Ante la reducción sostenida en el número de nacimientos en muchos países occidentales –entre ellos Italia-, el Papa Francisco reivindicó el valor de traer una nueva vida al mundo pues, aseguró, sin natalidad no hay futuro.
En su discurso durante la inauguración de los Estados Generales de la Natalidad –un foro promovido por Foro de Asociaciones Familiares junto con el primer ministro italiano Mario Draghi-m el Papa Francisco alertó que Italia vive un “invierno demográfico” provocado por las bajas cifras de natalidad.
“Es –dijo el Papa- como si cada año desapareciera una ciudad de más de doscientos mil habitantes”.
El Santo Padre explicó que, en las sociedades más ricas y consumistas, suele haber más indiferencia y menos solidaridad, más cerrazón y menos generosidad. Ahí es necesario redescubrir el valor de dar y elegir la vida.
“Hay una frase del Evangelio que puede ayudar a cualquiera, incluso a los que no creen, a orientar sus decisiones. Jesús dice: «Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón» (Mt 6,21). ¿Dónde está nuestro tesoro, el tesoro de nuestra sociedad? ¿En los hijos o en las finanzas? ¿Qué nos atrae, la familia o la facturación? Hay que tener el valor de elegir lo que más nos importa, porque allí es donde se atará el corazón”.
“La valentía de elegir la vida es creativa, porque no acumula ni multiplica lo que ya existe, sino que se abre a la novedad, a las sorpresas: toda vida humana es una verdadera novedad, que no conoce un antes y un después en la historia. Todos hemos recibido este don irrepetible, y los talentos que tenemos sirven para transmitir, de generación en generación, el primer don de Dios, el don de la vida”.
El Papa alertó que la sociedad debería avergonzarse por no ofrecer a las mujeres todas las herramientas para vivir su maternidad sin preocuparse por el futuro incierto.
“Para que el futuro sea bueno, debemos ocuparnos de las familias, sobre todo de las jóvenes, acosadas por preocupaciones que corren el riesgo de paralizar sus proyectos de vida. Pienso en el desconcierto que provoca la incertidumbre del trabajo, pienso en los miedos que provocan los costes cada vez menos asequibles de la crianza de los hijos: son miedos que pueden engullir el futuro, son arenas movedizas que pueden hundir una sociedad”.
“Pienso, con tristeza, en las mujeres a las que en el trabajo se les disuade de tener hijos o que tienen que ocultar su vientre. ¿Cómo es posible que una mujer tenga que avergonzarse del regalo más hermoso que puede ofrecer la vida? No la mujer, sino la sociedad debería avergonzarse, porque una sociedad que no acoge la vida deja de vivir. ¡Los hijos son la esperanza que hace renacer a un pueblo!”.
Por ello, el Papa aseguró que son indispensables políticas familiares de largo alcance con visión de futuro, para otorgar a los jóvenes garantías de un empleo suficientemente estable, seguridad para sus hogares e incentivos para no abandonar el país.
“Es una tarea que también concierne de cerca al mundo de la economía: ¡qué maravilloso sería ver aumentar el número de empresarios y empresas que, además de producir utilidades, promueven la vida, que se cuidan de no explotar nunca a las personas con condiciones y horarios insostenibles, que llegan a distribuir parte de las ganancias a los trabajadores, con el fin de contribuir a un desarrollo impagable, el de las familias!”
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