Miguel Hidalgo y José María Morelos no murieron excomulgados
Los sacerdotes Miguel Hidalgo y José María Morelos no murieron excomulgados como se presume en la historia oficial.
El P. Gustavo Watson, director del Archivo Histórico del Arzobispado de México, fue comisionado en el 2009 para resolver un fallo a propósito de la situación canónica de los Padres de la Patria. El dictamen fue que los sacerdotes Miguel Hidalgo y José María Morelos no murieron excomulgados como se presume en la historia oficial.
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En primer lugar, las excomuniones a los insurgentes (Hidalgo -el 24 de septiembre de 1810- y Morelos – el 22 de julio de 1814) no fueron procesadas por el levantamiento independentista ni por sus ideas políticas o sociales, sino por haber atentado en contra de civiles, y contra religiosos y sus bienes, durante las campañas militares.
Sin embargo, hubo varias irregularidades de forma y fondo en los juicios realizados; una muy importante fue que el entonces obispo electo de Michoacán, canónicamente no habría tenido la facultad para excomulgarlos, ya que su nombramiento no había sido ratificado por Roma.
Pero lo más importante es que ambos murieron reconciliados con la Iglesia, pues el Padre de la Patria se confesó antes de ser ejecutado, mientras que el Siervo de la Nación mantuvo su fidelidad, pues durante su traslado a San Cristóbal Ecatepec se detuvo a rezar en Capilla del Pocito, en la Villa de Guadalupe, antes de ser ejecutado.
El dictamen del P. Watson desestimó la “leyenda” de que a ambos sacerdotes se les haya raspado la cabeza y las manos durante el juicio de degradación, pues dicho acto estaba en desuso para el siglo XIX.
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