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3 cosas que debemos agradecer a William Friedkin, autor de El Exorcista

El laureado cineasta William Friedkin, director de El Exorcista, la película más importante del género de terror en la historia del cine, falleció este lunes a la edad de 87 años debido a un fallo en el corazón.

De origen judío, William Friedkin no era un practicante de su religión, e incluso, se sentía más cercano a las enseñanzas del catolicismo, como él mismo reconoció en una ocasión en una entrevista con L’Osservatore Romano.

“Creo en las enseñanzas de Jesús, y ya creía en sus enseñanzas cuando hice la película. Es el milagro de la fe. Como cualquiera que cree, no te puedo dar evidencia sólida. Solo tengo mi fe”, dijo entonces.

El Exorcista fue un parteaguas en la historia de la cinematografía y, sin duda alguna, despertó el interés de todo el mundo sobre el tema de los exorcismos. Aunque utilizó los efectos especiales propios del cine de terror, también presentó muchas realidades de este fenómeno preternatural.

El padre José Alberto Medel, integrante del Colegio de Exorcistas de la Arquidiócesis Primada de México, nos explica tres cosas que podemos agradecer a William Friedkin, director de El Exorcista:

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1. Lo que sucede en un exorcismo real

La crítica especializada y las personas que han visto esta película no dudan en catalogarla como una de las mejores películas de terror creadas hasta la fecha, y esto se debe a que el autor, si bien se basó en el guión, en la historia, en una novela precedente, se documentó sobre lo que de veras sucede en un exorcismo y aquí está la genialidad de la película.

Incluso, el afamado padre Gabriel Amorth habría dicho que lo que sucede en un exorcismo real está retratado en El exorcista, de manera que lo terrorífico de la película está en que no está basada en la imaginación del director, sino en que se documentó acerca de lo que sucede en un exorcismo y por eso retrata a verdad del exorcismo.

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2. El protagonista es el exorcista

La película se llama El Exorcista porque en realidad el protagonista de la película no es la niña que sufre la posesión, sino el papel de los sacerdotes exorcistas, que son dos: el sacerdote que tiene dudas y está viviendo una crisis de fe, y el sacerdote experimentado. Ambos asisten al exorcismo de esta niña.

La película habla sobre todo de la experiencia del sacerdote ante este acontecimiento y lo hace de una manera también muy bien planteada. William Friedkin, en El Exorcista, logra equilibrar, por una parte, las dudas de fe que vive el sacerdote más joven, quien sufre la pérdida de su madre, y otros elementos que son como un caldo de cultivo que utiliza el demonio para hacerlo flaquear en la fe.

En contraste, tenemos la experiencia y la fuerza de la fe del otro sacerdote que le acompaña.

Esta trama, muy bien desarrollada, nos habla de la persona misma del exorcista, en un equilibrio bastante enriquecedor que no sólo centra su atención en los fenómenos preternaturales que suceden durante el rito, sino en la finalidad del demonio, que es agudizar las dudas de fe del sacerdote, y cómo al final esto no se logra, gracias a la acción de Dios ante el exorcismo.

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3. Abrió la conversación

Y una tercera cosa es el momento en el que la película sale a la luz. Sin duda, el autor quiso posicionar un producto vendible en su época, pero el mismo William Friedkin declaró que hizo El Exorcista siendo creyente; por lo tanto, la película logra presentar el tema de una manera muy interesante al utilizar el lenguaje del marketing y las formas propias del género de terror.

Pero también muestra una verdad confrontando sanamente la ciencia con la fe, la respuesta de la fe, de la Iglesia Católica ante estos fenómenos.

Es cierto que la película despertó un interés fantástico, supersticioso y morboso acerca de los exorcismos, pero también logró abrir un cuestionamiento real sobre una práctica que siempre ha existido en la Iglesia y sobre la que se han dicho incluso cosas negativas.

“El Exorcista” invita a una reflexión sincera sobre la verdad de los exorcismos, más allá de las cuestiones puramente morbosas, supersticiosas o fantásticas.

Entonces, creo que un tercer punto a destacar es que la película puso los reflectores sobre un tema apasionante y que indirectamente evangeliza, porque esta lucha de las tinieblas con la Luz de Dios, se puede abordar desde la teología, desde la reflexión seria, e incluso, desde del diálogo interdisciplinar con otras ciencias como la psiquiatría y la psicología, se puede dialogar sobre estos fenómenos y llegar a conclusiones sorprendentes.

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Alejandro Feregrino

Periodista. Ha trabajado en radio, agencias de noticias y prensa escrita.

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