Prohiben a sacerdote dar los santos óleos a víctima de una explosión
María Auxiliadora murió mientras la Guardia Nacional le negaba el acceso al sacerdote, pese a que la familia solicitó los auxilios espirituales.
El sacerdote de la Diócesis de Torreón, Rafael López, denunció que los guardias de seguridad de una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social le impidieron el paso para visitar a una enferma grave, a fin de darle los santos óleos, pese a que la familia de la persona pidió su presencia.
En entrevista con Desde la fe, el presbítero explicó que los familiares de la mujer -de nombre María Auxiliadora, víctima de una explosión- llamaron a la Parroquia de Fátima para solicitar auxilio espiritual para su paciente que se encontraba en terapia intensiva.
¿Quién era María Auxiliadora?
María Auxiliadora era una joven madre de 23 años que sufrió quemaduras graves, junto con su hijo de apenas dos años, al explotar su vivienda a causa de una acumulación de gas butano.
El pequeño fue trasladado a una clínica en Galveston, Texas, para ser atendido, pues había sufrido lesiones en el 60 por ciento de su cuerpo. Lamentablemente murió una semana después del accidente.
Sin embargo, la joven madre estuvo luchando por su vida en el área de quemados de la Unidad de Especialidades Médicas 71 del Instituto Mexicano del Seguro Social en Torreón. Debido a que se encontraba muy grave, la familia decidió llamar al sacerdote.
“Falta de sensibilidad”
El sacerdote Rafael López, quien es responsable de Comunicación de la Diócesis de Torreón, llegó al Hospital de Alta Especialidad número 71 vestido con camisa clerical y estola, y con una Biblia en mano. Pero los guardias de seguridad -al parecer de la Guardia Nacional– le impidieron el acceso a la clínica especializada.
El Guardia Nacional me empezó a decir que yo no conocía la Biblia, y yo le dije que no iba a discutir con él eso, sino a dar asistencia espiritual a una enferma grave”.
Pese a todas las explicaciones, los elementos de seguridad no le permitieron el acceso, algo que ya había sucedido en otras ocasiones con otros sacerdotes en esa misma clínica.
“En las últimas semanas algunos sacerdotes me habían comentado que les habían impedido visitar a un enfermo o que tenían que tramitar un permiso para visitar a un enfermo; y si durante esa visita otra persona pedía que atendiera a su enfermito en ese momento, tenían que pedir un nuevo permiso”.
Demasiado tarde
Ante la frustración por no poder ingresar para dar los santo óleos a la persona que estaba a punto de fallecer, el sacerdote decidió llamar a los medios de comunicación.
Gracias a esa presión, y después de 40 minutos de espera, finalmente le permitieron el ingreso, aunque ya era demasiado tarde, pues María Auxiliadora había fallecido y su cuerpo ya había sido trasladado a otra área.
“Ya no le pude dar la bendición después de que había fallecido; me quedo con un sentimiento de impotencia y frustración por la falta de sensibilidad de los guardias”.
Un problema cada vez más común
De acuerdo con testimonios de sacerdotes de la Diócesis de Torreón compartidos a Desde la fe, este caso no fue un hecho aislado.
No dejan entrar o se batalla mucho para poder auxiliar a los enfermos en las clínicas 16 y 71 (…) Tristemente es un martirio ir, yo he estado hasta 40 minutos afuera del hospital esperando que un familiar baje a urgencias por mí o que trabajo social lo autorice”, dijo un sacerdote
Exactamente me ha pasado lo mismo. Es muy triste y lamentable ésta situación. No se me hace justo”; “A mí también, un domingo por la noche, no me dejaron entrar y era un enfermo de gravedad”, son los testimonios de otros presbíteros.