San José es, después de la Santísima Virgen María, el santo que más espacio ocupa en el Magisterio de la Iglesia Católica, a pesar de que en la Biblia hay pocas referencias sobre su persona.
De san José, podemos ubicar poco más de una decena de pasajes bíblicos en los que aparece en las Sagradas Escrituras.
Como podemos observar en las citas bíblicas, de los cuatro evangelistas, sólo Lucas y Mateo hacen referencia a san José, pero nada dicen en torno a cómo, cuándo y dónde murió San José.
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Si bien la Biblia no dice nada sobre la muerte de San José, algunos santos sí lo han hecho.
San Epifanio, por ejemplo, enseñaba que san José habría muerto poco después de cumplir Jesús 12 años; es decir, después de aquella peregrinación a Jerusalén, en la que la Virgen María y él perdieron a Jesús, y después lo encontraron en el templo discutiendo con los doctores de la ley.
Por otra parte, algunos estudiosos deducen que san José habría muerto poco antes de la vida pública de Jesús, pues el evangelio de san Juan, al narrar las Bodas de Caná, señala que estaban invitados a la boda María su madre, pero no dice nada de san José, quien, se supone, tendría que haber acompañado a su esposa.
Sobre la edad en que murió san José, algunos estudiosos consideran que, siendo la Virgen más joven que él cuando se unieron en matrimonio, y dado que el promedio de vida en tiempos de Jesús rondaba entre los 45-50 años en los hombres, san José habría fallecido entre los 45 y 50 años.
Y sobre la forma en que murió San José, lo único que dice la tradición es que debió haber sido la muerte más dulce y hermosa, teniendo a su lado a la Virgen María y a Jesús, como explicaba san Bernardino.
Aunque la Biblia no menciona la muerte de San José, hay un Evangelio Apócrifo titulado Historia de San José Carpintero que fue escrito en griego, y que habla de su muerte, la cual, según algunos estudiosos, ocurrió antes del bautismo de Jesús en el río Jordán.
En este Evangelio Apócrifo, Jesús supuestamente platica con sus apóstoles algunos pasajes de su vida, y textual dice con respecto a San José: “Se presentaron en la casa mortuoria los ancianos de la ciudad, a quienes acompañaban los enterradores, con la intensión de efectuar el sepelio a la manera judía. La mortaja se había adherido fuertemente a su cuerpo, como si se la hubiera sujetado con grapas de hierro, y cuando removieron el cadáver no encontraron su abertura.”
Luego explica: “A continuación tuvo lugar la conducción del cadáver hasta la tumba, y cuando llegaron a esta y estaban ya dispuestos a franquear su entrada para colocarle junto a los restos de su padre, me vino el recuerdo del día en el que me llevó a Egipto y de las grandes preocupaciones que asumió por mí, y no pude menos que echarme sobre su cuerpo y llorar un largo rato.”
Finalmente, concluye: “Abrieron la entrada del sepulcro y depositaron el cadáver junto a su padre Jacob”
Es por esta razón que a San José se le considera Patrono de la Buena Muerte, y a él los fieles le piden que les conceda una muerte santa. Tan es así, que hay una antigua oración para ello:
Jesús, José y María les doy el corazón y el alma mía,
Jesús, José y María, asístanme en mi última agonía,
Jesús, José y María, descanse en paz con ustedes el alma mía.
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Por otro lado, hay algunos documentos que dan más detalles respecto a la muerte de san José, aunque no forman parte del canon bíblico, y por lo tanto, no son parte de la Revelación Divina. En particular, están los llamados Evangelios Apócrifos de la Infancia de Jesús.
Este conjunto de narraciones incluyen un texto conocido como la Historia de José, el Carpintero, cuyo origen es la Iglesia Copta, proveniente de Egipto, y cuya redacción está en árabe; data del siglo IV o V; es decir, muy lejano a la conformación del canon bíblico.
Este documento se encontraba en el Vaticano (de donde fue sustraído en 1797) y pasó a la Biblioteca Imperial de París, Francia; hay algunos fragmentos con el mismo tema que formaban parte de la colección Borgia, y otros dos textos más en poder del British Museum, algunos de los cuales están escritos en griego.
Al parecer, estos documentos eran leídos en los monasterios coptos con motivo de la fiesta de San José. De acuerdo a esta información, san José habría fallecido en el mes copto Epep, el día 26, que corresponde al 20 de julio. En la Iglesia católica lo celebramos el 19 de marzo.
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En la Historia de José, el Carpintero se dice que San José habría vivido 111 años en perfecta salud, pasando unos 20 con Jesús: “Su cuerpo no estaba achacoso, ni tenía delicada la vista, ni había siquiera un solo diente estropeado en su boca. Nunca le faltó cordura y la prudencia y conservó siempre su sano juicio, aun siendo un venerable anciano de 111 años.”
Cierto día –explica el texto apócrifo– San José recibió la visita de un ángel que le informó que ese mismo año iba a morir, y entonces viajó a Jerusalén, “penetró al templo del Señor, se humilló ante el altar, y rezó pidiendo que cuando llegara el momento no lo abandonara su ángel de la guarda y San Miguel Arcángel”.
De vuelta en su hogar, San José se enfermó, y le dijo a Jesús: “Tu eres Jesucristo, hijo verdadero de Dios”, afirmando que aceptaba la voluntad de Dios y la de su Hijo; entonces Jesús oró a Dios Padre: “soy tu Hijo querido; te pido por mi padre José, la obra de tus manos. Envíame un coro de ángeles juntamente con Miguel y con Gabriel para que acompañen al alma de mi padre José.”
“Al exhalar su espíritu, lo besó. Los ángeles tomaron su alma y la envolvieron en lienzos de seda… Al efectuar el sepelio a la manera judía… abrieron la entrada del sepulcro y depositaron el cadáver”.
Es importante insistir en que estos evangelios apócrifos no forman parte del canon bíblico; por lo tanto, no son parte de la Revelación Divina y no son vinculante u obligatorio de creer para los católicos.
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