¿Cómo participan los diáconos permanentes en la liturgia?

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¿Cómo participan los diáconos permanentes en la liturgia?

La labor del diácono permanente es fundamental para la Iglesia ya que es un apoyo en el trabajo pastoral y litúrgico de los obispos y sacerdotes.

POR  Jorge Reyes
18 agosto, 2025
¿Cómo participan los diáconos permanentes en la liturgia?
La función del diácono permanente (primero a la izquierda) es apoyar al Obispo y al sacerdote durante la Santa Misa. Foto Miguel Ávila.

Los diáconos permanentes son hombres solteros o casados que no tienen la intención de llegar al sacerdocio y que reciben el sacramento del orden en función al ministerio diaconal, no sacerdotal, para servir de forma permanente en la iglesia, habilitados para servir al pueblo de Dios en la diaconía de la liturgia, de la palabra y de la caridad.

Según el documento El diácono permanente: identidad, función y prospectivas”, el diácono concilia su doble sacramentalidad sirviendo a la Iglesia como brazo visible y comprometido del Obispo, y con un testimonio dentro de su familia y litúrgico que impulsa la evangelización cristiana.

El diácono permanente es un ministro ordenado litúrgico, pastoral y caritativo, comprometido con la evangelización de la Iglesia mediante el servicio a la Palabra, la Liturgia y la caridad, por lo que su presencia en el altar, junto con su participación en bautismos, matrimonios, funerales y asistencia eucarística, asegura que la liturgia y la caridad se impriman con autenticidad en la vida de la Iglesia, siempre bajo la autoridad del obispo y en fidelidad al Magisterio.

¿Cuáles son las funciones de los diáconos permanentes?

El numeral 22 del apartado 2, Ministerio del Diácono, del Directorio para el Ministerio y la Vida de los Diáconos Permanente, establece que el ministerio del diaconado está sintetizado por “el Concilio Vaticano II con la tríada: ‘ministerio (diaconía) de la liturgia, de la palabra y de la caridad”.

En este tenor, se expresa que la participación diaconal se ejerce en el único y triple munus (oficio) de Cristo en el ministro ordenado:

  1. El diácono es maestro, en cuanto proclama e ilustra la Palabra de Dios.
  2. Es santificador, en cuanto administra el sacramento del Bautismo, de la Eucaristía y los sacramentales, participa en la celebración de la Santa Misa en calidad de “ministro de la sangre”, conserva y distribuye la Eucaristía.
  3. Es guía, en cuanto animador de la comunidad o de diversos sectores de la vida eclesial.

De este modo, se puntualiza, el diácono asiste y sirve a los obispos y a los presbíteros, quienes presiden los actos litúrgicos, vigilan la doctrina y guían al Pueblo de Dios.

“El ministerio de los diáconos, en el servicio a la comunidad de los fieles, debe ‘colaborar en la construcción de la unidad de los cristianos sin prejuicios y sin iniciativas inoportunas’, cultivando aquellas ‘cualidades humanas que hacen a una persona aceptable a los demás y creíble, vigilante sobre su propio lenguaje y sobre sus propias capacidades de diálogo, para adquirir una actitud auténticamente ecuménica’”, asevera el texto.

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¿Cuáles son los servicios en los que participan los diáconos permanentes?

El Directorio para el Ministerio y la Vida de los Diáconos Permanentes de la Santa Sede establece que a partir de lo anterior son tres los deberes o servicios en los que pueden participar:

  1. La Palabra: “Con referencia al munus docendi (oficio de enseñar), el diácono está llamado a proclamar la Escritura e instruir y exhortar al pueblo. Esto se expresa por la entrega del libro de los Evangelios, prevista en el rito mismo de la ordenación”.
  2. Liturgia: “El munus sanctificandi (oficio de santificar) del diácono se desarrolla en la oración, en la administración solemne del bautismo, en la conservación y distribución de la Eucaristía, en la asistencia y bendición del matrimonio, en presidir el rito de los funerales y de la sepultura y en la administración de los sacramentales. Esto pone de manifiesto cómo el ministerio diaconal tiene su punto de partida y de llegada en la Eucaristía, y que no queda reducido a un simple servicio social”.
  3. Caridad: En fin, el mundus regendi (oficio de dirigir), se ejerce en la dedicación a las obras de caridad y de asistencia y en la animación de comunidades o sectores de la vida eclesial, especialmente en lo que concierne a la caridad. Este es el ministerio más característico del diácono.
¿Por qué es importante la labor de los diáconos permanentes en la liturgia? Entérate. Gráfico Valeria Picón.

¿Cuál es la participación de los diáconos permanentes en la liturgia?

De acuerdo con la diaconía de la liturgia del Directorio para el Ministerio y la Vida de los Diáconos Permanentes, el diácono recibe el sacramento del orden para servir en calidad de ministro a la santificación de la comunidad cristiana, en comunión jerárquica con el obispo y con los presbíteros, esto es, “presta una ayuda sacramental, por lo tanto intrínseca, orgánica, inconfundible”.

En este tenor, los diáconos permanentes deben observar las normas propias de los santos misterios con tal devoción que lleven a los fieles a una consciente participación, que fortalezca su fe, dé culto a Dios y santifique a la Iglesia.

¿Cuáles son las competencias que tienen los diáconos?

Según la tradición de la Iglesia y lo que establece el Código de Derecho Canónico, compete a los diáconos permanentes:

  1. Ayudar al Obispo y a los Presbíteros en las celebraciones de los divinos misterios, por lo que se deben esforzar por promover las celebraciones que impliquen a toda la asamblea, cuidando la participación interior de todos y el ejercicio de los diversos ministerios.
  2. Preparar a los fieles para los sacramentos y también de su atención pastoral después de la celebración de los mismos.
  3. Es ministro ordinario del bautismo, el cual podrá realizar si el párroco le otorga la facultad o la licencia para hacerlo o en caso de necesidad.
  4. En la celebración de la Eucaristía, asiste y ayuda a aquellos que presiden la asamblea y consagran el Cuerpo y la Sangre del Señor, es decir, al obispo y los presbíteros, según lo establecido por la Institutio Generalis del Misal Romano.
  5. En el altar desarrolla el servicio del cáliz y del libro; propone a los fieles las intenciones de la oración y los invita a darse el signo de la paz; en ausencia de otros ministros, él mismo cumple, según las necesidades, los oficios
  6. Es propio de sus funciones proclamar la divina Escritura.
  7. En cuanto ministro ordinario de la sagrada comunión, la distribuye durante la celebración o fuera de ella y la lleva a los enfermos también en forma de viático.
  8. Si recibe la facultad del párroco o del Ordinario del lugar puede presidir la celebración del matrimonio extra Missam (matrimonio celebrado fuera de la misa) e impartir la bendición nupcial en nombre de la Iglesia.
  9. Se encarga del cuidado pastoral de los enfermos a quienes socorre en el dolor y en la catequesis que los prepara a recibir el Sacramento de la Unción que posteriormente el sacerdote les administrará, además de suplir al sacerdote en la preparación de los fieles a la muerte y a la administración del Viático con el rito propio.
  10. Celebrar la Liturgia de las Horas cada día, según los libros litúrgicos aprobados y en los modos determinados por la Conferencia Episcopal.
  11. Es el ministro encargado de los sacramentales, es decir de aquellos signos sagrados por medio de los cuales y por intercesión de la Iglesia los fieles obtienen efectos espirituales que los santifican.


Autor

Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM, con una trayectoria de más de 30 años como periodista en medios como Reforma, El Centro y Notimex, así como funcionario de comunicación social en dependencias de gobierno y legislativas. Actualmente trabaja como periodista especializado en temas de religión.