Este 15 de enero se realizó la peregrinación anual de la Arquidiócesis Primada de México a la Basílica de Guadalupe, con la que cada año se abre el ciclo de peregrinaciones de todas las diócesis del país.
Debido a la nueva ola de covid-19, esta peregrinación se realizó con modificaciones y con un grupo reducido de participantes, en representación de cada una de las siete zonas territoriales en que está dividido este territorio eclesiástico.
En esta ocasión no se realizó el tradicional recorrido de la Glorieta de Peralvillo y sobre Calzada de Guadalupe hasta llegar al recinto mariano.
En lugar de ello, el punto de encuentro fue la entrada de La Villa donde los peregrinos, encabezados por el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, fueron recibidos por el rector de la Basílica de Guadalupe, monseñor Salvador Martínez.
A la entrada de La Villa los esperaba también el Cristo del Atentado, el cual se llevó en procesión por el Atrio de las Américas.
Fue el pasado 14 de noviembre cuando se cumplieron 100 años del atentado dinamitero en la antigua Basílica de Guadalupe. Aquel día, se colocó una bomba frente a la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe. Este crucifijo recibió el principal daño de la ola expansiva, adquiriendo su forma curveada actual; la imagen de la Virgen de Guadalupe no sufrió daño.
Este año, el Papa Francisco otorgó la indulgencia plenaria por el centenario de lo ocurrido.
Los peregrinos ingresaron a la Basílica de Guadalupe donde se realizó el Santo Rosario, y posteriormente la Santa Misa, presidida por el cardenal Carlos Aguiar Retes, y concelebrada por los obispos auxiliares, vicarios episcopales de la Arquidiócesis de México, así como por miembros del Cabildo Guadalupano.
Durante su homilía, el Arzobispo Primado de México recordó las razones por las cuales la diócesis peregrina cada año a la Basílica de Guadalupe.
“Que todos los fieles colaboremos en tomar conciencia de nuestra vocación de discípulos de Jesucristo y de apóstoles evangelizadores en el mundo de hoy”, expresó.
“Hoy hemos peregrinado, recordando nuestra condición humana: temporal y de tránsito hacia la vida eterna, para participar de la vida divina. Es conveniente y oportuno reafirmar juntos la decisión de colaborar para que los valores del Evangelio prevalezcan en nuestra ciudad”.
“Hoy estamos aquí con nuestra querida Madre, María de Guadalupe, abramos nuestro corazón y digámosle que estamos dispuestos a edificar el Reino de Dios, con nuestra conducta, para atraer a tantos hermanos extraviados, que van por el mundo sin saber su verdadero destino”.
El Arzobispo Primado recordó a los fieles que como Iglesia hay dos objetivos por los que trabajar:
1) Fortalecer nuestra convicción de discípulos de Jesucristo, y ofrecer nuestra disponibilidad de colaborar de alguna forma.
2) Establecer instancias de servicio y coordinación para la operatividad de una vivencia de la fraternidad, de la solidaridad, y de la caridad.
“Nuestro ser de discípulos implica escuchar y asumir las enseñanzas de Jesús Maestro; es decir, alimentar la fe y compartirla mediante la lectura de la Palabra de Dios, llamada Lectio Divina, en pequeñas comunidades” explicó.
En cuanto a la segunda, “toda comunidad parroquial debe ofrecer a su feligresía no solo el indispensable servicio del Culto Divino, sino también las estructuras de conducción mediante los Consejos Parroquiales de Pastoral, y de Asuntos Económicos. Y las estructuras de servicios para responder a las variadas necesidades de los fieles sea en la formación de su fe (Pequeñas comunidades) sea en la ayuda a los miembros más necesitados de la sociedad”.
“Esto es lo que estamos promoviendo los Obispos, Vicarios Episcopales, Decanos, Párrocos y Sacerdotes Vicarios en la Visita Pastoral a las parroquias”.
Al término de la Santa Misa, el Arzobispo Primado impartió la bendición a los presentes, y con ella otorgó la indulgencia plenaria a quienes se encuentran en gracia para recibirla.
Asimismo, los presentes encomendaron la Visita Pastoral en manos de la Virgen de Guadalupe. Esta actividad arquidiocesana se reiniciará a partir de marzo, y en ella el Arzobispo y los Obispos Auxiliares visitarán cada una de las parroquias del territorio.
Tras la Guerra Cristera, la Arquidiócesis de México peregrina el sábado siguiente al día 12 de enero a los pies de la Virgen de Guadalupe, esto con la finalidad de darle gracias por el caminar de esta Iglesia particular y poner en sus manos los proyectos pastorales del año que inicia.
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