Mons. Carlos Samaniego convivió con estudiantes de primaria. / Foto Alfredo Márquez.
Luego de señalarles que en el mundo, en México, e incluso en nuestras familias, existe la violencia, monseñor Carlos Enrique Samaniego López les dio cuatro consejos a los niños y niñas para erradicar en ellos los pensamientos violentos.
“Hay mucha violencia en el mundo, hay guerra; hay mucha violencia en nuestro país y, a veces también, hay violencia en nuestros corazones y en nuestras familias”, señaló el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México a los alumnos y alumnas del Colegio Nueva Infancia, de la ciudad de México.
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Acto seguido, y en medio de la algarabía de las y los pequeños, monseñor Samaniego López les dio cuatro recomendaciones para erradicar de sus pensamientos la violencia: 1. cultivar pensamientos de paz; 2. tratar bien a los demás; 3. no tener malos sentimientos; y 4. ofrecer gestos de paz.
“Lleven la mano a la frente. Vamos a pedirle a Dios que nos ayude a cultivar pensamientos de paz. Que no veamos en la televisión series, videos y videojuegos de cosas violentas, de golpes y de sangre. No alimentemos nuestra mente de violencia, sino de cosas buenas, de pensamientos buenos”.
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“Nos llevamos la mano a la boca. Que no salgan gritos, que no salga violencia de nuestra boca, ni berrinches. Que no molestemos a los demás haciéndolos sentir mal con apodos. Trata a los demás como quieras que te traten a ti”.
“Pon tu mano en el corazón. Que no haya malos sentimientos contra los demás. Que no haya deseos de venganza, de revancha, de violencia, que no estés sintiendo malos deseos ahí, en tu corazón”.
“Ofrece siempre gestos de paz a los demás. Gestos de paz que hacen reír a los demás, gestos de paz con buen humor”.
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Durante la convivencia que tuvo con las y los estudiantes, monseñor Samaniego López los invitó a formar parte de la obra de Dios, y para ello la equiparó a una puesta en escena de una obra de teatro.
“Están invitados todos a una obra de teatro, es la obra de Dios. El escenario es el cielo y la tierra, donde vamos a actuar; el director es el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios que nos habla en el corazón, en la consciencia; el guión que nos tenemos que aprender para esta obra es el Evangelio, es un libro que se llama la Biblia y ahí dice cómo debemos vivir; nosotros somos los actores y nuestro modelo es Jesús, nuestro amigo Jesús”, concluyó el Obispo Auxiliar.
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