La devoción a san José, el padre de Jesús, estuvo presente en el Nuevo Mundo desde los primeros años de la Evangelización, en colonias, ciudades, hospitales, iglesias y escuelas, el esposo de María ha acompañado a México a lo largo de su historia. Los siguientes son algunos ejemplos. ¿Qué otros conoces tú?
Fray Pedro de Gante llegó a México en 1523 y sus primeras obras de evangelización las realizó en Texcoco; luego pasó a la capital del Virreinato donde fundó el primer plantel de enseñanza básica en México y en América para enseñar a los indígenas varios oficios, y le puso por nombre San José de los Naturales, poniendo bajo su amparo la educación y el aprendizaje de los naturales, en la Nueva España.
Esta escuela la fundó cerca de la capilla que había construido a un costado del templo de San Francisco El Grande, -que se encuentra en la Calle de Madero, en el Centro Histórico- y que también estuvo dedicada al esposo terrenal de la Virgen María, por eso se llamó: Capilla de San José de Belén de los Naturales, y de la cual, el historiador Joaquín García Icazbalceta, quien fue el biógrafo de Fray Juan de Zumárraga, dijo:
“Esta capilla era la mejor iglesia de México, incluso que la Catedral antigua. Reunió allí nuestro lego hasta 1,000 niños a quienes daba educación religiosa y civil. Añadió después el estudio del latín, la música y el canto, con lo que fue de grande utilidad a los religiosos porque de allí salían músicos cantores para todas las iglesias. No satisfecho con esto, reunió también adultos con lo que estableció también una escuela de bellas artes y de oficios”.
El santo ha estado ligado a la historia de México en momentos tan relevantes como el llamado que hizo el Padre de la Patria, el cura Miguel Hidalgo, a la lucha por la independencia nacional, y así, al tocar la campana de su parroquia en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, invocó a San José a quien estaba consagrada.
Dicha campana ahora se encuentra en el palco principal del Palacio Nacional.
La campaña tiene en alto relieve dos franjas. En una se lee: “San Joseph” y en la otra está la fecha de su fundición: 22 de julio de 1768. También tiene un rombo que forma una cruz, mide 1.06 metros de diámetro mayor y 77 cm. de altura; fue fundida con una aleación de cobre al 90%; tiene 9.7% de estaño y 0.3% de plata con algunas huellas de oro, según se analizó en 1960, cuando se hicieron varias copias destinadas a edificios de gobierno.
Por su parte, el templo de Dolores que es de estilo churrigueresco, se empezó a construir en 1712, en un predio donado por María de la O, y se terminó en 1778, cuando era cura Don José Salvador Fajardo. En su interior, los retablos laterales son de madera y uno de ellos está dedicado al padre putativo de Jesús.
Además de que existen varias parroquias y capillas dedicadas al santo en todo el país, un templo de especial relevancia es una Basílica Menor de estilo neoclásico que se encuentra en el Barrio de San Juan, en el Centro Histórico de la Ciudad de México y que fue consagrada a San José y Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
Aunque en la etapa colonial esta zona geográfica fue muy importante, esta iglesia fue construida a finales del siglo XVIII y San Juan Pablo II le dio el título de Basílica Menor el 15 de enero de 1993.
Desde tiempo de Hernán Cortés, el nombre del santo le fue dado a distintas locaciones y monumentos, como por ejemplo la Hacienda Azucarera de San José Vista Hermosa, en Morelos; fundada en 1529, o el Bastión de San José, en Campeche, que data de 1792 y que defendía a la ciudad contra los ataques de los piratas; a ciudades como San José del Cabo, al sur de la Península de Baja California, nombre que estuvo inspirado por la Misión de San José, de origen jesuita, y que data del 8 de abril de 1730.
Además, existen un gran número de hospitales, y centros de salud que reciben el nombre de San José, así como numerosas congregaciones religiosas, como la de los misioneros josefinos, que tienen por patrono a este santo.
La devoción a San José se puede constatar en todo el mundo, donde hay ciudades como San José de Costa Rica cuyo patronazgo data de 1737, o en Paraguay donde existe un distrito de nombre San José Obrero, o al norte de Chile con las minas de San José, y aun en tiempos modernos, en México, hay lugares como la colonia San José Insurgentes que cobró auge en la década de los años treinta del siglo XX.
La devoción a San José fue traída por los españoles; en Andalucía, en la provincia de Almeria en el municipio de Nijar hay una población dedicada al esposo de la Virgen María, y este patronazgo lo heredó de una fortaleza que se construyó en la localidad entre 1733 y 1735 y a la cual llamaron San José.
El caso más relevante en España de la importancia cultural y religiosa de San José la encontramos en Valencia, en un evento que goza de gran fama internacional conocido como Las Fallas, en donde la pirotecnia versa sobre monumentales figuras de cartón de hasta 10 metros de alto, y cuyo origen fueron las antorchas que se colocaban en lo alto de las torres de vigilancia, y luego se encendían cada 19 de marzo, en la fiesta de San José, organizada por el gremio de los carpinteros.
En Papa Francisco ha declarado un año completo que dio inicio el pasado 8 de diciembre, a san José, concediendo indulgencias a todos los fieles que lo invoquen o mediten sobre él y lo que representa en el contexto de la Sagrada Familia, y su relevancia es tan grande que uno de los cráteres de la luna fue designado por la Unión Astronómica Internacional con el nombre de José.
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