Primer discurso del Papa León XIV, Robert Prevost (texto completo)
El primer discurso de Robert Francis Prevost, quien ha sido nombrado como el nuevo Papa León XIV, resonaron desde el balcón de la Basílica de San Pedro en Roma
“La paz sea con todos ustedes, hermanos y hermanas.” Estas fueron las primeras palabras que el recién elegido Papa León XIV, Robert Francis Prevost, dirigió a su comunidad en todo el mundo desde el balcón papal en la Plaza de San Pedro.
Profundamente conmovido por la calidez de la gente, este fue su primer mensaje a los fieles:
Palabras del Santo Padre
¡La paz sea con todos ustedes!
Queridos hermanos y hermanas, este es el primer saludo del Cristo Resucitado, el buen pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. También me gustaría que este saludo de paz entrara en sus corazones, llegara a sus familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz sea con ustedes!
Esta es la paz del Cristo Resucitado, una paz desarmada y una paz que desarma, humilde y perseverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente. Todavía conservamos en nuestros oídos esa voz débil, pero siempre valiente del Papa Francisco que bendecía a Roma.
El Papa que bendecía a Roma daba su bendición al mundo, al mundo entero, aquella mañana del día de Pascua. Permítanme dar continuidad a esa misma bendición: Dios nos quiere bien, Dios los ama a todos, y el mal no prevalecerá. Todos estamos en las manos de Dios. Por eso, sin miedo, unidos de la mano con Dios y entre nosotros, seguimos adelante. Somos discípulos de Cristo. Cristo nos precede. El mundo necesita su luz. La humanidad necesita de Él como el puente para ser alcanzada por Dios y su amor. Ayúdennos también ustedes, unos a otros, a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz. ¡Gracias al Papa Francisco!
Quiero agradecer también a todos los hermanos cardenales que me eligieron para ser Sucesor de Pedro y caminar junto a ustedes, como Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, trabajando siempre como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros.
Soy un hijo de San Agustín, agustino, que dijo: “con ustedes soy cristiano y por ustedes obispo”. En ese sentido, todos podemos caminar juntos hacia esa patria que Dios nos ha preparado.
¡Un saludo especial a la Iglesia de Roma! Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes, que dialoga, siempre abierta a acoger, como esta plaza con los brazos abiertos a todos, a todos los que necesitan de nuestra caridad, de nuestra presencia, del diálogo y del amor.
Y si me permiten también, una palabra, un saludo a todos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo una Iglesia fiel a Jesucristo.
A todos ustedes, hermanos y hermanas de Roma, de Italia, de todo el mundo, queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca siempre estar cerca, especialmente de quienes sufren.
Hoy es el día de la Súplicas a la Virgen de Pompeya. Nuestra Madre María quiere siempre caminar con nosotros, estar cerca, ayudarnos con su intercesión y su amor.
Entonces, me gustaría orar junto a ustedes. Oremos juntos por esta nueva misión, por toda la Iglesia, por la paz en el mundo y pidamos esta gracia especial a María, nuestra Madre.
¡Ave María…!
En italiano
Parole del Santo Padre
La pace sia con tutti voi!
Fratelli e sorelle carissimi, questo è il primo saluto del Cristo Risorto, il buon pastore che ha dato la vita per il gregge di Dio. Anch’io vorrei che questo saluto di pace entrasse nel vostro cuore, raggiungesse le vostre famiglie, a tutte le persone, ovunque siano, a tutti i popoli, a tutta la terra. La pace sia con voi!
Questa è la pace del Cristo Risorto, una pace disarmata e una pace disarmante, umile e perseverante. Proviene da Dio, Dio che ci ama tutti incondizionatamente. Ancora conserviamo nei nostri orecchi quella voce debole ma sempre coraggiosa di Papa Francesco che benediva Roma!
Il Papa che benediva Roma dava la sua benedizione al mondo, al mondo intero, quella mattina del giorno di Pasqua. Consentitemi di dar seguito a quella stessa benedizione: Dio ci vuole bene, Dio vi ama tutti, e il male non prevarrà! Siamo tutti nelle mani di Dio. Pertanto, senza paura, uniti mano nella mano con Dio e tra di noi andiamo avanti. Siamo discepoli di Cristo. Cristo ci precede. Il mondo ha bisogno della sua luce. L’umanità necessita di Lui come il ponte per essere raggiunta da Dio e dal suo amore. Aiutateci anche voi, poi gli uni gli altri a costruire ponti, con il dialogo, con l’incontro, unendoci tutti per essere un solo popolo sempre in pace. Grazie a Papa Francesco!
Voglio ringraziare anche tutti i confratelli cardinali che hanno scelto me per essere Successore di Pietro e camminare insieme a voi, come Chiesa unita cercando sempre la pace, la giustizia, cercando sempre di lavorare come uomini e donne fedeli a Gesù Cristo, senza paura, per proclamare il Vangelo, per essere missionari.
Sono un figlio di Sant’Agostino, agostiniano, che ha detto: “con voi sono cristiano e per voi vescovo”. In questo senso possiamo tutti camminare insieme verso quella patria che Dio ci ha preparato.
Alla Chiesa di Roma un saluto speciale! [applausi] Dobbiamo cercare insieme come essere una Chiesa missionaria, una Chiesa che costruisce i ponti, il dialogo, sempre aperta a ricevere come questa piazza con le braccia aperte. Tutti, tutti coloro che hanno bisogno della nostra carità, la nostra presenza, il dialogo e l’amore.
Y si me permiten también, una palabra, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo.
E se mi permettete una parola, un saluto a tutti e in modo particolare alla mia cara diocesi di Chiclayo, in Perù, dove un popolo fedele ha accompagnato il suo vescovo, ha condiviso la sua fede e ha dato tanto, tanto per continuare ad essere Chiesa fedele di Gesù Cristo.
A tutti voi, fratelli e sorelle di Roma, di Italia, di tutto il mondo vogliamo essere una Chiesa sinodale, una Chiesa che cammina, una Chiesa che cerca sempre la pace, che cerca sempre la carità, che cerca sempre di essere vicino specialmente a coloro che soffrono.
Oggi è il giorno della Supplica alla Madonna di Pompei. Nostra Madre Maria vuole sempre camminare con noi, stare vicino, aiutarci con la sua intercessione e il suo amore.
Allora vorrei pregare insieme a voi. Preghiamo insieme per questa nuova missione, per tutta la Chiesa, per la pace nel mondo e chiediamo questa grazia speciale a Maria, nostra Madre.
Ave Maria…
¿Quién es Robert Prevost, el nuevo Papa?
El cardenal estadounidense Robert Prevost es el nuevo Papa, tomando el nombre de León XIV. Nacido en Chicago en 1955, Robert Francis Prevost es miembro de la Orden de San Agustín, comunidad religiosa en la que llegó a desempeñarse como superior general. Antes de su elección papal, ocupaba el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidía la Pontificia Comisión para América Latina.
Ingresó a la orden agustina en 1977 y fue ordenado sacerdote en 1982. Posteriormente, obtuvo un doctorado en derecho canónico en Roma. Su labor pastoral se desarrolló principalmente en Perú, donde trabajó en misiones y en la formación de futuros agustinos.
En 2015, fue nombrado obispo de Chiclayo, y en 2018 asumió la vicepresidencia de la Conferencia Episcopal Peruana. Además, en 2020, el Papa Francisco lo designó administrador apostólico de Callao.
En enero de 2023, fue elevado al cardenalato y nombrado al frente del Dicasterio para los Obispos, así como presidente de la Comisión Pontificia para América Latina.
¿Qué edad tiene el Papá León XIV?
Nacido el 14 de septiembre y con 69 años de edad, Robert Francis Prevost se convirtió en el Papa en el sucesor número 267 de San Pedro y en el líder de la Iglesia Católica en todo el mundo.