Desde hace dos años, la niña Ana Paula Estrada y su hermano Leonardo, ayudan como monaguillos en las Misas dominicales de la Catedral Metropolitana de México, y ambos comenzaron a prestar estos servicios voluntarios a la Iglesia desde los cinco años de edad. Los dos han ayudado en las celebraciones tanto del Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, como en las de su antecesor, el Cardenal Norberto Rivera Carrera, y en otras celebraciones importantes.
Su afición por ayudar a los sacerdotes en sus tareas comenzó en la ciudad de Tula, Hidalgo, primero en la parroquia de San Marcos, donde el Padre Abdias Castillo los empezó a introducir en la liturgia, y luego en la Catedral de San José. En esta entidad vivieron con su familia por espacio de 10 años.
Al trasladarse a la Ciudad de México, acudieron a la Parroquia de Santa María de la Natividad, en Tepetlazingo, con el Padre Arturo Esquivel, y pronto se convirtieron en monaguillos en algunas Misas que celebra el Padre Mario Ángel Flores, Rector de la Universidad Pontificia de México.
Para ahondar en los conocimientos de la fe y en las actividades propias de los servidores del altar, acudieron a la Catedral Metropolitana y tomaron un curso con el Padre Ricardo Valenzuela, Sacristán Mayor de la Catedral, sobre el quehacer de los ceremonieros, y asistieron a pláticas de teología con el Padre Julián López Amozurritia, Canónigo Teólogo de la Catedral, de modo que ambos hermanos se incorporaron a las actividades litúrgicas de este templo.
El desempeño que los dos hermanos tienen en las misas es impecable; cada uno de ellos sabe lo que tiene que hacer, y lo hace con toda precisión. A la fecha, ellos tienen 10 y 15 años, respectivamente, y al platicar con su madre, Doña Georgina, dice que es prematuro hablar de una vocación religiosa, pues ambos son niños que estudian tanto el quinto de Primaria como la Secundaria; como todos los niños, juegan, se divierten, tienen amigos y hacen travesuras, pero es indudable que los dos hermanos tienen un gran amor por la Iglesia de Cristo, y en ello invierten con toda su responsabilidad y compromiso los tiempos libres.
Tanto Ana Paula como Leonardo tienen otra hermana, de 20 años, llamada Georgina, quien también se interesó desde pequeña en ayudar a los sacerdotes, y lo sigue haciendo en la parroquia de Santa María de la Natividad.
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