El Papa Juan Pablo II siempre estuvo interesado en las cuestiones sociales y en el papel que tiene la Iglesia en estos sensibles temas y por ello, escribió tres Encíclicas relativas a este asunto: Laborem exercens, Sollicitudo rei sociales y Centesimus annus, que constituyen etapas del pensamiento católico que conducirían al Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, en el que participaron numerosos obispos de varias partes del mundo, bajo la supervisión primaria del fallecido Cardenal Van Thuan, y posteriormente del Cardenal Renato Martino, cuando ambos se desempeñaban como Presidentes del Pontificio Consejo de Justicia y paz.
Este documento destaca la importancia de los valores morales, fundidos en la ley natural escrita en la conciencia de cada persona, y que cada vez más cobra mayor importancia frente a la globalización, la preocupación por la ecología, el papel de las funciones públicas, la identidad nacional de los pueblos, el camino del derecho y de la unidad de la familia humana, el mundo del trabajo, los avances tecnológicos, y el amor preferencial por los pobres. El documento, finalmente, salió a la luz el 2 de abril de 2004, en el Vaticano.
En este libro, de más de 500 páginas, están los principios de reflexión, los criterios de juicio y las directrices de acción como base para promover un humanismo integral y solidario, y su difusión entre los fieles está considerada como una prioridad pastoral.
“Existen muchos hermanos necesitados que esperan ayuda, muchos oprimidos que esperan justicia, muchos desocupados que esperan trabajo, muchos pueblos que esperan respeto… ¿podemos quedar al margen de estas antes estas perspectivas? El amor cristiano impulsa a la denuncia, a la propuesta, al compromiso con proyección cultural y social, a una laboriosidad eficaz que apremia a cuantos sienten en su corazón una sincera preocupación por la suerte del hombre a ofrecer su propia contribución”, dice el documento.
Afirma: “La humanidad se halla ligada por un destino único que exige asumir la responsabilidad en común, inspirada por un humanismo integral y solidario. La Doctrina Social de la Iglesia también se ofrece a los hermanos de otras iglesias y comunidades eclesiales y a personas de buena voluntad, como una guía en la búsqueda del bien común”.
Algunos de los capítulos de esta publicación son:
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