Las mejores frases del Papa sobre los pecados capitales
El Papa Francisco habló sobre los pecados que son impulsados por el diablo e irrumpen en la vida de las personas. Aquí te decimos cuáles son.
El Papa Francisco habló en nueve catequesis que ofreció en sus Audiencias Generales, entre el 27 de diciembre de 2023 y el 5 de marzo de 2024, de nueve pecados o vicios que impulsados por el diablo irrumpen en la vida de las personas y de los cuales difícilmente se puede desprender y solo se conseguirá a costa de un duro trabajo.
Así, al introducirnos en el tema de los vicios y las virtudes, el Papa Francisco invitó a los fieles a estar atentos porque el diablo es un seductor y por ello nunca se debe dialogar con él, porque “él es más astuto que todos nosotros y nos la hará pagar”, porque es capaz de disfrazar el mal bajo una invisible máscara de bien.
“Cuando llegue la tentación, ¡nunca dialogues! Cerrar la puerta, cerrar la ventana, cerrar el corazón. Y así, nos defendemos contra esta seducción, porque el diablo es astuto, es inteligente. ¡Intentó tentar a Jesús con citas bíblicas! Se presentó como gran teólogo. Con el diablo no debemos conversar. ¿Habéis entendido bien? Estén atentos”, advirtió el Papa.
Conoce las mejores frases del Papa Francisco sobre los pecados capitales
A partir de la recomendación que el Papa Francisco nos dio para no entablar ninguna conversación con el diablo y, por ende, con ningún tipo de tentación, y con el objetivo de que los ubiques a continuación te presentamos las mejores frases de Su Santidad sobre los nueve pecados capitales que ha identificado y que aprovechan “el más mínimo resquicio” para intentar penetrar en nosotros.
La Gula, el pecado que se injerta en nuestra necesidad de comer
El Papa Francisco inició con su ciclo de catequesis sobre los vicios o pecados y habló sobre el de la gula a la que los antiguos Padres llamaban con el nombre de “gastrimargia”, término que puede traducirse como “locura del vientre”.
“Existe este proverbio: hay que comer para vivir, no vivir para comer. La gula es un vicio que se injerta en una de nuestras necesidades vitales, como comer. Tengamos cuidado con esto… Pidamos al Señor que nos ayude en el camino de la sobriedad y que las diversas formas de gula no se apoderen de nuestras vidas”, dijo.
La Lujuria, el pecado que se esconde tras la puerta del amor
Posteriormente, el Papa Francisco se refirió al “demonio” de la lujuria, un pecado que siempre está agazapado a la puerta del corazón y del amor y al que catalogó como una especie de “voracidad” hacia otra persona, es decir, el vínculo envenenado que los seres humanos mantienen entre sí, especialmente en el ámbito de la sexualidad.
“Entre todos los placeres del hombre, la sexualidad tiene una voz poderosa…, pero si no se disciplina con paciencia, si no se inscribe en una relación y una historia en la que dos personas la transforman en una danza amorosa, se convierte en una cadena que priva al hombre de libertad. El placer sexual, que es un don de Dios, se ve socavado por la pornografía: satisfacción sin relación que puede generar formas de adicción”, señaló.
La Avaricia, el pecado que provoca un apetito compulsivo por el dinero
A continuación el Papa Francisco indicó que el pecado de la avaricia es el vicio que provoca un apetito compulsivo por el dinero y un gran apego a los bienes, pero que además hace reír a los demás, porque al final tenemos que entregar nuestro cuerpo y nuestra alma al Señor y debemos dejar todo.
“La avaricia corrompe la voluntad del hombre inclinándolo a poner su corazón en los bienes materiales. La presencia de este vicio en cada uno de nosotros no depende de la cantidad de riquezas o del valor de los objetos que deseamos, depende más bien de cómo nos disponemos interiormente para relacionarnos con ellos”, indicó.
La Ira, el pecado que destruye las relaciones humanas
Después, el Papa Francisco advirtió sobre el poder destructivo que tiene el pecado de la ira en las relaciones humanas, porque es un vicio desenfrenado que es capaz de quitarnos el sueño y de hacernos maquinar continuamente en nuestra mente, sin encontrar una barrera para los razonamientos y pensamientos.
“En su manifestación más aguda, la ira es un vicio que no da tregua. Si nace de una injusticia padecida (o considerada como tal), a menudo no se desata contra el culpable, sino contra el primer desafortunado con el que uno se encuentra”, recalcó.
La Tristeza mala, el pecado que corroe el corazón
Luego el Vicario de Cristo señaló a la tristeza, en especial a la mala, como un vicio bastante feo, pues se presenta como un abatimiento del ánimo, una aflicción constante que impide al ser humano experimentar alegría por su propia existencia, por lo que se le debe de combatir resueltamente y con todas las fuerzas, “porque procede del maligno”.
“Tenemos aquella tristeza que, si nos descuidamos, puede convertirse en una enfermedad del alma; como un gusano que corroe y destruye el corazón. Nos hará bien pues combatir esta segunda tristeza —esta enfermedad— con la fe en la resurrección de Cristo, que nos colma de esperanza, de gozo y de paz”, instó.
La Acedia, el pecado más peligroso que incita el desear la muerte
También el Papa se refirió a la acedia, a la que consideró como el pecado capital más peligroso porque provoca las tentaciones más peligrosas en las personas e incluso puede incitar el “desear la muerte”, pero pasa inadvertido porque su nombre es poco comprensible y normalmente se confunde con la pereza.
“Quien cae víctima de este vicio es como si estuviera aplastado por un deseo de muerte: todo le disgusta; la relación con Dios se le vuelve aburrida; y también los actos más santos, los que le habían calentado el corazón, ahora, le parecen completamente inútiles. La persona empieza a lamentar el paso del tiempo y la juventud que queda irremediablemente atrás”, explicó.
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La Vanagloria, el pecado que eleva el egoísmo de las personas
Asimismo, el Santo Padre abordó el pecado de la vanagloria, que lo padecen aquellos que tienen un “ego inflado”, es decir que se trata de una persona que aspira a ser el centro del mundo, libre de explotar todo y a todos, y considera que debe ser el objeto de toda alabanza y amor.
“ El vanaglorioso posee un ‘yo’ dominante: carece de empatía y no se da cuenta de que hay otras personas en el mundo además de él. Sus relaciones son siempre instrumentales, marcadas por la prepotencia hacia el otro. Su persona, sus logros, sus éxitos, deben ser mostrados a todo el mundo: es un perpetuo mendigo de atención. Y si a veces no se reconocen sus cualidades, se enfada ferozmente”, aseveró.
La Envidia, el pecado que atenta contra Dios
El Papa Francisco habló sobre la envidia y aseguró que entre los pecados capitales, este atenta directamente contra Dios, pues quien lo padece no entiende sus designios y quiere imponer los suyos porque no acepta el éxito que logren los demás.
“En la raíz de este vicio está una falsa idea de Dios: no se acepta que Dios tenga sus propias ‘matemáticas’, distintas de las nuestras… Quisiéramos imponer a Dios nuestra lógica egoísta, pero la lógica de Dios es el amor. Los bienes que Él nos da están destinados a ser compartidos”, afirmó.
La Soberbia, la reina de todos lo pecados
Finalmente, el Papa Francisco cerró sus catequesis sobre los vicios o pecados al referirse a la soberbia, a la que catalogó como la reina de todos los pecados, porque quien incurre en él, cree ser mucho más que lo que es en realidad e incluso llega a tener la absurda pretensión de ser como Dios.
“De todos los vicios, la soberbia es la gran reina. No es casualidad que, en la Divina Comedia, Dante lo sitúe en el primer círculo del purgatorio: quien cede a este vicio está lejos de Dios, y la enmienda de este mal requiere tiempo y esfuerzo, más que cualquier otra batalla a la que esté llamado el cristiano”, aseveró.