El Rosario de los jueves considera la meditación de los Misterios Luminosos. Esta es la guía para rezarlo de manera sencilla:
ÍNDICE DE CONTENIDO
1. Oraciones iniciales.
2. Primer misterio luminoso: El Bautismo en el Jordán.
3. Segundo misterio luminoso: Las bodas de Caná.
4. Tercer misterio luminoso: El anuncio del reino de Dios.
5. Cuarto misterio luminoso: La Transfiguración.
6. Quinto misterio luminoso: La institución de la Eucaristía.
7. Oraciones finales.
8. Letanía del Santo Rosario.
Por la señal de la santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Meditación: “Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre Él. Y una voz que salía de los cielos decía: ‘Este es Mi Hijo amado, en quien me complazco'”. (Mt 3,16-17)
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, concédenos la gracia de vivir cada día con mayor amor las promesas de nuestro Bautismo. He aquí todo el compendio de nuestra vida cristiana.
Meditación: “Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dijo a Jesús su madre: ‘No tienen vino’. Jesús le respondió: ‘¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora’. Dijo su madre a los sirvientes: ‘Hagan lo que Él les diga'”. (Jn 2, 1-5).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, ayúdanos con tu gracia a permanecer siempre en tu amor. Que, sostenidos por la intercesión de María Santísima, podamos vivir siempre unidos a ti.
Meditación: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en el Evangelio”. (Mc 1, 15)
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, concédenos vivir las bienaventuranzas para que podamos un día verte como tú mismo has prometido a los limpios de corazón. Ayúdanos a ser misericordiosos como tú y a considerar una alegría el padecer por tu amor.
Meditación: “Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: Su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz” (Mt 17, 1-2).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, ayúdanos a recordar el Tabor en los momentos de Getsemaní. Que el amor que tú pones en nuestro corazón transfigure nuestra vida en el servicio a nuestros hermanos.
Meditación: “Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: ‘Tomen y coman, éste es Mi Cuerpo'” (Mt 26, 26).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, enséñanos a hacer de nuestra vida una Eucaristía para los demás y a encontrar en la misma Eucaristía, el sentido de toda nuestra vida y el Pan de vida que hace ya presente en semilla la resurrección.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
R: Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
R: Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
R: Señor, ten piedad
R: Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo
R: ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios,
R: ten piedad de nosotros.
R: Ruega por nosotros. (Se repite después de cada advocación mariana)
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la Misericordia,
Madre de la divina gracia,
Madre de esperanza,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los migrantes,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Con información de Vatican.va
También puedes hacer el Santo Rosario de los jueves con este video. El Rosario lo dirige Mons. Carlos Enrique Samaniego, obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México. Sólo da clic en la pantalla.
Estas son las guías del Santo Rosario para toda la semana y ocasiones especiales:
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