La insólita historia del “Señor de la Conquista”: una doble tragedia que terminó en una gran devoción
450 años de historia envuelven al “Señor de la Conquista”, imagen elaborada en Pátzcuaro con caña de maíz y orquídeas silvestres.
En el año 1574, mientras volvían de Pátzcuaro a San Felipe, adonde llevaban una imagen conocida hoy como el “El Señor de la Conquista”, fray Francisco Doncel y fray Pedro de Burgos fueron atacados por unos indios chichimecas cuando pasaban por un arroyo pedregoso en la localidad de Chamacuero (hoy Comonfort).
En esa ocasión, fray Francisco Doncel, que era el venerable guardián de la Parroquia de San Felipe (en Guanajuato), y fray Pedro de Burgos, iban acompañados por un grupo de soldados. Sin embargo, estos guardias al verse sorprendidos por los atacantes chichimecas, emprendieron la huida dejando abandonados a los religiosos, quienes cayeron de rodillas heridos de muerte por las flechas de los indios.
Esta versión de los hechos corresponde a la declaración de uno de los soldados que acompañaban a los frailes de camino a San Felipe, quien también resultó herido durante la emboscada y llegó en malas condiciones a la Parroquia de San Miguel de Allende en busca de auxilio, donde al igual falleció.
Al difundirse la noticia, los pobladores de San Miguel y autoridades civiles acudieron al lugar e los hechos, recogieron los cuerpos de los dos religiosos y los trasladaron en procesión fúnebre para darles cristiana sepultura en el templo de San Rafael, hoy conocido como la Santa Escuela de Cristo.
En realidad, los frailes no sólo portaban una imagen, sino dos, que eran del mismo tamaño, y de las cuales ambos murieron abrazados. Uno de los cristos se quedó en San Miguel de Allende, y el otro fue llevado a la Parroquia de San Felipe, a éste en un principio se le conoció como el “Santo Cristo de la Vera Cruz”, después como el “Señor de las Batallas” y actualmente se le conoce como el “Señor de la Conquista”.
Ambos crucifijos fueron elaborados en el taller de Pátzcuaro de don Matías de la Cerda, escultor de origen vasco, quien enseñó la técnica artística -hoy en desuso- a los indígenas purépechas, misma que consistía en aglutinar corazón de caña de maíz con bulbos de orquídeas silvestres.
El “Señor de la Conquista” fue mandadao a hacer unos años antes, en 1570, a este taller por el mismísimo Tata Vasco, Primer Obispo de Michoacán, para su culto en la Parroquia de San Felipe (en Guanajuato), conocida popularmente como Parroquia de San Felipe Torres Mochas.