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¿Quiénes son las mártires mexicanos que murieron en Japón?

Descubre la historia de los mártires mexicanos que murieron en Japón

Muchas personas no saben que hubo mártires mexicanos  que murieron en Japón, por ello te compartimos que tras el martirio de San Felipe de Jesús, dos mexicanos más murieron torturados en Japón: Bartolomé Laurel (1599-1627) y Bartolomé Gutiérrez (1580-1632) de la orden de San Agustín, a quienes la Iglesia proclamó como beatos. También fue agustino un hermano de Felipe de Jesús, Juan de las Casas, quien ingresó al convento el mismo año en el que Felipe se embarcó hacia Manila y también fue mártir en Japón en 1607.

Conoce más sobre la vida de San Felipe de Jesús

Mártires mexicanos muertos en Japón

Beato Fray Bartolomé Díaz – Laurel 1599-1627

Durante mucho tiempo se pensó que Bartolomé Días-Laurel era de la ciudad de México, pero nació en 1599 en el barrio del Pozo de la Nación, “Ciudad los Reyes”, en Acapulco, de acuerdo con la tradición franciscana de la Provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán.

Se sabe que hacia 1606, cuando Bartolomé tendría siete años, los franciscanos de la Provincia de San Diego de México iniciaron un convento de hospedería y hospital, fundado con el nombre de Nuestra Señora de Guía.

Allí surgió su vocación religiosa, pero ingresó al noviciado del convento de San Buenaventura, en Valladolid (hoy Morelia) donde recibió el hábito el 13 de mayo de 1615, de manos de fray Miguel Tolón y por segunda ocasión el 17 de octubre de 1616, impuesto por fray Alonso de Santa María; profesó como Hermano Lego el 17 de octubre de 1616, ante fray Antonio de la Cruz.

Al parecer, ejerció apostolado como laico de 1617 a 1619, atendiendo enfermos y aprendiendo medicina, y es probable que haya leído El tesoro de las medicinas y demás yerbas, del venerable Gregorio López escrito en 1589, y quien falleció en San Agustín de las Cuevas (Tlalpan), en 1596, ya que no muy lejos, en México, él estuvo en el convento grande de San Francisco.

En diciembre de 1619, Bartolomé Laurel fue a Filipinas. Un documento del Archivo de Indias precisa que, a las órdenes del procurador Hernando de Moraga, iban 18 sacerdotes, un donado y un hermano lego, quien sería el beato Bartolomé Días-Laurel.

Entre 1620 y 1623 ejercería en Filipinas su apostolado, al lado de fray Francisco de Santa María, comisionado de la Orden. Aprendieron japonés y juntos pasarían a esa isla.

En Japón, en 1587, el emperador Shogun ordenó la expulsión de los jesuitas y en 1597, persiguió a los cristianos. Su sucesor, Leyasu intensificó la persecución y en 1614 publicó un decreto de expropiación y muerte de los cristianos. Los años más sangrientos vendrían después, con su hijo Xongunsama (1623 – 1651), quien los persiguió durante 40 años.

Fray Francisco de Santa María, fray Bartolomé Días –Laurel, un catequista japonés y el laico Gaspar Vaz, en total 14 personas, fueron apresadas en 1927, y ejecutadas en una hoguera el 17 de agosto, y para evitar que recogieran sus cenizas fueron tiradas al mar.

El 7 de junio de 1867, Pío IX lo beatificó con otros 205 mártires del Japón, encabezados por Alfonso Navarrete. La Iglesia lo venera desde 1892. El Primer arzobispo de Acapulco, Rafael Bello Ruiz, lo declaró “Patrón del Catecismo”

Leer más: Papa Francisco: Hay más mártires hoy que en los primeros siglos

Beato Bartolomé Gutiérrez. (1580 –1632)

Bartolomé Gutiérrez nació en la Ciudad de México, el 4 de septiembre de 1580, posiblemente en una casa de las calles de Donceles y Primera de Santo Domingo; fue hijo de Alonso Gutiérrez y Ana Rodríguez. Su Fe de Bautismo se guarda en el Sagrario Metropolitano de la catedral y está firmada por el cura Francisco Loza, el día 4 de septiembre. Los padrinos fueron Juan Fernández y Catalina Rodríguez.

El 1 de junio de 1596, a los 16 años, ingresó con los agustinos a quienes, 4 años antes, Clemente VIII reconoció a México como Provincia Independiente de la Orden. Él profesó de manos del padre Diego de Contreras.

Realizó apostolado en Yuriria, Guanajuato y en Puebla donde se unió al Procurador de Manila, Fray Pedro Solís, quien estaba por ir a Filipinas, y se embarcó en 1606. Llegaría a ser Maestro de novicios, probablemente, desde 1612.

Entre 1615 y 1617 Bartolomé Gutiérrez fue a Japón y se instaló en el convento de Usukim no obstante, pesaba sobre ellos una orden de expulsión. Fray Bartolomé tenía facilidad para los idiomas y era un latinista notable. Aprendió el japonés y fue nombrado prior del monasterio.

El 10 de noviembre de 1629, mientras estaba en Omura, fue descubierto y arrestado por el rey de Bongo, Tacanaga, quien lo consideró espía y enemigo de la raza. Fue encarcelado en estrecha jaula (1629-1631); luego torturado en las aguas fétidas e hirvientes del monte Ungeno.

El 3 de septiembre de 1632, Bartolomé fue quemado a fuego lento junto con cinco compañeros, en Nagasaki. “Las actas de martirio fueron publicadas en Manila por el franciscano Martín Claver y reproducidas en la Crónica de Sicardo y en la Relación de Fernández Lechuga, impresa en México en 1666.  Bartolomé Gutiérrez escribió ‘Narración histórica de la vida y martirio de los ilustres fr. Pedro de Zúñiga, agustino, y Fr. Luis Flores, dominico, y de otros japoneses que padecieron en el mes de agosto de 1622’. El original de esta obra, escrita en papel japonés y dirigida al provincial de los agustinos en Filipinas, llegó a México y estuvo en poder del doctor Marcelino Solís, rector de la Real y Pontificia Universidad, y de allí Sicardo sacó copias que, envió a España.”

Hay una estatua suya en el atrio de la parroquia de Yuriria, Guanajuato. Bartolomé Gutiérrez fue beatificado por Pío IX, el 7 de julio de 1867, en un grupo de 205 mártires entre los que está el mexicano Fr. Bartolomé Días- Laurel.

Carlos Villa Roiz

Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM. Con 30 años de experiencia en periodismo, se ha especializado en la cobertura religiosa, trabajando en Televisa S.A. y Televisión Azteca. En 1997, recibió el Premio Nacional de Periodismo del Club de Periodistas de México. Ha realizado reportajes en cuatro continentes, incluyendo coberturas significativas como el Jubileo del año 2000 en Roma, los funerales de Juan Pablo II, el viaje de Juan Pablo II a Tierra Santa y el Encuentro Mundial de la Juventud en Sydney. Fue Jefe de Prensa durante el VI Encuentro Mundial de las Familias en México. Además, ha colaborado en publicaciones como Época, Última Moda e Impacto, donde mantiene columnas sobre cultura religiosa. Ha escrito varios libros, entre ellos "El Agua del destino" y "Popocatépetl: Mito, ciencia y cultura". También es comentarista en programas de radio.

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