Lecturas de la Misa y Evangelio del Domingo 24 de agosto 2025

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COLUMNA

Comentario al Evangelio

Lecturas de la Misa y Evangelio del Domingo 24 de agosto 2025

Jesús interpretó que quien le preguntaba: “¿Es verdad que son pocos los que se salvan?” una forma de aplicar esta “ley del menor esfuerzo”.

22 agosto, 2025
Lecturas de la Misa y Evangelio del Domingo 24 de agosto 2025
Jesús les dijo: Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán.

Lecturas y Evangelio del 24 de agosto de 2025

  • Primera Lectura: Del libro del profeta Isaías: 66, 18-21
  • Salmo: Salmo 116
  • Segunda Lectura: De la carta a los hebreos: 12, 5-7. 11-13
  • Evangelio del día: Del santo Evangelio según san Lucas: 13, 22-30
  • Comentario al Evangelio

Primera lectura

Del libro del profeta Isaías: 66, 18-21

Esto dice el Señor: “Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua. Vendrán y verán mi gloria. Pondré en medio de ellos un signo, y enviaré como mensajeros a algunos de los supervivientes hasta los países más lejanos y las islas más remotas, que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria, y ellos darán a conocer mi nombre a las naciones.

Así como los hijos de Israel traen ofrendas al templo del Señor en vasijas limpias, así también mis mensajeros traerán, de todos los países, como ofrenda al Señor, a los hermanos de ustedes a caballo, en carro, en literas, en mulos y camellos, hasta mi monte santo de Jerusalén. De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas”.

Palabra de Dios.

Salmo

/R/ Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

Que alaben al Señor todas las naciones, 
que lo aclamen todos los pueblos. /R/ 

Porque grande es su amor hacia nosotros 
y su fidelidad dura por siempre. /R/

Segunda lectura

De la carta a los hebreos: 12, 5-7. 11-13

Hermanos: Ya se han olvidado ustedes de la exhortación que Dios les dirigió, como a hijos, diciendo: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te reprenda. Porque el Señor corrige a los que ama y da azotes a sus hijos predilectos. Soporten, pues, la corrección, porque Dios los trata como a hijos; ¿y qué padre hay que no corrija a sus hijos?

Es cierto que de momento ninguna corrección nos causa alegría, sino más bien tristeza. Pero después produce, en los que la recibieron, frutos de paz y de santidad.

Por eso, robustezcan sus manos cansadas y sus rodillas vacilantes; caminen por un camino plano, para que el cojo ya no se tropiece, sino más bien se alivie.

Palabra de Dios.

Evangelio

Del santo Evangelio según san Lucas: 13, 22-30

En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”.

Jesús le respondió: “Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Pero él les responderá: ‘No sé quiénes son ustedes’.

Entonces le dirán con insistencia: ‘Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas’. Pero él replicará: ‘Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los que hacen el mal’. Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera.

Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios. Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos”.

Palabra del Señor.

Comentario al Evangelio

Existe en nuestra lengua una expresión que nos ayudará a comprender el mensaje del evangelio del día
de hoy: “la ley del menor esfuerzo”. Esta expresión no designa un código legal, ni un a serie de obligaciones para las personas, sino la forma ordinaria de buscar el mejor resultado con el máximo ahorro de sufrimiento o trabajo, por lo tanto ganar mucho o ganarlo todo sin sufrir, sin esforzarme.

Jesús interpretó que quien le preguntaba: “¿Es verdad que son pocos los que se salvan?” una forma de aplicar esta “ley del menor esfuerzo”… ¿En qué sentido? Los sentidos pueden ser varios, el primero de ellos sería considerar que es imposible cumplir todas las normas y actuar bien en todo, por tanto la salvación sería un coto reservado para verdaderos héroes. La segunda posible forma de considerar que la salvación depende de situaciones fortuitas, palabras mágicas, posesión de escapularios, o reliquias de santos que atraerían la misericordia de Dios.

Una última forma de “ley del menor esfuerzo” sería lo que el mismo Señor expresa como argumento de los excluidos: “Señor, nosotros comimos contigo, y tú predicaste en nuestras plazas”. Jesús remedia esta mentalidad con el llamado al esfuerzo cotidiano por pasar por la puerta angosta, por la actitud profunda de hacer el bien y la práctica de las buenas obras.