Sabías que

Oración a la Virgen de Fátima

Oración a la Virgen de Fátima

Salve Reina, Bienaventurada Virgen de Fátima,
desde lo más profundo de tu ser,
desde tu Inmaculado Corazón,
mira los dolores de la familia humana
que gime y llora en este valle de lágrimas.
Y fortalece la esperanza de los hijos de Dios,
con tus manos orantes que elevas al Señor.

ÍNDICE DE CONTENIDOS

¿Quién es la Virgen de Fátima?
¿Qué se le puede pedir a la Virgen de Fátima?
¿Cómo pedirle a la Virgen de Fátima?
Oración diaria a la Virgen de Fátima
Oración a la Virgen de Fátima, Reina del Cielo
Novena a la Virgen de Fátima
Rosario a la Virgen de Fátima
5 oraciones reveladas por la Virgen de Fátima
Oración de los primeros Sábados

Una hermosísima advocación mariana

En este artículo encontrarás más oraciones a la Virgen de Fátima, una hermosísima advocación mariana venerada por millones de fieles en todo el mundo, que se acogen a Ella para pedir por la paz y la conversión de los pecadores. Hacer oración a la Virgen de Fátima proporciona consuelo en tiempos de dificultad y promueve la unidad de la familia humana.

¿Quién es la Virgen de Fátima?

Nuestra Señora de Fátima es una advocación mariana que tiene su origen en las apariciones de la Virgen María en Fátima, Portugal, en el año 1917, cuando tres niños pastores, Lucía dos Santos y sus primos Francisco y Jacinta Marto, fueron testigos de las mismas en seis ocasiones.

La aprobación de estas apariciones por parte de la Iglesia Católica no fue inmediata, a pesar de que hubo miles de testigos que presenciaron el llamado milagro de “La danza del sol” el 13 de octubre de 1917, que la Virgen había anunciado.

La Iglesia Católica realizó una amplia investigación de aquellos hechos; primero se analizó si había alguna contradicción teológica en los mensajes que la Virgen María había dado a los tres pastores videntes. Después se incluyó el testimonio de algunos testigos presenciales del llamado milagro de “La danza del sol”.

Una vez realizadas estas investigaciones, inició la construcción de la denominada Capilla de las Apariciones el 28 de abril de 1919. Años más tarde, el 13 de octubre de 1923 se permitió realizar la primera Misa en ese lugar, al cual llegan cada año millones de peregrinos.

¿Qué se le puede pedir a la Virgen de Fátima?

Por la paz del mundo

La Virgen de Fátima es conocida por haber pedido a los tres niños pastores que rezaran por la paz en el mundo. Por esta razón, muchos católicos hacen oración a la Virgen de Fátima pidiéndole su intercesión para que haya paz en el mundo y para que se resuelvan los conflictos y las tensiones que afectan a las personas y a las naciones.

  • Por la conversión de los pecadores. En sus apariciones, la Virgen de Fátima pidió a los niños que hicieran sacrificios por la conversión de los pecadores. Por lo tanto, muchos católicos le piden su intercesión para que los pecadores se arrepientan de sus errores y se conviertan a Dios.
  • Protección de la familia. La Virgen de Fátima es también considerada como la protectora de la familia. Por esta razón, muchos católicos le piden su intercesión para que las familias estén unidas y protegidas de las dificultades y los peligros que puedan afectarlas.
  • Sanación de enfermedades. Muchos católicos acuden a la Virgen de Fátima en busca de su ayuda para sanar enfermedades físicas y mentales. La devoción a la Virgen de Fátima incluye la creencia en la intercesión divina, por lo que muchos creen que ella puede ayudar a sanar a las personas.
  • Resolución de problemas personales y familiares. La Virgen de Fátima es también invocada por aquellos que buscan su ayuda para resolver problemas personales y familiares. Se le pide que interceda para que se resuelvan conflictos, se tomen buenas decisiones y se alcancen las metas deseadas.

¿Cómo pedirle a la Virgen de Fátima?

La respuesta a esta pregunta la encontramos en el relato de las apariciones de la Virgen a los pastorcitos de Fátima, Portugal. Dirigiéndonos a Ella como nos dirigimos a nuestra propia madre -con cariño, confianza, respeto y amor- podemos empezar diciéndole:

Madre Santísima, nuestra Señora de Fátima, qué dicha sería poder verte, qué dulce escuchar tu voz, como les ocurrió en repetidas ocasiones a los pastorcitos de Fátima. Pero aunque no te veo, siento tu amor de Madre, y te pido confiadamente que me conduzcas hacía tu Hijo Jesús, me alcances de Él una fe viva; sabiduría para amarle y seguirle, y caridad para servirle a Él en mis hermanos.

Oraciones a la Virgen de Fátima

Oración diaria a la Virgen de Fátima

Salve Reina, Bienaventurada Virgen de Fátima,
desde lo más profundo de tu ser,
desde tu Inmaculado Corazón,
mira los gozos del ser humano
cuando peregrina hacia la Patria Celeste.

Desde lo más profundo de tu ser,
desde tu Inmaculado Corazón,
mira los dolores de la familia humana
que gime y llora en este valle de lágrimas.

Desde lo más íntimo de tu ser,
desde tu Inmaculado Corazón,
adórnanos con el fulgor de las joyas de tu corona
y haznos peregrinos, como tú fuiste peregrina.

Con tu sonrisa virginal,
acrecienta la alegría de la Iglesia de Cristo.
Con tu mirada de dulzura,
fortalece la esperanza de los hijos de Dios.
Con tus manos orantes que elevas al Señor,
une a todos en una única familia humana. Amén

(Tomado de la oración del Papa Francisco a la Virgen de Fátima el 12 de mayo de 2017)

Oración a la Virgen de Fátima, Reina del Cielo

Oh, Reina del cielo y de la tierra,
Madre tierna de la humanidad.
Quiero pedirte por todos mis hermanos,
en especial por los más débiles y desamparados,
por los enfermos, los niños y los ancianos.

Oh, Reina del cielo y de la tierra,
Nuestra Señora de Fátima.
Quiero pedirte por todas las familias
de mi ciudad, de mi país, del mundo entero
y en especial por las que se hallan quebrantadas.

Oh, Reina del cielo y de la tierra,
Madre de Jesús y Madre nuestra.
Quiero pedirte por los jóvenes
por los que habitan en todos los confines de la tierra,
pero en especial por los que son presa del mal.

Oh, Reina del cielo y de la tierra,
Madre tierna de la humanidad,
queremos expiar nuestros crímenes
cometidos contra Jesús y contra ti.

Oh, Reina del cielo y de la tierra,
Nuestra Señora de Fátima.
Ayúdanos a vivir según el Evangelio,
para recibir dignamente los Sacramentos
y edificar el Reino de tu Hijo Divino
en unión con tu Sagrado Corazón

Novena a la Virgen de Fátima

En los nueve días, previo a la oración del día se reza la oración preparatoria y al término la oración final.

Oración preparatoria: Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Oración final: ¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

  • Primer día: ¡Oh santísima Virgen María, Madre de los pobres pecadores!, que apareciendo en Fátima, dejaste transparentar en tu rostro celestial una leve sombra de tristeza para indicar el dolor que te causan los pecados de los hombres y que con maternal compasión exhortaste a no afligir más a tu Hijo con la culpa y a reparar los pecados con la mortificación y la penitencia. Danos la gracia de un sincero dolor de los pecados cometidos y la resolución generosa de reparar con obras de penitencia y mortificación todas las ofensas que se infieren a tu Divino Hijo y a tu Corazón Inmaculado.
  • Segundo día: ¡Oh santísima Virgen María, Madre de la divina gracia, que vestida de nívea blancura te apareciste a unos pastorcitos sencillos e inocentes, enseñándonos así cuánto debemos amar y procurar la inocencia del alma, y que pediste por medio de ellos la enmienda de las costumbres y la santidad de una vida cristiana perfecta. Concédenos misericordiosamente la gracia de saber apreciar la dignidad de nuestra condición de cristianos y de llevar una vida en todo conforme a las promesas bautismales.
  • Tercer día: ¡Oh santísima Virgen María, vaso insigne de devoción!, que te apareciste en Fátima teniendo pendiente de vuestras manos el santo Rosario, y que insistentemente repetías: “Oren, oren mucho”, para alejar por medio de la oración los males que nos amenazan. Concédenos el don y el espíritu de oración, la gracia de ser fieles en el cumplimiento del gran precepto de orar, haciéndolo todos los días, para así poder observar bien los santos mandamientos, vencer las tentaciones y llegar al conocimiento y amor de Jesucristo en esta vida y a la unión feliz con Él en la otra.
  • Cuarto día: ¡Oh santísima Virgen María, Reina de la Iglesia!, que exhortaste a los pastorcitos de Fátima a rogar por el Papa, e infundiste en sus almas sencillas una gran veneración y amor hacia él, como Vicario de tu Hijo y su representante en la tierra. Infunde también a nosotros el espíritu de veneración y docilidad hacia la autoridad del Romano Pontífice, de adhesión inquebrantable a sus enseñanzas, y en él y con él un gran amor y respeto a todos los ministros de la Santa Iglesia, por medio de los cuales participamos la vida de la gracia en los sacramentos.
  • Quinto día: ¡Oh santísima Virgen María, salud de los enfermos y consoladora de los afligidos!, que movida por el ruego de los pastorcitos, obraste ya curaciones en tus apariciones en Fátima, y has convertido este lugar, santificado por tu presencia, en oficina de tus misericordias maternales en favor de todos los afligidos. A tu Corazón maternal acudimos llenos de filial confianza, mostrando las enfermedades de nuestras almas y las aflicciones y dolencias todas de nuestra vida. Echa sobre ellas una mirada de compasión y remédialas con la ternura de tus manos, para que así podamos servirte con todo nuestro corazón y con todo nuestro ser.
  • Sexto día: ¡Oh santísima Virgen María, refugio de los pecadores!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar incesantemente al Señor para que esos desgraciados no caigan en las penas eternas del infierno, y que manifestaste a uno de los tres que los pecados de la carne son los que más almas arrastran a aquellas terribles llamas. Infunde en nuestras almas un gran horror al pecado y el temor santo de la justicia divina, y al mismo tiempo despierta en ellas la compasión por la suerte de los pobres pecadores y un santo celo para trabajar con nuestras oraciones, ejemplos y palabras por su conversión.
  • Séptimo día: ¡Oh santísima Virgen María, Reina del purgatorio!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar a Dios por las almas del purgatorio, especialmente por las más abandonadas. Encomendamos a la inagotable ternura de tu maternal Corazón todas las almas que padecen en aquel lugar de purificación, en particular las de todos nuestros allegados y familiares y las más abandonadas y necesitadas; alíviales sus penas y llévalas pronto a la región de la luz y de la paz, para cantar allí perpetuamente tus misericordias.
  • Octavo día: ¡Oh santísima Virgen María!, que en vuestra última aparición te diste a conocer como la Reina del Santísimo Rosario, y en todas ellas recomendaste el rezo de esta devoción como el remedio más seguro y eficaz para todos los males y calamidades que nos afligen, tanto del alma como del cuerpo, así públicas como privadas. Infunde en nuestras almas una profunda estima de los misterios de nuestra Redención que se conmemoran en el rezo del Rosario, para así vivir siempre de sus frutos. Concédenos la gracia de ser siempre fieles a la práctica de rezarlo diariamente para honrarte a ti, acompañando tus gozos, dolores y glorias, y así merecer tu maternal protección y asistencia en todos los momentos de la vida, pero especialmente en la hora de la muerte.
  • Noveno día: ¡Oh santísima Virgen María, Madre nuestra dulcísima!, que escogiste a los pastorcitos de Fátima para mostrar al mundo las ternuras de tu Corazón misericordioso, y les propusiste la devoción al mismo como el medio con el cual Dios quiere dar la paz al mundo, como el camino para llevar las almas a Dios, y como una prenda suprema de salvación. Haz, ¡oh Corazón de la más tierna de las madres!, que sepamos comprender tu mensaje de amor y de misericordia, que lo abracemos con filial adhesión y que lo practiquemos siempre con fervor; y así sea tu Corazón nuestro refugio, nuestro consuelo y el camino que nos conduzca al amor y a la unión con tu Hijo Jesús.

Rosario a la Virgen de Fátima

En Fátima, Portugal, la Santísima Virgen María se apareció a tres pastorcitos, a quienes les pidió rezar el Santo Rosario todos los días, ofreciendo la oración por la paz en el mundo.

  • Primer paso. Nos persignamos. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
  • Segundo paso. Decimos: Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
  • Tercer paso. Iniciamos el Santo Rosario. (En cada decena, al principio se menciona y se medita el Misterio de la vida de Cristo, según el día correspondiente: domingo y miércoles: Misterios Gloriosos/ lunes y y sábado: Misterios Gozosos/ martes y viernes: Misterios Dolorosos/ Jueves: Misterios Luminosos)
  • Cuarto paso. Se reza un Padre nuestro y diez Avemarías.
  • Quinto paso. Al término de cada decena se reza: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén/ Oh María, concebida sin pecado original, ruega por nosotros que recurrimos a ti/ Oh Jesús, mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, Lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas.
  • Sexto paso. Al final de la oración rezar tres Avemarías y Salve Regina: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh, clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas
    gracias y promesa de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

(Con información del Santuario de Fátima)

5 oraciones reveladas por la Virgen de Fátima

El 13 de mayo de 1917, los tres pastorcitos de Fátima tuvieron una aparición de la Virgen María que les dijo que regresaría durante los próximos seis meses todos los días 13 a la misma hora. En una segunda aparición, les reveló estas 5 oraciones:  

  • 1. ¡Oh, Jesús Mío! ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.
  • 2. Oración al Santísimo Sacramento. Santísima Trinidad, te adoro, Dios mío, te amo en el Santísimo Sacramento. Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que El es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores
  • 3. Oración para pedir perdón. ¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman!
  • 4. Oración del Ángel. Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por las atrocidades, sacrilegios e indiferencias con las que te ofendemos, por los infinitos méritos del Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, y por la conversión de los pecadores. Amén.
  • 5. Oración para ofrecer sacrificios. Nuestra Señora de Fátima pidió decir la siguiente oración para ofrecer un sacrificio por los pecados. ¡Jesús, te ofrezco este sacrificio por amor a ti, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados que tanto ofenden a tu Sagrado Corazón y al Inmaculado Corazón de María.

Devoción de los 5 primeros sábados

En su aparición del 10 de diciembre de 1925, la Virgen de Fátima le dijo a sor Lucía (una de las pastorcitas, quien para entonces ya había ingresado al convento):

“Mira, hija mía, mi corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes, tú, al menos, procura consolarme y di que a todos aquellos que durante 5 meses seguidos, en el primer sábado, se confiesen y reciban la Santa Comunión, recen el Rosario y me hagan 15 minutos de compañía meditando los misterios del Rosario con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirlos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación.”

¿Por qué 5 sábados?

La razón es porque debemos reparar las cinco ofensas dirigidas al Inmaculado Corazón de María:

  • 1. Las blasfemias contra su Inmaculada Concepción.
  • 2. Las faltas contra su virginidad.
  • 3. Las ofensas contra de su maternidad divina.
  • 4. El desprecio contra su inmaculada concepción.
  • 5. Los agravios contra sus imágenes sagradas.

Cómo cumplir con la devoción

Cada primer sábado de mes, durante cinco meses seguidos, deben hacerse diversos actos de piedad con la intención de reparar los pecados contra el Inmaculado Corazón de María:

  1. Confesarse
  2. Comulgar
  3. Rezar el Rosario
  4. Meditar en los misterios del Rosario durante 15 minutos

Aquí te decimos: ¿Cómo rezar el Rosario? Guía en video

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DLF Redacción

La redacción de Desde la fe está compuesta por sacerdotes y periodistas laicos especializados en diferentes materias como Filosofía, Teología, Espiritualidad, Derecho Canónico, Sagradas Escrituras, Historia de la Iglesia, Religiosidad Popular, Eclesiología, Humanidades, Pastoral y muchas otras. Desde hace 25 años, sacerdotes y laicos han trabajado de la mano en esta redacción para ofrecer los mejores contenidos a sus lectores.

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