escena.
Nuestros jóvenes, jóvenes mexicanos, nos enseñan a respetar y no devolver la agresión de maneras violentas, sino con amor y cercanía; ellos hacen realidad con ese gesto sencillo la “Utopía del Reino de Dios”, algo que todos debemos aplicar y transmitir: amor y respeto a todo hombre, pues todos somos hijos de Dios.
Incluso diría, los jóvenes nos ponen la muestra de cómo actuar ante quien nos agrede u ofende, ellos son la nueva Iglesia que va dando respuestas a un mundo que se ha cerrado a Dios y a la convivencia con los hermanos-humanos.
Hay esperanza, alegría y confianza en nuestros jóvenes, de todo el mundo, que en todo lugar y momento dan testimonio de su fe con sonrisas. Resalto la alegría y sincera sonrisa de los jóvenes, marcados por el amor a Dios, siendo testigos de esperanza.
Este hecho nos invita a ser testigos alegres de Dios en medio de nuestras realidades cotidianas, ser nuevamente “jóvenes rebeldes” para una nueva Iglesia en medio de las “nuevas realidades periféricas” que vivimos y nos movemos.