Peregrinos rompen récord: 12.3 millones llegan a la Basílica para celebrar a la "Morenita del Tepeyac"

Leer más

¿Los sacerdotes que se suicidan se van al infierno?

Dios, en su infinita misericordia, espera hasta el último momento el arrepentimiento de quien atentó contra sí mismo, para perdonarle.

POR  Jorge Reyes
22 agosto, 2023
¿Los sacerdotes que se suicidan se van al infierno?
Ni los sacerdotes ni las personas que cometen suicidio pueden ser juzgados (Foto: Especial)

Recientemente se dio a conocer un estudio realizado por el padre Licio de Araujo Vale, de la Diócesis de Sao Miguel Paulista, especializado en Suicidio y Automutilación en la Universidad Paranaense y en Prevención del Suicidio por la Universidad Santa Catalina, en el que informó que entre 2016 y 2023 unos 40 sacerdotes se suicidaron en Brasil.

“En el caso de los sacerdotes, varios estudios apuntan que los principales factores de riesgo son el estrés, la soledad y la sobrecarga de exigencias”. Se enfrentan al desafío de actuar en un sociedad “cada vez más individualista, secularizada y basada en el espectáculo, con grandes exigencias deducidas de los cambios sociales y la pluralidad de valores”, indicó De Araujo al hablar de su libro “Y fueron abandonados”.

El hecho de que una persona, incluidos los sacerdotes, tome la decisión de suicidarse, representa un gran dolor para la Iglesia, ya que es una muestra de que el hombre se ha ido perdiendo por las circunstancias y el mundo que le rodea, lo que lo lleva a aislarse personalmente y a que pierda el sentido de lo que es la vida, aseguró el padre Salvador Barba.

El ex responsable de la Pastoral Litúrgica de la Arquidiócesis Primada de México, indicó que no podemos saber exactamente qué es lo que ocurre con el alma de un sacerdote o cualquier otro ser humano que decida terminar con su vida, porque Dios, en su infinita misericordia, espera hasta el último momento el arrepentimiento de quien atentó contra sí mismo, para perdonarle.

Sin embargo, continuó el ahora Director de Bienes Culturales de la Arquidiócesis de México, este último aspecto no podrá aplicar en aquellos casos en los que el mismo suicida, con su acto, busque realmente una condenación o que en el último instante de su vida mantenga su negatividad a reconocer a Dios. “Esto difícilmente ocurriría con un sacerdote, que ha dedicado su vida al servicio de la Iglesia de Jesucristo”, dice.

“En el mismo instante en que uno se suicida, diría que hay segundos, microsegundos, en los que podría darse el arrepentimiento de corazón. Dios, que es el dueño del tiempo, espera ese último instante, pues él ve más allá de las circunstancias externas que los seres humanos solemos juzgar”, aseguró el padre Barba a Desde la fe.

Las posibles razones del suicidio

Al referirse al tema de los sacerdotes que llegan a cometer suicidio, indicó que en algunos momentos por la soledad en la que viven, pese a contar con la presencia de la comunidad que les acompaña, también es importante que entre los miembros del clero, se asuman acciones para “apoyarnos, acercarnos y que nadie se sienta solo”.

Agregó: “algunos sacerdotes se sienten solos, alejados del Obispo, alejados de la Iglesia; se sienten incomprendidos, la comunidad no los ve y no los valora, no los apapacha. También se encierran, no se dejan apapachar, por eso el juicio es de Dios”.

“Cuando cualquier persona -añadió-, incluyendo un sacerdote, comete suicidio, pese a que el mandamiento del Señor es cuidar la vida, protegerla, es porque no logra protegerse de sí mismo, de sus ‘demonios’, sus infiernos, sus dudas, su vacío, su incomprensión de la vida”.

No se puede juzgar a sacerdotes o personas que cometan suicidio

El padre Barba subrayó que, como humanos y cristianos, no podemos condenar a una persona que ha incurrido en un acto de suicidio porque “no somos Dios, no somos tan misericordiosos como Dios, y mucho menos decir que se va al infierno”.

De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, el infierno es el “estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados”, al cual se llega cuando una persona muere “en pecado mortal, sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios. Significa permanecer separados de Dios para siempre por nuestra propia y libre elección”.

El sacerdote de la Arquidiócesis de México reconoció que en los últimos años ha habido un cambio de actitud en cuanto al trato que desde la Iglesia se le debe dar a una persona que ha cometido suicidio, pues antiguamente incluso se prohibía que fueran sepultados en los campos santos, por lo que sus restos eran llevados a tierra llana.

“Antes, a cualquier persona que se suicidaba, no les celebrábamos la Misa. Ahora se les celebra, hoy se les acoge, se le recibe a él, a su cuerpo, se ora por su eterno descanso, porque haya aprovechado en ese instante la conversión a Dios, que es todo misericordia, y se acompaña en el duelo a los familiares, marcados por la fe y la esperanza, que el Señor nos dé el consuelo”, indicó.

Los sacerdotes enfrentan y viven sus propias crisis

El director de Bienes Culturales de la Arquidiócesis Primada indicó que, como humanos, los sacerdotes no son ajenos a vivir diferentes crisis y problemáticas, pues a final de cuentas “somos hombres consagrados a Dios desde nuestra humanidad de ser hombres, figuras, criaturas de barro”.

Por ello, continuó, tienen que afrontar todas esas situaciones y esas luchas, aunque también tienen la gracia del Sacramento para dar y para servir, porque tienen ese ser interior que les permite experimentar y buscar en todo momento alcanzar la salvación como pastores.

“Pero Él nos lleva a todos para estar atentos, para que todos valoremos la vida y no busquemos, como se dice, la salida fácil, que en el fondo no es tan fácil. Por ello, pidió “orar por todos, para que aquellas situaciones difíciles se logren superar, que se sumen todos los medios de la ciencia y la fe para que todo el mundo recobre el sentido de la vida, del servicio y la entrega”.



Autor

Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM, con una trayectoria de casi 30 años como periodista, en Reforma, El Centro y Notimex, y funcionario de comunicación social en dependencias de gobierno y legislativas. Actualmente trabaja como periodista especializado en temas de religión.