Esta artículo sobre la historia de la Virgen del Rosario fue actualizado el 24 de septiembre de 2024.
El 7 de octubre la Iglesia celebra a la Virgen del Rosario o Nuestra Señora del Rosario, una devoción muy extendida por todo el mundo. Conoce su historia, devociones, enseñanzas y oraciones para pedir su amorosa intercesión.
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La devoción a la Virgen del Rosario encuentra sus raíces en la Batalla de Lepanto, que tuvo lugar el 7 de octubre de 1571, en la que se jugó el futuro político y económico de Occidente, pues los musulmanes planeaban la invasión de la Europa cristiana, y con ello la imposición del Islam.
Previo a esa batalla, el Papa Pío V había pedido a los fieles que rezaran el Santo Rosario por la victoria cristiana, surgiendo así la llamada Liga Santa, que estaba compuesta por flotas de Venecia, España, y de otras más pequeñas como la de Parma y de Saboya, que se habían unido a las de Génova, para frenar el avance turco otomano en el Mediterráneo.
La batalla decisiva fue aquel 7 de octubre, donde se encontraron ambas flotas cerca de la isla griega de Lepanto; de ahí el nombre de este acontecimiento.
Cuando la poderosa flota cristiana entró al Mar Jónico, las naves turcas esperaban con vientos a favor, formando una media luna desde la costa de Grecia, en el norte, hasta la costa del Peloponeso, en el sur. Sus fuerzas eran superiores.
Y mientras se llevaba a cabo esta acción de guerra, en Roma se hacían procesiones y se rezaban Rosarios por la victoria europea.
La batalla fue violenta como nunca antes había ocurrido, y de ello dieron testimonio personas como el escritor Miguel de Cervantes Saavedra, y otros como Álvaro de Bazán, o Cabrera de Córdoba, éste último escribió:
“El aspecto era terrible por los gritos de los turcos, por los tiros, fuego, humo; por los lamentos de los que morían. El mar envuelto en sangre, sepulcro de muchísimos cuerpos que movían las ondas, alteradas y espumeantes de los encuentros de las galeras y horribles golpes de artillería, de las picas, armas enastadas, espadas, fuegos, espesa nube de saeta…”
Pero pese a tener todo en contra, los cristianos ganaron. Esta victoria se interpretó como un logro de la Virgen María y del Rosario, y fue el propio Papa Pío V quien dijo que la Santísima Virgen había otorgado la victoria con su intercesión, pues el rezo del Rosario había sido constante entre los fieles y las tropas.
Por ello, un año después de la Batalla de Lepanto, Pío V (1566-1572) añadió a la letanía mariana el título “Auxilio de los cristianos” y dispuso que el 7 de octubre se agregara al calendario litúrgico, el Día de Nuestra Señora de la Victoria. Después, el Papa Gregorio III cambió su nombre por el de Nuestra Señora del Rosario.
La flota cristiana estaba en desventaja, todos coinciden, y se cree que la intercesión Virgen de Guadalupe fue parte importante en la victoria, ¿por qué? Porque su imagen se encontraba en el navío del almirante Andrea Doria, uno de los comandantes de la batalla, quien imploró la ayuda de la Morenita del Tepeyac.
Se cuenta que el almirante, al ver que era casi imposible vencer a los musulmanes, acudió a rezarle, y cuando volvió a cubierta, una inesperada tormenta se desató y dispersó la formación de la flota turca con lo que los cristianos quedaron en mejores circunstancias para obtener la victoria.
Aquel día, 15 mil cristianos fueron liberados de las galeras turcas donde estaban encadenados a sus remos. La victoria puso fin al avance Otomano.
Pero, ¿cómo llegó la imagen de la Guadalupana a esta batalla? Fue el segundo Arzobispo de México, Alonso Montufar, quien mandó pintar una copia de la imagen de la tilma de Juan Diego y la envió a Felipe II, quien a su vez, la obsequió a su medio hermano Juan de Austria. Éste se la entregó al almirante Andrea Doria de la Liga Santa.
La flota genovesa atribuyó la victoria a la Virgen de Guadalupe, y ese estandarte estuvo en posesión de la familia Doria, en la fortaleza de Malespina, en Genova, hasta 1811, cuando el Cardenal Giuseppe Doria lo donó, por testamento, a la Iglesia de san Esteban de Aveto, donde aún acuden peregrinaciones.
El Papa Pío VII concedió a la Diócesis de Bobio, donde se encuentra este templo, que en el domingo siguiente a la fiesta de San Roque pudieran celebrar a la Morenita con Misa y rito propios.
Tras el triunfo en la Batalla de Lepanto, varias ciudades europeas pusieron en sus escudos la imagen de la Virgen María sobre la media luna y, en Venecia, por ejemplo, el Senado dispuso que en el Palacio del Dux, debajo del cuadro de la Batalla de Lepanto, se inscribiera esta frase: “Ni el poder ni las armas, ni los almirantes, sino María del Rosario”.
Después, el Papa Pío V añadió al Ave María la segunda parte de esta oración:
“Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amen”.
La imagen de Nuestra Señora del Rosario o Virgen del Rosario está llena de elementos con un profundo significado. A continuación se describen los elementos:
La Virgen María a veces aparece sentada en un trono, aunque es más común encontrarla de pie, con el Niño Jesús en brazos o junto a ella. Su rostro expresa serenidad y autoridad. Significa que, pese a cualquier adversidad, ella estará siempre a nuestro lado, como una fiel intercesora ante su Hijo Jesucristo.
La Virgen María sostiene un rosario en una de sus manos; a veces el Niño Jesús también sostiene el Rosario. Esto significa que, en el rezo del Santo Rosario, los fieles tienen un arma poderosa para vencer a cualquier adversario, por más difícil que parezca la batalla.
El Niño Jesús suele estar en los brazos de la Virgen o sentado en su regazo, a menudo también con una esfera en la mano (símbolo de su dominio sobre el mundo) o en actitud de bendecir. Significa que el poder de intercesión que tiene la Virgen María le viene de Él, y que como Hijo, no deja de escuchar las súplicas de su amada Madre a favor de quienes le aman.
La Virgen suele llevar una corona, a veces decorada con 12 estrellas, en representación de los 12 apóstoles. Simboliza su realeza celestial, como Reina del Cielo y de la Tierra, una figura central en el misterio de la salvación cristiana.
En algunas ocasiones, la Virgen María y el Niño Jesús aparecen acompañados de Santo Domingo de Guzmán, quien es representado a los pies de la Virgen, recibiendo el Rosario. Ese detalle refuerza la tradición de que la Virgen entregó el rosario a Santo Domingo, promoviendo su uso como arma espiritual.
En algunas representaciones hay flores, especialmente rosas, alrededor de la Virgen, así como estrellas en su manto o alrededor de su cabeza. Las rosas simbolizan el amor y la pureza, mientras que las estrellas subrayan su papel como Reina del Cielo.
La Virgen suele aparecer vestida con un manto azul o dorado, simbolizando su pureza y dignidad. El manto también simboliza su protección y el refugio que ofrece a los fieles que buscan su intercesión.
¡Santísima Virgen del Rosario!,
Madre llena de gracia,
hoy nos encomendamos a ti,
a tu amor y protección,
en medio de las luchas de la vida,
cuando las fuerzas del mal
y los adversarios se levantan,
te pedimos que nos cubras con tu manto bendito.
Intercede ante tu Hijo amado, Jesucristo,
para que nos otorgue la fuerza y la sabiduría,
y así podamos caminar firmes en la fe.
Que bajo tu guía, podamos vencer la oscuridad,
y alcanzar la victoria que sólo Él nos puede dar.
Madre de Misericordia, Virgen del Rosario
guíanos siempre por senderos de paz,
y que, a través del rezo del Santo Rosario,
seamos animados y fortalecidos
en la fe, la esperanza y la caridad.
Amén.
La historia de la Batalla de Lepanto, donde el cristianismo obtuvo la victoria al encomendarse a la Virgen María, nos deja tres principales enseñanzas:
El Día de la Virgen del Rosario se celebra el 7 de octubre de cada año. Esta festividad fue instituida por el Papa San Pío V en conmemoración de la victoria en la Batalla de Lepanto en 1571, atribuyendo el triunfo a la intercesión de la Virgen María a través del rezo del rosario. Desde entonces, esta fecha honra a Nuestra Señora del Rosario como una poderosa protectora y guía espiritual para los fieles.
Con información del padre Sergio Román (q.e.p.d).
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