¿Qué poema de San Francisco de Asís inspiró la encíclica Laudato si’?
El cántico de las criaturas, el poema de San Francisco de Asís, inspiró al Papa Francisco en la encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común.
San Francisco de Asís escribió hacia 1226 El cántico de las criaturas, también conocido como Cántico del hermano sol. Este poema, nacido en un contexto de pobreza radical y de profunda unión con la creación, es una alabanza a Dios a través de la naturaleza: el sol, la luna, las estrellas, el viento, el agua, el fuego y la tierra.
Se le considera uno de los primeros textos con sensibilidad ecológica, pues refleja una visión integral donde la creación no es un recurso a explotar, sino una hermana con la cual el hombre está llamado a convivir en armonía.
El Papa Francisco se inspiró en este cántico para escribir en 2015 la encíclica Laudato si’, cuyo título retoma precisamente las palabras iniciales del poema. Este documento propone un “cuidado de la casa común” y subraya que la crisis ecológica también es una crisis espiritual y social, invitando a un estilo de vida más sencillo, fraterno y respetuoso con el planeta.
Hoy, el cántico de San Francisco sigue siendo un referente espiritual, ecológico y poético, recordándonos que el amor a Dios pasa también por el cuidado de la creación.
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El poema de San Francisco de Asís que inspiró Laudato Si´
“El Cántico de las criaturas”
Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te corresponden
y ningún hombre es digno de pronunciar tu nombre.
Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
él es el día y por él nos alumbras;
y es bello y radiante con gran esplendor:
de ti. Altísimo, lleva significación.
Loado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas:
en el cielo las has formado
claras y preciosas y bellas.
Loado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.
Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
que es muy útil y humilde y preciosa y casta.
Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche:
y es bello y alegre y robusto y fuerte.
Loado seas, mi Señor,
por nuestra hermana la madre tierra,
que nos sustenta y gobierna
y produce distintos frutos
con flores de colores y hierbas.
Loado seas, mi Señor,
por los que perdonan por tu amor
y sufren enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que las sufren en paz,
pues por ti, Altísimo, coronados serán.
Loado seas, mi Señor,
por nuestra hermana la muerte corporal
de la cual ningún hombre vivo puede escapar.
¡Ay de aquellos que morirán en pecado mortal!
Bienaventurados los que encontrará en tu santísima voluntad,
pues la muerte segunda no les hará mal.
Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad.