Cuando una pareja católica se divorcia, puede acudir al Tribunal Eclesiástico a solicitar iniciar un proceso de nulidad matrimonial. En ciertos casos, el Matrimonio puede ser declarado nulo, y la pareja queda en libertad de casarse por la Iglesia.
Los mitos que hay en torno a este proceso han provocado que muchas parejas no aprovechen este recurso y si se vuelven a casar lo hagan sólo por el civil, quedando en situación irregular, sin poder confesarse ni comulgar, con lo cual se privan de la valiosísima gracia sacramental.
Es por ello que vale la pena despejar los diez mitos más comunes en torno al proceso de declaración de nulidad matrimonial:
El divorcio por la Iglesia no existe; nunca separa lo que Dios ha unido.
Leer: ¿Por qué no existe el “divorcio por la Iglesia”?
Examina si esa unión era válida, pues el Matrimonio es una especie de contrato y los contrayentes deben tener la capacidad y libertad de cumplirlo, si no la tienen, el contrato es inválido, no hay Matrimonio, se declara nulo.
Es bastante sencillo. Acudes al tribunal por un cuestionario; lo respondes en casa, lo entregas; llevas dos testigos a entrevistas personales y privadas con el sacerdote a cargo del caso. Se da un primer veredicto que pasa a revisión y luego el definitivo. Dura meses.
En realidad, el costo del trámite de nulidad matrimonial es diferenciado de acuerdo a las posibilidades de la pareja que lo solicita. Cada caso debe ser determinado por el Tribunal.
No se tienen que ver, y tampoco se necesita la autorización del ex cónyuge para realizar este trámite, si vive en otra ciudad o ha sido imposible contactarle.
Realizar este proceso no es ‘ir a hablar mal’ de nadie, sino exponer los hechos para determinar si hubo causales que lo invalidan.
Los sacerdotes encargados han escuchado de todo, no se espantan de nada, y tratan el asunto con la mayor delicadeza y discreción.
Lo que se dice ahí es como bajo secreto de Confesión, no se divulga absolutamente nada. Incluso a los testigos se les pide prestar juramento de no revelar lo dicho en la entrevista.
El reconocimiento de los hijos ante la ley civil no se altera si el Matrimonio religioso es declarado nulo. Y la Iglesia los considera concebidos dentro de lo que de buena fe se creía un Matrimonio válido.
Saber que tu Matrimonio es válido puede animarte a luchar por recuperar tu Matrimonio, pero no te obliga, y te permite saber que si te vuelves a casar sólo sería por el civil.
Sí lo tiene. Te permite cerrar ese asunto, dejar atrás esa experiencia dolorosa, sanar el corazón y quedar libre para que si deseas volverte a casar, no tengas que esperar para recibir el Sacramento del Matrimonio, la gracia de Dios para amar a tu cónyuge con el amor con que Dios los ama a ustedes; poder acudir al Sacramento de la Reconciliación y recibir la Eucaristía. ¡Claro que vale la pena!
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