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Si buscas nombres para tu mascota, puedes inspirarte en algunas ciudades bíblicas, pues están llenas de historia y anécdotas que nos acercan a Dios.
Estos son algunos ejemplos.
En la Biblia, Betania es una ciudad que se menciona varias veces. Era un suburbio de Jerusalén, que se encontraba justo en el borde del desierto de Judea, donde vivían los amigos de Jesús: Marta, María y Lázaro.
En la casa de Betania, Jesús experimentó el espíritu familiar y la amistad de Marta, María y Lázaro, y por eso el Evangelio de Juan afirma que los amaba. Marta le ofreció generosamente hospitalidad, María escuchó atentamente sus palabras y Lázaro salió rápidamente del sepulcro por mandato de Aquél que ha humillado a la muerte.
En la península de Sinaí, al noreste de Egipto, se encuentra el Monte Sinaí, o “Monte de Dios”. De acuerdo con el Antiguo Testamento, ahí fue donde Dios le entregó las Tablas de los Diez Mandamientos a Moisés.
Nazaret es, de acuerdo con la Biblia, la ciudad donde vivieron Jesús, María y José. Ahí se encuentra la Basílica de la Anunciación, donde el Arcángel Gabriel anunció a María que sería la Madre de Dios (Lc 1, 26-38). En Nazaret también se encuentra el lugar en el que, según la tradición, San José recibió a María como su esposa. Después de la huida a Egipto, la Sagrada Familia se asentó en una casa de Nazaret, donde Jesús creció y vivió, hasta que dejó el pueblo para iniciar su vida pública.
Babel es el nombre hebreo por el que se conoce a la ciudad de Babilonia. La palabra se deriva del babilónico bab-ilu, que significa “puerta de Dios”. Esta ciudad se menciona en el Génesis, donde se asegura fue fundada por Nimrod, un poderoso tirano -bisnieto de Noé- que se oponía a Dios.
Corinto es la ciudad donde predicó San Pablo. Fue una de las primeras ciudades donde se empezó a sentar el cristianismo como lo conocemos hoy.
La ciudad de Belén es la cuna del Rey David. Gracias a los Evangelios sabemos que allí nació Jesús.
El Evangelio de Mateo nos dice que Jesús nació en Belén de Judea, cuando gobernaba el rey Herodes. También nos dice que después de su nacimiento, llegaron a Jerusalén unos sabios del oriente, y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Pues vimos su estrella cuando salió y venimos a adorarle”.
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