Los padres jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos fueron asesinados en Cerocahui, Chihuahua. Foto: JesuitsGlobal
Luego de que las autoridades del estado de Chihuahua informaran del hallazgo del cuerpo sin vida de José Noriel Portillo, alias “El Chueco”, presunto asesino de los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, y de los laicos Pedro Palma y Paul Berrelleza, la Compañía de Jesús en México aseguró que aunque aún falta por corroborar plenamente esta información. Expresaron que “su aparición sin vida de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia”.
“Este desenlace, de confirmarse, no es el que esperábamos ni es por el que trabajamos”, dijeron los Jesuitas de México en un comunicado.
El 21 de junio del 2022, los padres jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar fueron asesinados dentro de la iglesia de San Francisco Javier de la comunidad de Cerocahui, un pueblo localizado en la Sierra Tarahumara en el estado de Chihuahua.
El homicidio ocurrió al interior de la iglesia ubicada en el municipio de Urique. Los padres jesuitas atendían a un hombre que entró al templo herido y que era perseguido por personas armadas. Con ellos estaba un guía de turistas de nombre Pedro Palma. Un presunto narcotraficante de la región, apodado “el Chueco”, ingresó a la iglesia, los asesinó y se llevó los cuerpos.
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Desde la perspectiva de la fe, los Jesuitas en México lamentaron el fallecimiento de “El Chueco” y de todas y de cada una de las vidas sesgadas por la violencia que impera en el país.
Este miércoles se dio a conocer en diversos medios de comunicación el hallazgo del cuerpo de “El Chueco”, en los límites de Sinaloa y Chihuahua.
“En espera de la confirmación de la identidad, desde ahora señalamos que, si se verifica que se trata de la persona implicada en el homicidio de los padres jesuitas, su aparición sin vida de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia ni como una solución al problema estructural de violencia en la sierra Tarahumara”.
“Por el contrario, la ausencia de un proceso legal conforme a derecho con relación a los homicidios implicaría un fracaso del Estado mexicano frente a sus deberes básicos y confirmaría que en la región las autoridades no detentan el control territorial”.
Por último, los Jesuitas aseguraron que seguirán trabajando en la Sierra Tarahumara y en todas las regiones donde tienen presencia “para que haya paz, justicia, derechos humanos y reconstrucción del tejido social”.
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