Cristiano Ronaldo, Oribe Peralta, Kun Agüero, Carlos Salcido, Alexis Sánchez, José Juan “el gallito” Vázquez, Carlos Tevez, Ronaldinho, Hope Solo, Carlos Tevez, Cuauhtémoc Blanco, entre muchos otros futbolistas, comparten una historia de vida llena de retos; sin embargo, gracias a 12 cualidades han podido superar los obstáculos para llegar a ser exitosos en el futbol.
Aprovechemos que estamos en la temporada de Clausura 2019 de la Liga MX para reflexionar sobre las características de estos deportistas, las cuales podemos aplicar en nuestra vida espiritual.
El atleta no espera mejorar su desempeño por arte de magia, sino se disciplina a seguir un régimen de alimentación y ejercicio. También en la vida espiritual se necesita disciplina, para ir a Misa, dedicar tiempo a la oración, a la lectura meditada de la Biblia, a hacer obras de misericordia, a la evangelización.
Conoce y busca cómo corregir sus puntos débiles, y reforzar los fuertes. También en la vida espiritual, debemos conocernos, para desterrar vicios y pecados y fortalecer virtudes y buenos hábitos.
Los futbolistas son de tiempo completo, no sólo en el estadio. Al salir de entrenar no se dedica a comer y a flojear. También en la vida espiritual, hemos de portarnos cristianamente, no sólo en la iglesia el domingo, sino toda la vida, en todo momento.
Cuando no obtiene el triunfo a la primera, él persevera. También en la vida espiritual necesitamos constancia en la oración, en dar buen ejemplo, en ayudar a los demás, en el perdón.
Da todo de sí en un partido, no sólo en la final. No se reserva nada. En la vida espiritual hemos de dar lo mejor a Dios, nuestro máximo esfuerzo, aprovechar cada oportunidad para buscar y cumplir Su voluntad.
Se supera sobre todo a sí mismo, mejora sus técnicas y rendimiento, sin compararse con los demás. También en la vida espiritual, no hay que sentirse mejor ni peor que otros, sino luchar por superarse uno a sí mismo, con la gracia de Dios.
Goza el futbol. También en la vida espiritual hemos de valorar y disfrutar dialogar con Dios, ir a Misa, rezar en familia, leer la Palabra, conocer la riqueza de todo lo que nos ofrece la Iglesia.
No hay gloria en ganar haciendo trampa. Tampoco en la vida espiritual se puede ganar con sólo aparentar.
El buen futbolista no teme ayudar o aconsejar a otros, aun a sus contrincantes. También en la vida espiritual es esencial tener siempre la disposición de amar y tender la mano a los demás.
Sabe recibir el triunfo sin vanagloriarse, y la derrota sin desanimarse. También en la vida espiritual, hay que aprender a ponerse en manos de Dios, y aceptar con gratitud y humildad que se cumpla en todo Su voluntad.
Los futbolistas cuentan con su entrenador y su equipo. También en la vida espiritual, contamos con el apoyo de otros: el padre que nos confiesa, nos aconseja, nos alimenta con el Pan de la Palabra y de la Eucaristía; la familia y nuestra comunidad.
Siente a su país con él, apoyándolo, deseando que gane. En la vida espiritual, nos acompañan María y todos los santos, que con su intercesión sostienen nuestro esfuerzo, y desde luego, lo más importante, está con nosotros el Señor, que no sólo nos aguarda en la meta, con el premio prometido, sino nos anima, levanta y sostiene durante todo el recorrido.
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