Ejecutan a Kennet Smith fue en Estados Unidos, con un método que incluso los veterinarios se niegan a utilizar con los animales.
Desde hace 35 años, Kennet Smith purgaba una condena por asesinato en una cárcel de Alabama, en Estados Unidos.
Finalmente, este jueves 25 de enero se convirtió en la primera persona en ser ejecutada con un cuestionado método: la asfixia por nitrógeno, una acción que actualmente es prohibida por los mismos veterinarios como mecanismo para “dormir” mascotas.
Famoso por ser un caso excepcional, el hombre ya pasó por otro hecho curioso hace menos de dos años. Y es que, en noviembre de 2022 sobrevivió a la muerte por inyección letal tras vencerse el plazo para ejecutarlo.
En esa ocasión, los encargados no consiguieron tomarle una vena, en un intento que voceros de derechos humanos aseguran que le causó horas de agonía.
Lo ocurrido en el estado de Alabama es inédito en muchos aspectos:
Es la primera vez en la historia que se apela a la “hipoxia de nitrógeno” para quitarle la vida legalmente a una persona (El mecanismo en cuestión consiste en provocar la asfixia a partir de la inhalación forzada de nitrógeno absoluto).
La ejecución se consigue tras fijar herméticamente al rostro del condenado una máscara que le obliga a respirar el gas inerte. De esta forma, se detiene la presencia y circulación de oxígeno en el organismo.
Aunque se supone que el controvertido método no ocasiona dolor en la persona, la reacción de sectores de la comunidad internacional sugiere lo contrario.
El estado de Alabama sostiene que tal ejecución ocasiona la rápida inconsciencia de la persona, pero no se conocen públicamente las pruebas científicas de tal afirmación.
En contraste, la Asociación Internacional de Veterinarios considera, de hecho, que el método es excesivamente cruel para los animales.
Previo a la ejecución, algunas asociaciones sin fines de lucro recolectaron firmas en un intento desesperado por detener la muerte de Smith. Aunque el esfuerzo fue en vano, ha tenido eco y una notable repercusión, volviéndose además muy mediático.
También figuran voces que han cuestionado públicamente el mecanismo de ejecución. Entre ellas, destaca la del Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos al considerar que se crea un grave precedente sobre: “Tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes”.
El hecho ocurrió luego de que la defensa de Smith no lograra obtener la sentencia definitiva de apelación, pues previamente un tribunal federal rechazó el pedido de una medida cautelar que podría hacerle ganar tiempo para que salvara su vida.
Kenneth Eugene Smith estaba recluido en el centro penitenciario de Holman. Fue condenado en el año 1989 por el asesinato a sueldo (USD $ 1.000) de Elizabeth Sennett, quien murió a puñaladas y golpes. Durante su juicio, reconoció que estuvo presente durante el hecho, pero aseguró no haber participado.
No obstante, pasó a la historia como uno de los sobrevivientes a la inyección letal, aunque en realidad no llegó a recibirla; así como por morir tras ser ejecutado “dos veces” y tras convertirse en el primero en ser legalmente sometido a muerte por nitrógeno puro.
En Estados Unidos, una treintena de estados contempla la pena capital. De esas regiones, Alabama, Texas y Oklahoma ostentan las tasas más altas de ejecuciones, mientras que en Michigan como en el estado asociado, Puerto Rico, se encuentra formalmente prohibido.
Como dato curioso, Kennet Smith no fue el único sobreviviente a la inyección fatal en Alabama. Tan sólo en el último lustro, se registraron al menos tres fallos en la aplicación del método para ejecutar a un condenado.
A tono con el magisterio de la Iglesia Católica a favor de la vida, y con la posición mantenida y reiterada por sus predecesores: san Juan Pablo II y Benedicto XVI, el 1º de agosto de 2018, se hizo público un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el cual se ratifica la condena a la pena de muerte.
De acuerdo con el texto firmado por el entonces Prefecto, el cardenal Luis F. Ladaria, S.I., en esa ocasión, el Papa Francisco reiteró que “hoy día la pena de muerte es inadmisible, por cuanto grave haya sido el delito del condenado”.
“«”La pena de muerte, independientemente de las modalidades de ejecución, implica un trato cruel, inhumano y degradante. Debe también rechazarse en razón de la defectiva selectividad del sistema penal y frente a la posibilidad del error judicial”»”.
Es en este sentido en el que el Papa Francisco pidió una revisión de la formulación del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la pena de muerte, de modo que se afirme que “por muy grave que sea el crimen, la pena de muerte es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona”.
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