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¿Quién es la Guardia Suiza que cuida el Vaticano?

La Guardia Suiza Pontificia que cuida al Papa en el Vaticano, posiblemente es el ejército más pequeño del mundo pues apenas cuenta con unos cien soldados.

Fue fundada por Julio II en 1506 como un cuerpo estable, que dependía directamente de la Santa Sede y cuya misión era defender al romano pontífice; su cuartel está frente al palacio apostólico.

A la fecha, custodian la Puerta de Bronce que comunica al Palacio Pontificio, la Casa de Santa Marta que es donde vive el Papa Francisco, el Arco de las Campanas que es el acceso al “Governatorio” y a la sala de audiencias Paulo VI que tiene capacidad para casi 10 mil personas.

Así como la salida de las grutas vaticanas que son visitadas por miles de turistas, a la sacristía y el acceso a la zona de jardines; también vigilan el Arco de Santa Ana que es la entrada a la Iglesia parroquial y otros edificios administrativos de la Santa Sede

Los santos patronos de la Guardia Suiza Pontificia son: san Martín, san Sebastián y san Nicolás von Flue, “defensor de la paz y padre de Suiza”.

Los integrantes de la Guardia Suiza deben cumplir con varios requisitos: ser católico, suizo, debe ser menor de 30 años, tener una altura superior a 1.74 y tener título de escuela superior o diploma de formación profesional.

Los candidatos deben haber estudiado en la escuela militar suiza y se comprometen a vivir en el Vaticano por un mínimo de dos años. Ellos viven en 11 departamentos.

El Vaticano ha llegado a tener otros grupos militares pero, en 1974, el Papa suprimió la gendarmería pontificia, la guardia palatina y 70 guardias voluntarios que pertenecían a la nobleza europea y que juntos hacían más vistosas las solemnes procesiones pontificias.

La Guardia suiza porta alabardas muy estilizadas de un metro ochenta de largo y la tradición señala que fue Miguel Ángel (1475-1564) quien diseñó el vestuario, sin embargo, hay historiadores que sostienen que el modelo proviene del realizo por un oficial de la propia guardia en 1914.

Desde que Juan Pablo II tuvo el atentado en la Plaza de San Pedro en 1981, los guardias también llevan consigo botes de spray defensivo y se adiestran en artes marciales.

La heroicidad de la Guardia Suiza

El 6 de mayo de 1527, perdieron la vida 147 soldados suizos durante el Saqueo de Roma, mientras protegían al Papa Clemente VII (1523 – 1534) del asalto de las tropas del emperador Carlos V.

La historia de esta ensangrentada página se remonta a la liga que el pontífice estableció con Francia, Venecia y Florencia para combatir al emperador del Sacro Imperio Romano, y estas tropas, influenciadas por el luteranismo, cometieron toda clase de abusos cuando invadieron la ciudad.

Clemente VII quedó preso en el Castillo del Santo Ángel, en Roma y recobró su libertad siete meses después, luego de que pagara una fuerte suma por el rescate que mermó las arcas vaticanas e incluso, la Iglesia perdió ricos tesoros artísticos.

Las tropas invasoras actuaron como bárbaros: colgaron a muchos habitantes de las muñecas, les clavaron astillas debajo de las uñas, saquearon los almacenes, asaltaron a las familias pudientes llevándose grandes cantidades de oro y joyas, violaron a las monjas en sus conventos y cientos de cadáveres fueron arrojados al río Tíber. Las crónicas dicen que 10 mil personas fueron mal enterradas lo que generó una epidemia de peste.

Otro acto de valentía de la guardia suiza tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial cuando Hitler ocupó Roma y el Vaticano se convirtió en refugio de judíos, gitanos e incluso de algunos desertores de Alemania, así como de los diplomáticos de los países que estaban en guerra con Italia. Los guardias suizos patrullaban las fronteras de la ciudad- Estado hasta junio de 1944 cuando los alemanes salieron de Roma en dirección al norte cuando los aliados entraron por el sur.

 

Puedes leer: ¿Qué es la oración de contemplación? El Papa Francisco te lo explica

Carlos Villa Roiz

Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM. Con 30 años de experiencia en periodismo, se ha especializado en la cobertura religiosa, trabajando en Televisa S.A. y Televisión Azteca. En 1997, recibió el Premio Nacional de Periodismo del Club de Periodistas de México. Ha realizado reportajes en cuatro continentes, incluyendo coberturas significativas como el Jubileo del año 2000 en Roma, los funerales de Juan Pablo II, el viaje de Juan Pablo II a Tierra Santa y el Encuentro Mundial de la Juventud en Sydney. Fue Jefe de Prensa durante el VI Encuentro Mundial de las Familias en México. Además, ha colaborado en publicaciones como Época, Última Moda e Impacto, donde mantiene columnas sobre cultura religiosa. Ha escrito varios libros, entre ellos "El Agua del destino" y "Popocatépetl: Mito, ciencia y cultura". También es comentarista en programas de radio.

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