¿Eres católico por tradición? El Viernes Santo puede hacer la diferencia
El Cardenal Aguiar llamó a los "católicos por tradición" a aprovechar el Viernes Santo para iniciar un camino espiritual que los lleve a experimentar el amor de Dios.
La Liturgia de la Pasión del Señor que realiza la Iglesia Católica por la tarde del Viernes Santo, tuvo cambios de última hora en la Arquidiócesis de México debido a la manifestación de colectivos feministas en el zócalo capitalino, que imposibilitó el acceso y la celebración en la Catedral Metropolitana de México, la cual sería presidida por el Cardenal Carlos Aguiar Retes.
El acto litúrgico, que estaba contemplado a las 17:00 horas en la iglesia catedral, tuvo que llevarse a cabo en la Parroquia de Santa María de los Apóstoles, al sur de la capital del país, con un número reducido de sacerdotes, diáconos y fieles laicos.
En su homilía, el Primado de México consideró que el Viernes Santo es una gran oportunidad para que los católicos se pregunten si lo son por tradición, o si ya se reconocen como verdaderos discípulos de Jesús. Y para unos y para otros, dirigió unas palabras.
“Hoy es un día oportuno para preguntarme si me considero simplemente un católico por tradición o por herencia de mis padres, o si ya me identifico y reconozco como un discípulo de Jesús, integrante de la comunidad eclesial, donde alimento mi fe y mi esperanza”, dijo.
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A los que están en el primer caso, pidió no olvidar que están bautizados, y por tanto, han sido elegidos como hijos adoptivos de Dios; también les recordó que Jesús, como fiel hermano, desea que lo conozcan y respondan a su llamado para intimar con Él, y descubrir que ofrece la ayuda del Espíritu Santo para la vida plena.
Como una tarea específica, los exhortó a participar este Sábado Santo en la Solemne Vigilia Pascual, donde podrán renovar sus promesas bautismales, e iniciar un camino espiritual, que los llevará a experimentar el amor que Dios Padre.
En cuanto a los católicos que ya han iniciado un proceso de formación en la fe y de escucha a la Palabra, los llamó a renovar su gratitud a Dios, contemplando en este Viernes Santo a Jesús crucificado en su Pasión y Muerte, pero manifestando con firmeza y fortaleza el inmenso amor misericordioso de Dios Trinidad, que está siempre atento y dispuesto para acompañar en los distintos momentos de la vida.
Y a unos y a otros, los invitó a responder este día santo las siguientes dos preguntas: ¿Me apego a mis ideas preconcebidas, sin apertura a nuevas consideraciones? ¿Leo y escucho la Palabra de Dios para confirmar mis ideas, o lo hago abriendo mi corazón y mi mente para descubrir el proyecto, que Dios quiere darme a conocer?
La respuestas a estas preguntas –explicó– ayudará a convertir la oración de cada uno en una relación con Dios para poner en sus manos la libertad, y pedir la luz para entender la respuesta que deben dar a lo largo de la vida.
Por las víctimas de la pandemia
Durante el oficio litúrgico, la Oración Universal tuvo en esta ocasión una importancia singular, no sólo porque al ser Viernes Santo se pidió por las grandes intenciones de la Iglesia y del mundo entero, por los llamados al Bautismo y por los que no han recibido todavía la palabra de salvación, sino también por las víctimas de la pandemia de Covid-19.
“Oremos por todos los que sufren las consecuencias de la pandemia actual: para que Dios Padre conceda la salud a los enfermos, fortaleza al personal sanitario, consuelo a las familias y la salvación a todas las víctimas que han muerto”.
También se elevaron oraciones por todas las personas que están pasando por alguna tribulación, para que Dios Padre “libre al mundo de todos los errores, aleje las enfermedades, destierre el hambre, abra las prisiones injustas, rompa las cadenas, conceda seguridad a los caminantes, el retorno a casa a los peregrinos, la salud a los enfermos y la salvación a los moribundos”.
La adoración de la Santa Cruz
El momento más significativo del acto litúrgico fue la “Adoración de la Santa Cruz”.
“La cruz, para los judíos fue escándalo, para los griegos necedad, para muchos hombres de hoy es la piedra de choque. Cristo colgado en ella parece un fracasado y la cruz un suplicio. Pero para nosotros los cristianos, es el anuncio del triunfo de Cristo. Al pasar a adorarla, nosotros adoramos a Cristo crucificado, cantamos su victoria y confesamos su divinidad”, explica a Desde la fe el P. Rogelio Alcántara, de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Arquidiócesis de México.
En la Parroquia de Santa María de los Apóstoles una cruz cubierta con un velo rojo fue colocada sobre el presbiterio, y una vez descubierta, el cardenal Aguiar Retes, sacerdotes, diáconos, seminaristas y el pueblo fiel procedieron a realizar frente a ella sólo una genuflexión como signo de adoración, omitiendo el beso, debido a las medidas sanitarias establecidas por la Santa Sede.
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A este acto siguió la Comunión, que se realizó también en un ambiente de sobriedad, con los fieles organizados en dos filas y con las medidas sanitarias pertinentes.
El momento de recogimiento y oración propio de la Comunión se vio interrumpido por algunos anuncios parroquiales y la bendición de despedida que hizo el Arzobispo de México con las manos extendidas hacia los fieles:
“Envía, Señor, sobre este pueblo tuyo, que ha conmemorado la muerte de tu Hijo, en espera de su resurrección, la abundancia de tu bendición; llegue a él tu perdón, reciba tu consuelo, se acreciente su fe santa y se consolide su eterna redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén”.
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