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¿Qué es un monaguillo y cuál es su función en la Misa?

Durante las Misas, los monaguillos llaman la atención por su presencia en el altar, por su vestimenta y la manera en que ayudan al sacerdote, pero ¿qué significa realmente ser monaguillo?

Aunque algunos piensan que es únicamente un primer paso hacia el sacerdocio, no siempre es así. Ser monaguillo es, ante todo, un servicio importante en la Iglesia, pues consiste en acompañar de cerca las celebraciones litúrgicas y asistir en los oficios que realiza el sacerdote. De esta manera, los niños cumplen con el deseo de Jesús cuando dijo “Dejad que los niños se acerquen a mí”.

En la Iglesia Católica, los monaguillos (niños y niñas) ofrecen un servicio especial en el altar. “Un monaguillo es un niño servidor del altar. Son niños que se dedican a servir a Dios, son amigos, seguidores y servidores de Jesús”, explica Araceli Anaid Vázquez Cruz, coordinadora del equipo enlace de Monaguillos de la Arquidiócesis Primada de México.

3 consejos del Papa a los monaguillos. Ilustración María Escutia/DLF

¿Qué significa la palabra monaguillo?

El término monaguillo tiene un origen muy antiguo, explica Anaid, proviene del griego monákhos (monje), que pasó al latín monachus con el mismo sentido. En el español medieval se usaron las formas mónago y monacillo, hasta llegar al diminutivo actual que significa literalmente “pequeño monje” o “pequeño servidor del clero”. En sus inicios, la palabra designaba a los jóvenes que ayudaban en los monasterios y que, sin ser religiosos, colaboraban con los monjes en las celebraciones; con el tiempo, el nombre se aplicó a los niños y niñas que sirven en el altar de las parroquias, como hasta hoy los conocemos.

De acuerdo con Anaid, los niños generalmente comienzan su servicio entre los 6 y 12 años, aunque pueden continuar hasta los 18. Para integrarse deben reunir ciertos requisitos como saber leer y escribir, estar preparados para recibir los sacramentos de iniciación, o en preparación, contar con el apoyo por escrito de sus padres y del párroco, y lo más importante es que no deberán descuidar sus estudios, resalta la coordinadora.

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Entre sus responsabilidades principales se encuentra acompañar al sacerdote en los momentos de la celebración. Foto: INBG

¿Cuáles son las funciones de un monaguillo?

Entre sus responsabilidades principales se encuentra acompañar al sacerdote en los momentos de la celebración, por ejemplo, presentando los objetos sagrados como el cáliz, la patena, el incensario o las vinajeras; así como responder en las oraciones y mantener el orden y el recogimiento durante la liturgia. También colaboran en las procesiones, portando la cruz, los ciriales o el libro de los Evangelios, y apoyan en los ritos especiales como bautismos, bodas o celebraciones solemnes.

Pero su servicio no se limita al altar, añade Anaid, los monaguillos reciben una formación integral en tres partes: dimensión litúrgica, integral y recreativa; cada una les impulsa a vivir su fe con alegría y responsabilidad. “En este sentido, además de aprender sobre la liturgia, se fomenta en ellos el compañerismo, la disciplina, la oración personal y comunitaria, así como la participación en actividades recreativas y de integración”.

Los niños aprenden el sentido de la Misa, los signos y gestos propios de la liturgia. Foto: DLF

La formación de los monaguillos

Dimensión litúrgica: los niños aprenden el sentido de la Misa, los signos y gestos propios de la liturgia, y las funciones que realizan en cada momento de la celebración. Se les enseña a manejar con respeto los objetos sagrados, a responder con devoción y a vivir la Eucaristía con profundidad.

Dimensión integral: además de lo litúrgico, se fomenta en ellos la formación humana y espiritual. Esto incluye la oración personal, la vida sacramental, la convivencia en comunidad y el fortalecimiento de virtudes como la responsabilidad, la disciplina y el servicio a los demás.

Dimensión recreativa: el servicio también se complementa con espacios de convivencia fraterna, juegos, dinámicas y actividades que fortalecen la amistad y el sentido de pertenencia. Así, el monaguillo no sólo aprende a servir en la Iglesia, sino también a compartir con alegría su fe junto a otros niños.

El proceso formativo dura aproximadamente un año, aunque la capacitación es continua mientras los niños permanecen en el grupo. En la Arquidiócesis de México también se aplican protocolos de protección a menores. “Se cuida la imagen de los niños y siempre se pide autorización a los padres para publicar fotografías. Además, se promueve la integración familiar y la formación de los papás para que acompañen a sus hijos”, detalla Vázquez.

¿Qué significa la vestimenta de los monaguillos?

La vestimenta de los monaguillos, conocida como sotanera, está descrita en la normativa de la Iglesia en México publicada en 2014 por el Cardenal Norberto Rivera. Consiste en una sotana roja con un roquete blanco encima.

A decir de la coordinadora, los colores no tienen un significado litúrgico específico, pero sí evocan el sentido de la palabra monaguillo al imitar, de algún modo, el atuendo de los obispos.

La Arquidiócesis de México recomienda que los monaguillos vistan en rojo y blanco; sin embargo, cada comunidad puede hacer adaptaciones. En algunos lugares, por ejemplo, se utilizan sotanitas cafés en ambientes franciscanos, o bien combinaciones de blanco con verde, o azul acompañado de roquete blanco.

El roquete, también llamado sobrepelliz, simboliza la pureza y la alegría con las que el monaguillo debe servir, mientras que la sobriedad de la sotana subraya la humildad y obediencia propias del servicio al altar.

De acuerdo con Vázquez, “el color no cambia según el tiempo litúrgico, salvo que el sacerdote de la comunidad lo determine. Antes de recibir la sotana, se sugiere que los niños vistan pantalón y zapatos negros con camisa o playera blanca, mientras que las niñas lleven el cabello recogido. Cuando los monaguillos pasan a ser ceremonieros, lo más común es que porten traje formal, aunque en algunos lugares se emplea el negro y blanco, semejante al acolitado que usan los seminaristas”.

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¿Qué hace un monaguillo en la Misa? Foto: DLF

Los animadores de los Monaguillos

En este proceso de la formación de los monaguillos, resulta fundamental la labor y el acompañamiento de los Animadores de grupo, quienes en cada comunidad parroquial o capilla atienden, forman y motivan a los niños y niñas servidores del altar.

Su misión se ve fortalecida por el Equipo Enlace de Monaguillos APM, encabezado por el P. Luis Antúnez, encargado de la Pastoral Infantil, y conformado por 42 laicos voluntarios que han sido o son animadores de grupos. Ellos enlazan el trabajo de los animadores con las más de 300 parroquias que integran las 8 zonas pastorales, organizando actividades diocesanas para los monaguillos.

Además, comenta Anaid, este equipo brinda atención personalizada a cada animador y ofrece su formación a través de talleres como Para Animar un Grupo, que son reuniones generales en la Curia Arquidiocesana, así como acompañamiento en eventos significativos como la Peregrinación Anual a la Basílica de Guadalupe y el Encuentro Anual de Monaguillos, que fortalecen la identidad y el compromiso de este servicio al altar.

Semillero de vocaciones

“La importancia de los monaguillos dentro de la Iglesia es que son un semillero importante de vocaciones sacerdotales y religiosas. Al estar tan cerca de Cristo y de la figura del sacerdote, muchos descubren su llamado”, afirma Vázquez.

La coordinadora, con 13 años de experiencia como animadora y ahora como coordinadora, ha sido testigo de cómo el servicio de los monaguillos puede despertar vocaciones sacerdotales y religiosas. Recuerda la historia de Luis Carlos, quien desde niño expresó su deseo de ser sacerdote. Se le vio formarse como monaguillo, prestando servicio en diferentes iglesias, y al crecer decidió entrar al seminario a temprana edad, antes de la formación de la provincia de México. Como sacerdote, continúa apoyando a los grupos de monaguillos, animándolos y promoviendo su servicio.

Otro ejemplo, recuerda, es Eliseo, quien comenzó como monaguillo, luego se desempeñó como animador de monaguillos y actualmente está en el seminario mayor. “Uno no sale del grupo de monaguillos igual que como entró. Es una experiencia que los transforma y los marca para toda la vida”, concluye Vázquez.

Ser monaguillo no es solo un servicio, es también un camino de amistad con Cristo. Por eso, si estás interesado en prestar tus servicios como monaguillo, no dudes en acudir a tu iglesia o parroquia; allí recibirás la orientación necesaria para dar los primeros pasos en este ministerio.

Puedes contactarte en:

Facebook: Monaguillos Arquidiócesis de México

Correo: monaguillos@monaguillos.com.mx

Sitio web: MonaguillosMX

Cynthia Fabila L.

Periodista con más de 20 años de trayectoria, titulada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. A lo largo de su carrera ha colaborado en reconocidos medios nacionales como Milenio, El Gráfico de El Universal, Revista Alto Nivel y Desde la fe, entre otros. Su trabajo se ha enfocado en temas sociales, culturales y de interés humano, con un compromiso constante por informar con profundidad y sensibilidad.

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