La presencia de los exvotos en México está ligada con la etapa posterior a la conquista y, en especial, al proceso de evangelización que la Iglesia católica llevó a cabo entre los pueblos originarios por medio de los sacerdotes misioneros que se enviaron a la Nueva España.
¿Pero, sabías que hay constancia de que el conquistador Hernán Cortés mando a elaborar un extravagante exvoto en agradecimiento a que se salvó de morir, luego de pedir la intercesión de la Virgen de Guadalupe de Extremadura, y que podría considerarse como uno de los más antiguos del país? Aquí te contamos la historia.
Asentado en el estado de Morelos, Hernán Cortés contaba con una hacienda en Yautepec, en donde tenía un plantío de árboles exóticos. Un día, al realizar un recorrido a caballo por sus tierras, fue picado por el uno de los alacranes más peligroso del mundo, sin que existiera en ese entonces un antídoto para contrarrestar los efectos de su veneno.
Ante la situación y los riesgos mortales que enfrentaba, Cortés se encomendó a la Virgen de Guadalupe de Extremadura, de la que era devoto, y le prometió que si lo salvaba de morir le haría una ofrenda muy especial y rica en agradecimiento.
Al paso de los días el conquistador se empezó a recuperar y al considerar que esa mejoría se debía a que la Virgen había respondido positivamente a sus plegarias, de inmediato solicitó a un orfebre que le hiciera una joya a manera de exvoto y que incluyera el cuerpo del animal que lo había picado.
Para el año 1528 Hernán Cortés realizó su primer viaje a España después de haber sido picado por el alacrán y aprovechó la ocasión para visitar el monasterio de la Virgen de Guadalupe de Extremadura, en donde permaneció nueve días, y entregar personalmente el exvoto que había mandado hacer para ella en agradecimiento por salvarle la vida.
Esta visita quedó asentada en el libro “Historia de Nuestra Señora de Guadalupe”, escrito en 1597 por el prior del monasterio, Gabriel de Talavera, en donde explica las características del exvoto entregado.
“El famoso capitán, agradecidísimo de la merced, vino de lo más remoto de las Indias a esta santa casa, año de mil quinientos veintiocho, y trajo este escorpión de oro y el que le había mordido dentro. Es este engaste y pieza de mucho valor, y de maravilloso artificio en que los indios se aventajaron”, señala el relato.
Posteriormente, en 1743 fray Francisco de San Joseph, al escribir el libro “Historia Universal de Nuestra Señora de Guadalupe”, complementa la descripción del exvoto llevado por Hernán Cortés más de 200 años atrás, el cual se precisaba estaba hueco y en su interior contenía el cuerpo del alacrán que le había picado.
“Es de oro con mosaico azul, verde y amarillo, con 43 esmeraldas muy claras, grandes y hermosas, las más de ellas labradas con mucha extrañeza, y que tiene también cuatro perlas, dos colgantes y otras dos presas en las garras del escorpión”, detalla el fraile.
Con información de Medellínhistoria.com
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