Sabías que

El 1 y 2 de agosto puedes ganar la Indulgencia Plenaria de san Francisco de Asís

El 1 y 2 de agosto se celebra en la ciudad de Asís, Italia, la Solemnidad del Perdón.

Durante estos dos días, la Iglesia católica otorga una Indulgencia Plenaria conocida como el Perdón de Asís que concedió el Papa Honorio III en 1216.

Una gracia para todo el mundo

Esta Indulgencia Plenaria inicialmente era para quienes, durante estos días, rezaran devotamente en la iglesia de la Porcíncula, un pequeño templo italiano cercano a la ciudad de Asís.

Con el tiempo, esta gracia espiritual se extendió a todos los fieles del mundo, y pueden obtenerla visitando, durante uno de estos dos días, una iglesia parroquial o franciscana en el mundo.

Esa fue la petición que hizo san Francisco directamente al Señor que se le apareció una noche de 1216 mientras estaba inmerso en la oración en la Porciúncula:

“Ruego que todos aquellos que, arrepentidos y confesados, vengan a visitar esta iglesia, obtengan un amplio y generoso perdón, con una completa remisión de todos los pecados”.

El Señor se lo concedió, y el santo acudió al Papa Honorio III para obtener la Indulgencia Pleenaria que hasta la fecha se mantiene.

Cómo obtener esta indulgencia plenaria

La Indulgencia Plenaria por la Solemnidad del Perdón se puede obtener para uno mismo o para los difuntos este 1 y 2 de agosto, siguiendo estos pasos:

Visitar un convento franciscano.

-Confesarse, así como participar en la Misa y Comulgar.

-Proclamar el Credo y rezar el Padrenuestro, por el Papa y por sus intenciones.

¿Qué es una indulgencia?

¿Para qué sirve la Indulgencia Plenaria?

Para saber cómo funciona una Indulgencia Plenaria pongamos un ejemplo: un niño rompe una ventana de su casa. Lo lamenta, y su papá lo perdona, pero todavía queda el vidrio roto, como consecuencia de lo que hizo. Tiene que sacar dinero de su alcancía para pagarlo. La pequeña contribución del niño muestra su buena voluntad, pero es demasiado poco. Entonces su mamá le da la parte restante de la deuda para ayudarlo a saldarla.

Así sucede con el pecado: cometes un pecado, te arrepientes y pides perdón a Dios. Él te perdona, pero queda en ti una consecuencia de ese pecado, que necesitas purificar. La Iglesia, como Madre, te ayuda a lograrlo mediante la indulgencia.

La Indulgencia Plenaria te libra de la pena temporal de pecados confesados y perdonados, desde el momento de tu Bautismo hasta la fecha en que obtengas la Indulgencia Plenaria. Pero también la puedes ganar por un difunto, esto gran obra de misericordia, pues lo libra de la pena de sus pecados perdonados, lo cual podría ayudarle a salir del Purgatorio e ir al Cielo.

La Porcíncula, donde inició el Perdón de Asís

En un inicio, esta Indulgencia Plenaria únicamente se otorgaba a quienes peregrinaban a la iglesia de la Porcíncula en Italia, que hoy se encuentra dentro de la Basílica de Santa María de los Ángeles.

La Porcíncula fue la segunda morada de san Francisco de Asís y de sus primeros hermanos de la Orden.

La iglesia de la Porcíncula. La foto fue tomada antes de la pandemia de COVID-19. Foto: Wikipedia.

La Porcíncula, que significa pequeña porción de tierra, fue entregada a san Francisco por los frailes benedictinos, concretamente por el abad san Benito de Monte Subasio, para que fuera la iglesia madre de la naciente Orden de los franciscanos.

Está construida con piedra y fue el propio santo quien la reparó cuando estaba maltrecha y abandonada.

Fue en este lugar donde el 24 de febrero de 1208, san Francisco oyó la llamada de Jesús para que eligiera una vida de absoluta pobreza, que caracteriza a la Orden Franciscana.

Asimismo, es el lugar donde la tarde del 3 de octubre de 1226, san Francisco falleció.

Al paso de los siglos, la Porcíncula fue embellecida con pinturas realizadas por Johann Friedrich Overbeck,  Pietro Perugino e Hilario de Viterbo.

Los franciscanos tienen una honda raíz cultural en México, ya que fueron los primeros evangelizadores a partir de 1524, y hay varios templos franciscanos que atienden en distintas entidades del país.

Carlos Villa Roiz

Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM. Con 30 años de experiencia en periodismo, se ha especializado en la cobertura religiosa, trabajando en Televisa S.A. y Televisión Azteca. En 1997, recibió el Premio Nacional de Periodismo del Club de Periodistas de México. Ha realizado reportajes en cuatro continentes, incluyendo coberturas significativas como el Jubileo del año 2000 en Roma, los funerales de Juan Pablo II, el viaje de Juan Pablo II a Tierra Santa y el Encuentro Mundial de la Juventud en Sydney. Fue Jefe de Prensa durante el VI Encuentro Mundial de las Familias en México. Además, ha colaborado en publicaciones como Época, Última Moda e Impacto, donde mantiene columnas sobre cultura religiosa. Ha escrito varios libros, entre ellos "El Agua del destino" y "Popocatépetl: Mito, ciencia y cultura". También es comentarista en programas de radio.

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