“Me han tocado en suerte meses de infortunio y se me han asignado noches de dolor. Al acostarme, pienso: ¿Cuándo será de día? La noche se alarga y me canso de dar vueltas hasta que amanece. Mis días corren más aprisa que una lanzadera y se consumen sin esperanza. Recuerda, Señor, que mi vida es un soplo. Mis ojos no volverán a ver la dicha”.
El fuerte contraste, que presentan hoy los textos entre la primera y segunda lectura, entre la situación emotiva y dolorosa de Job, y en cambio la alegría contundente y convincente de Pablo, es un testimonio muy elocuente, de cómo puede cambiar nuestra vida para bien, a pesar de lo dramático o trágica que sea la situación vivida en el presente.
Job sufrió la desesperanza ante la tragedia de perderlo todo: hijos, posesiones, e incluso su propia salud, en un breve tiempo. El texto refleja la ansiedad y el vacío de sentido para seguir viviendo. Sin embargo su reflexión interior y el diálogo con sus amigos, le ayudó a descubrir que su situación no era castigo divino, y que al contrario, desconociendo los designios de Dios, llegó a la convicción que Dios no lo había abandonado, y recuperó su salud, reconstruyó su vida, y obtuvo la gracia de nuevos hijos, que le volvieron a dar la felicidad de vivir hasta el final de sus días.
Por su parte Pablo afirma: “Aunque no estoy sujeto a nadie, me he convertido en esclavo de todos, para ganarlos a todos. Con los débiles me hice débil, para ganar a los débiles. Me he hecho todo a todos, a fin de ganarlos a todos. Todo lo hago por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes”.
No es que a San Pablo la vida le haya sonreído por los constantes éxitos de su misión, pues también como Job padeció persecución, rechazo, burlas y falsas acusaciones, golpizas que lo dejaron aparentemente muerto, juicio ante tribunal y cárcel por cumplir su misión apostólica, y finalmente dos años de arresto domiciliario en Roma, esperando la sentencia del máximo tribunal del Imperio, que finalmente lo condenó a la decapitación y muerte.
Por su parte, la escena del Evangelio manifiesta a Jesús como un verdadero y desinteresado servidor de los enfermos: “Al atardecer,… le llevaron a todos los enfermos y poseídos del demonio, y todo el pueblo se apiñaba junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios”.
Destaco, que la suegra de Pedro al ser curada se levanta y se pone a servirles. Este dato muestra la importancia de orientar el sentido de la vida y de la salud, como un don que recibimos de Dios para servir a los demás, desde lo que son nuestras responsabilidades. Sin duda la suegra llevaba en su hogar la conducción propia de una ama de casa, y desde lo que sabía hacer, inmediatamente sanada, lo asume con alegría porque es una decisión propia sin que nadie se lo hubiera pedido o exigido, lo hace correspondiendo al ejemplo de Jesús que la atendió en cuanto supo su situación.
¡Qué importante es nuestro testimonio de servicio, es el mejor medio para evangelizar!
En cuanto a la liberación de los poseídos, Jesús prefiere actuar y no recibir comentarios sobre su acción. El silencio que pide Jesús apaga el protagonismo, que sin duda siempre daña a un servidor que recibe los halagos de los servidos, y puede tentar y dañar, al tiempo, la necesaria humildad, de quien se presenta como enviado, en el caso de Jesús, mensajero de Dios Padre. Su interés es dar a conocer el amor y la misericordia, de quien lo envía.
Otro aspecto de notar, es como Jesús, después de haber cumplido la misión de su Padre, se retira en el silencio y la soledad para dar cuenta de su acción, para orar y agradecer la asistencia del Espíritu Santo, y para seguir avanzando en el anuncio y la proclamación del Reino de Dios. Es un hermoso testimonio de cómo orar y dirigirnos a Dios Padre.
Finalmente, Jesús ante la tentación del éxito que causa el bien, percibiendo la imagen de la popularidad y aceptación de la gente, decide ir a otras poblaciones y ampliar el radio de acción en el cumplimiento de su misión. Pero además con esta decisión manifiesta la necesidad de propiciar que la gente aprenda a no retener, a quien te garantiza bienestar y protección, sino aprender a generarla por sí mismos, como una comunidad que se ha encontrado con Dios: “Simón y sus compañeros lo fueron a buscar, y al encontrarlo, le dijeron: Todos te andan buscando. Él les dijo: Vamos a los pueblos cercanos para predicar también allá el Evangelio, pues para eso he venido”.
¿Qué debemos aprender de estos textos de la Palabra de Dios, que hoy hemos escuchado? ¿Cuáles son las lecciones que nos dejan?
Nuestra Madre, María de Guadalupe es un ejemplo vivo y ya extendido, entre todos los que la invocamos, y hemos recibido su auxilio para ser buenos discípulos de su Hijo Jesús. Agradezcamos de corazón su presencia entre nosotros y pidamos nos auxilie para seguir su ejemplo y transmitir nuestra experiencia, sirviendo a nuestros prójimos, especialmente a los más necesitados.
¿Ya conoces nuestra revista semanal? Al adquirir un ejemplar o suscribirte nos ayudas a continuar nuestra labor evangelizadora en este periodo de crisis. Visita revista.desdelafe.mx o envía un WhatsApp al +52 55-7347-0775
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.