Desde el inicio de la pandemia de COVID-19 hasta hoy, la asociación Alimento Para Todos (APT), Institución de Asistencia Privada de Cáritas-Ciudad de México, ha entregado 22,809 despensas, que han beneficiado a 91,236 personas afectadas por la recesión de la actividad económica a causa de la emergencia sanitaria, misma que ha originado una gran pérdida de empleos y reducciones de salarios.
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Al respecto, Mariana Jiménez Cárdenas, encargada de Relaciones Institucionales de la I.A.P., señaló que anterior a la pandemia, Alimento Para Todos, uno de los bancos de alimentos más grandes del país, contaba con un padrón regular de beneficiarios de 65,000 personas en pobreza, al que en este tiempo de emergencia por COVID-19 se sumaron otras 35,000.
Por fortuna -señala Jiménez Cárdenas-, durante este tiempo los donativos por parte de varias empresas también aumentaron, lo cual le ha permitido a APT cumplir con su compromiso de hacer llegar alimentos a la población afectada. “Además, nos ha sorprendido la manera en que la sociedad se organizó en diversos colectivos para recaudar fondos que se han destinado a la ayuda”.
Mariana Jiménez considera que la pandemia sensibilizó al sector privado sobre la importancia de emprender acciones de responsabilidad social corporativa, a través de instituciones como Alimento Para Todos, en las cuales tienen total confianza, en el sentido de que hacemos llegar sus donativos a quienes realmente los necesitan, lo cual además hace el proceso de entrega aún más eficiente.
“Ahora, frente a esta vuelta a la ‘normalidad’ -señala-, hemos notado que los donativos se han estabilizado, e incluso en algunos casos han disminuido, pues los diferentes sectores muy probablemente están concentrados en sus actividades. Sin embargo, APT continúa brindando el apoyo a quien lo requiere, pues contamos con proyectos estratégicos de sostenibilidad que nos permiten financiar los proyectos de ayuda en emergencia”.
Explica que actualmente Alimento Para Todos opera con unos 80 colaboradores, bajo estrictas medidas de higiene para evitar contagios. “Lo que se detuvo, por obvias razones, fue el programa de voluntariado. El reto que actualmente tenemos, es hacerle frente a la gran demanda de solicitudes de ayuda, ante un entorno económico incierto para nuestros aliados o donantes”.
Esta pandemia -dice finalmente Mariana Jiménez Cárdenas- nos ha dejado algo claro: la crisis nos ha azotado a todos, pero principalmente a los más pobres. “APT trabaja arduamente para hacer llegar la ayuda de manera eficiente a las comunidades más golpeadas”.
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