¿Los sacerdotes y las monjas tienen prohibido bailar?
En los últimos meses se han difundido videos de sacerdotes o monjas bailando, ¿tienen prohibido hacerlo?
¿Es bueno que los sacerdotes o las monjas bailen? ¿O tienen prohibido bailar? Son dos preguntas que a menudo se hacen muchos fieles, e incluso los consagrados.
Aunque aparentemente es una cuestión de simple respuesta -un ‘sí’ o un ‘no’- en realidad requiere varias consideraciones.
Si pensáramos que bailar es malo, la respuesta inmediata tendría que ser “no”. Un consagrado no puede bailar”, porque un cristiano sabe perfectamente que, ante la pregunta sobre el bien y sobre el mal, siempre hay que optar por lo bueno y evitar lo malo.
Por eso, esta cuestión no debe estar en los parámetros del bien o el mal.
¿El baile es bueno o es malo?
Preguntar si el baile es bueno o malo también es una disyuntiva tramposa porque el baile no es malo en absoluto; al contrario, es algo bueno, primero porque es saludable e implica ejercicio físico; pero más allá de estas bondades, bailar es bueno simplemente porque es una expresión natural del alma humana.
El hombre expresa emociones y sentimientos desde lo más profundo de su corazón, y bailar es una expresión humana natural; la danza artística es tenida como una de las bellas artes, una expresión genuina del espíritu humano.
La danza ha sido históricamente un vehículo de expresión de fe y para demostrarlo basta con ir a la Sagrada Escritura.
El Antiguo Testamento nos da testimonio de bailes religiosos en torno al Arca de la Alianza, en torno al templo de Dios; y muchas culturas, a lo largo de la historia de la humanidad, nos expresan su auténtica vida espiritual a través de sus ritos religiosos que incluían la danza.
En la vida cotidiana, el baile también está presente en muchos acontecimientos de nuestra vida: en los cumpleaños, las celebraciones y acontecimientos importantes el hombre tiene la necesidad de expresar con su cuerpo la alegría de su espíritu.
Esto ha dado paso a un sinfín de expresiones, distintos tipos de baile, con las cuales algunos podríamos estar muy de acuerdo y otras en las que no, porque exacerban la sensualidad. En muchas ocasiones, los movimientos se distorsionan y dan paso a expresiones equivocadas, tipos de danza en las que las personas se presentan o se utilizan como simples objetos. Esto no requiere mayor explicación.
¿Es conveniente que un consagrado baile?
Sobre esta pregunta, no hay ninguna norma escrita -al menos recientemente- que prohiba expresamente a los consagrados, por lo que cada uno de debe discernir sobre la conveniencia de hacerlo, sobre todo en ciertos ambientes -como en las parroquias-, donde tienen una presencia continua.
La clave está en el discernimiento, en poner en una balanza el bien que se pueda hacer. A veces los fieles se escandalizan por cualquier cosa o piensan que esto es algo muy mundano y, entonces, quizá convenga no hacerlo.
Pero en otros momentos sí podría resultar conveniente, precisamente para demostrar que expresar la alegría bailando no es malo y que los consagrados somos personas comunes y corrientes que también vivimos las expresiones humanas de alegría.
@padrejosedejesus ♬ La Boda Del Huitlacoche – Live – Carin Leon
Claro, bailar no es parte de nuestro estilo de vida; nosotros hemos renunciado a este tipo de expresiones que, si bien son buenas, los consagrados renunciamos a todo esto para tener un estilo de vida distinto, pero cuando se llega a hacer, no se hace nada malo.
El video viral
En los últimos días se ha viralizado el video de una religiosa bailando entre un grupo de jóvenes en una escuela o un grupo juvenil. Por su forma de vestir, puedo inferir que sí se trata de una religiosa y no de una mujer disfrazada de monja. Es un ambiente juvenil, los muchachos están contentos y ella se une a la celebración por unos segundos.
A nosotros quizá nos puede escandalizar, pero en ese momento de alegría para ella es una forma de hacer ‘click’. Tomemos en cuenta que muy probablemente ellos conocen muy bien a esa religiosa y ese gesto les cae bien y les genera empatía.
Es un instrumento para acercarse a ellos. No creo que la religiosa baile habitualmente. Lo mismo sucede con un sacerdote que en su parroquia no lo hace habitualmente, no visita los salones de baile ni va a bailar a todas las fiestas, pero excepcionalmente lo hace en un momento para empatizar y generar un vínculo con las personas que lo acompañan.
En cambio, si un sacerdote o una religiosa hacen del baile su estilo de vida, si bailan en todas las fiestas, aunque no están haciendo nada malo, sí están haciendo algo imprudente que muy seguramente generará desconfianza entre sus fieles porque la feligresía espera que sus sacerdotes y sus religiosas seamos distintos, que vivamos un estilo de vida distinto.
La clave está en la prudencia
Debemos hacer discernimiento sobre lo que es y no es prudente, sobre lo que hace y no hace vida en las almas, sobre lo que escandaliza y lo que no escandaliza.
Por lo tanto, ante la pregunta de si un sacerdote o una religiosa pueden bailar, la repuesta es sí pueden bailar, pero deben discernir sobre el lugar, el modo, las circunstancias y, sobre todo, buscar en ello el bien de las almas y responder con su vida a lo que las almas buscan en los sacerdotes y en las religiosas: que sean signo de la presencia de Dios.
El baile puede ser un instrumento para empatizar con los fieles, que nos ayude a acercarnos a las personas. Hacerlo alguna vez, excepcionalmente, no solamente es válido, sino conveniente e incluso recomendable. La clave, insisto, está en el discernimiento.