Apesar de lo avanzado de su enfermedad, Jorge Treviño Gutiérrez decidió peregrinar desde Monterrey hasta Jesús María, en el estado de San Luis Potosí, lugar en el que Concepción Cabrera vivió largas temporadas en su niñez y juventud, y donde actualmente existe un santuario a la Cruz del Apostolado y un museo con objetos personales de ella. Era el 15 de mayo de 2008, y Treviño viajaba con su familia.
En Jesús María se hospedaron en la casa de los Misioneros del Espíritu Santo que se dedican a la investigación de la Espiritualidad de la Cruz, “Durante la cena contó a los presentes la intención de su viaje: pedir, por intercesión de Conchita”, dice el padre Carlos Francisco Vera, en el relato que elaboró sobre el milagro.
Jorge sufría problemas musculares severos, entre ellos contracturas y calambres intensos acompañados de desgarres. Además, en 2004 se le diagnosticó esclerosis múltiple “y se le prescribió un tratamiento; al no haber mejoría alguna se desechó el diagnóstico”, cuenta el padre Vera.
El sacerdote es Misionero del Espíritu Santo, superior entonces de aquella comunidad en Jesús María, y testigo del estado de gravedad con que Jorge llegó a la casa de retiro, le pidió creer que mejoraría. A sus rezos se sumaron integrantes de las Obras de la Cruz. Días después, Jorge tenía una complicada cirugía, que finalmente no se llevó a cabo.
Jorge Treviño nació en 1960 y contrajo matrimonio con Cecilia Plancarte en 1984, con quien tuvo dos hijos. Su enfermedad se empezó a manifestar a los 26 años, y para 1993, ya eran insoportables las contracturas musculares, calambres intensos y esguinces en ligamentos de las piernas. Fue hospitalizado de emergencia varias veces y, por lo general, permanecía en silla de ruedas o en cama.
En febrero de 2008, una amistad le obsequió una estampa de Concepción Cabrera y una Cruz del Apostolado, y le contó de la ex hacienda de Jesús María como un lugar de paz y oración. Desde ese momento Jorge, comenzó a pedirle a Concepción que intercediera ante Dios por su salud, de acuerdo con la narración del milagro hecha por el padre Vera.
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Treviño regresó a Monterrey el sábado 17 de mayo, y fue internado. El 22 de mayo, en el hospital, se quedó dormido sosteniendo la estampa de Concepción.
Testigos presenciales, entre ellos su esposa Cecilia, afirman que comenzó a abrir la mano izquierda y a mover los pies de manera serena –cosas que antes le eran imposibles–, mientras, dormido, murmuraba el Padrenuestro. Poco después su doctor dio certeza de que ya no requería la cirugía.
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