Tras la conquista de la Gran Tenochtitlán, Hernán Cortés mandó construir un hospital en Huitzitlán (Lugar de Colibríes), mismo que contaba desde sus inicios con un templo dispuesto en la planta baja.
Se trata de la Iglesia de la Limpia y Pura Concepción y de Jesús Nazareno, conocida como la parroquia de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción, donde actualmente reposan los restos del conquistador. Sobre su historia, nos habla el P. Arturo Pérez.
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Cuenta el sacerdote que este recinto, conocido en un inicio sólo como iglesia de la Limpia y Pura Concepción, recibió su nombre actual años después de ser construido gracias a una hermosa leyenda: “Petronila Gerónimo, una india de abolengo, soñó a Jesús con un rostro pleno de amor y llevando su Cruz a cuestas; posteriormente, a su casa llegaron unos indios que pudieron hacer una representación perfecta del Cristo de su sueño. Ya en su lecho de muerte, Petronila dispuso que la imagen fuera rifada, y al salir ganador el hospital, se repitió la rifa para evitar que la imagen quedara en un lugar tan modesto. Pero se obtuvo igual resultado. Tantas veces como repitieron la rifa, el hospital resultó ganador, así que se le dio el nombre de Hospital de Nuestra Señora de la Limpia y Pura Concepción y de Jesús Nazareno, del cual la iglesia tomó su nombre. Esta es una iglesia con mucha historia, donde lo milagroso, lo real y lo científico conviven en perfecta armonía”.
Esta iglesia en un tiempo sirvió como cocina pública y almacén de comerciantes, y posteriormente como prisión. En el año 2007, por un descuido con las veladoras, se registró un incendio en el interior del templo, mismo que provocó daños en las imágenes de ángeles que resguardaban el Santísimo, así como en una figura muy antigua que representa el sacrificio de Isaac, y también en una de Hernán Cortés creada en los inicios de la evangelización. Tras este incendio, el templo tuvo que cerrar sus puertas, y las abrió hasta 2015.
“Al fondo del templo, en la bóveda –señala el sacerdote–, existe un mural de José Clemente Orozco, que el artista realizó por iniciativa propia en 1940, el cual representa el Apocalipsis desde su muy particular punto de vista”.
El templo resguarda diversas obras de arte sacro, tal como el Cristo que ahora preside la Eucaristía, mismo que data del siglo XVII, o la imagen apocalíptica de la Santísima Virgen María representando el pasaje bíblico del dragón que quiere devorar al Niño, obra que es de mediados del siglo XVI, y la imagen de Jesús Nazareno, que también es antiquísima.
La Iglesia de la Limpia y Pura Concepción y de Jesús Nazareno es una joya arquitectónica que merece ser embellecida.
Rectoría Limpia y Pura Concepción y de Jesús Nazareno
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