Cada Jueves de Corpus Christi, los niños llegan en disfraces de san Juan Diego a las iglesias. Te contamos el origen de la tradición.
La costumbre estableció ir a la Catedral Metropolitana de México cada Jueves de Corpus Christi y llevar a los niños disfrazados como aquellos indígenas de la Colonia que cargaban sobre sus espaldas guacales con frutas y flores, ofrendas al Santísimo Sacramento, y que eran las primicias de sus cosechas, aportando aquellos dones a la Iglesia, provenientes, principalmente, de pueblos del Estado de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala, y luego de Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas.
En recuerdo de aquellos días, los artesanos de hoy siguen fabricando mulitas adornadas, usando para ello, hojas secas y trenzadas de elote, plátano, tule, carrizo y pasta, y que evocan a los equinos de antaño que comenzaron a hacer menos pesado el trabajo de los indígenas.
Algunas de estas figuras incluyen diminutos huacales con frutas como los tejocotes, nanches y capulines. Son los propios indígenas, campesinos y artesanos ,quienes mantienen viva la tradición, a pesar de que las leyes de la ciudad prohíben el comercio ambulante razón por la que, en ocasiones, los comerciantes se han tenido que instalar en los atrios de las iglesias.
La costumbre de vestir a los niños y niñas como indígenas se debe a que son como “san Juan Diego”, arquetipo y símbolo de los indígenas cristianos de antaño. En las Informaciones Jurídicas de 1666, que pretendía buscar una fiesta litúrgica propia para la Virgen de Guadalupe, uno de los testigos señalaba que en aquellos años era frecuente decir: “Dios te haga santo, como a Juan Diego”.
No hay otra forma de explicar esta tradición, pues, ¿por qué disfrazar a los niños como personas que lamentablemente han sufrido durante más de 4 siglos toda clase de injusticias, discriminación y que a la larga, fueron reducidos a tamemes, cargadores o campesinos?
En Guanajuato, por ejemplo, bajo el sistema de castas, obligaron a los indios a usar sus trajes regionales para evitar confusiones raciales, pero estas ropas simbolizan inocencia, transparencia y rectitud, y Juan Diego aporta el valor de la santidad a la cultura indígena.
Fray Bartolomé de las Casas denunció insistentemente los abusos cometidos contra los indios, como también, en Santo Domingo, lo había hecho de manera enérgica y temprana Fray Antón de Montesinos, precursor de los Derechos Humanos.
Es frecuente decir que el día de Corpus Christi los niños son disfrazados como indígenas, es verdad, pero ante todo, evocan la santidad de Juan Diego, el Vidente del Tepeyac.
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