Medalla Milagrosa, la historia detrás de este sacramental
Este símbolo religioso surgió de la visión que tuvo de la Virgen María la santa Catalina Labouré.
La Medalla Milagrosa es un símbolo religioso tan importante que inspiró al Papa Pío IX para promulgar el Dogma de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre de 1854, y es que la Medalla posee signos tan importantes como los sagrados corazones de Jesús y de María, y una frase inicialmente redactada en francés que dice: “¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que acudimos a ti”.
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El diseño de esta medalla es producto de la visión que tuvo Santa Catalina Labouré, religiosa que pertenecía a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, a partir del año 1830, cuando tuvo varias revelaciones que, por instrucciones de la Virgen compartió de inmediato con su director espiritual, el padre Juan María Aladel.
Santa Catalina vio cómo la Virgen María pisaba a la serpiente tal y como está anunciado en el Apocalipsis de San Juan, y de sus manos salían rayos de luz, algunos de los cuales no llegaban a la Tierra, sobre la cual Ella está posada. La Virgen le dijo que eran las gracias que Ella reparte sobre las personas que se lo piden, pero lamentó que hay personas que se han olvidado de pedírselas.
En la Medalla también aparecen 12 estrellas en un círculo, y la letra M en mayúscula, superpuesta por una cruz. La Virgen prometió a Santa Catarina que todos aquellos que portaran la Medalla recibirían grandes gracias y por eso, desde aquellos años, se ha extendido su devoción por todo el mundo.
El Arzobispo de París, sin que le hubieran revelado el nombre de la vidente que permaneció en secreto hasta ocho meses antes de su muerte, aprobó finalmente el diseño de esta Medalla, y se mandó a fabricar.
Santa Catarina Labouré falleció a la edad de 70 años, en 1876 y su cuerpo se encuentra incorrupto en la capilla de su convento; fue beatificada por Pío XI el 28 de mayo de 1933, y canonizada el 27 de julio de 1947 por Pío XII, en el Vaticano.
Sus revelaciones son ampliamente aprobadas por la Iglesia, al lado de las de otros videntes como los Tres Pastores de Fátima, Santa Bernardita Souvirous en Lourdes y las de San Juan Diego en México. Varios templos en el mundo están dedicados a la Medalla Milagrosa.