Recientemente circuló en redes sociales un video en el cual se observa que durante el concierto de un grupo de rock, un caballero esparce las cenizas de su amigo difunto, lo que generó amplias reacciones a favor y en contra. De acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica, este acto es moralmente inaceptable.
Sobre este tema, se expresa el padre José Alberto Medel, responsable de Liturgia en la Diócesis de Xochimilco en la Ciudad de México.
Recuerda el sacerdote que la Iglesia Católica “tributa una gran veneración al cuerpo humano, porque sin entrar en grandes profundizaciones filosóficas o teológicas, hemos de decir que el ser humano, así llanamente, está compuesto de cuerpo y alma, y la muerte se produce cuando el cuerpo y el alma se separan”.
“El cuerpo va a cumplir las leyes de la naturaleza y el alma va al mundo de lo espiritual, y en la segunda bondad de Cristo, y en esto se funda nuestra fe y nuestra esperanza, lo decimos al final del Credo: esta carne, este cuerpo, haya sido sepultado o se haya cremado, volverá a unirse a su alma; es decir, resucitará, ya para otra cosa, pero resucitará. Por eso, la Iglesia venera el cuerpo de las personas y los resguarda con todo el decoro posible en las sepulturas, en los panteones o cementerios, y ruega por el alma de los difuntos”, explica el sacerdote.
“Lo que ahora sucede, pues, es consecuencia de lo que nosotros llamamos el secularismo. La gente que tiene una fe distorsionada, poco formada, que incluso ante las horas tristes de la muerte las enfrenta con lo poquito que tienen en el corazón; con mucho dolor, pero también con superstición o con sentimentalismos que terminan desdibujando la honra y el honor que hemos de guardar a nuestros difuntos, a los que esperamos volver a abrazar en el último día”, menciona.
Para abordar esta situación a la luz de las enseñanzas de la Iglesia, el padre Medel se apoya en la instrucción “Ad resurgendum cum Christo”, un documento publicado en mayo de 2016 por la Congregación para la Doctrina de la Fe que trata ampliamente sobre la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación. “En resumidas cuentas se nos habla de la honra y el respeto que hemos de tener a los cuerpos humanos esperando naturalmente la gloria de la resurrección”.
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Por ello, el sacerdote cuestiona tal práctica y la atribuye al hecho de que posiblemente “se ha dejado de creer y ya no se cree firmemente en Jesús, en la resurrección de la carne y en la vida futura, pues empezamos a hacer todo este tipo de cosas”.
Tras lamentar “que las cenizas sean esparcidas en el mar, en los campos o que sean ahora sepultadas debajo de árboles”, el padre Medel reitera en que nuestras creencias deberían, en cambio, responder a la convicción de que un día resucitaremos.
“Por eso es importante crecer en nuestra conciencia de creyentes, porque en esa medida vamos a alejarnos de ideas que terminan traduciéndose en malas costumbres”, alerta.
También recuerda que la Iglesia Católica “ilumina con el evangelio todos los acontecimientos de la vida. A su vez, la Iglesia, iluminada por la palabra de Dios y con esperanza en la resurrección, nos invita a honrar el cuerpo humano”, algo que, indicó, “siempre ha formado parte de la tradición cristiana”.
Igualmente, el sacerdote señala que si esta enseñanza “se deforma es porque lo que la sostiene es una fe débil, es pobre, o ya no existe. Así que formémonos en nuestra fe y crezcamos en la conciencia de esto que decimos al final del credo”.
“Creo en la resurrección de la carne y en la vida del mundo futuro. Como creemos en esto, fundado en la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, a la hora de morir no debemos pedir este tipo de cosas; y los familiares trataremos con respeto los cuerpos de nuestros seres amados”, concluyó.
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